Читать книгу Un Meta-Modelo Cristiano católico de la persona - Volumen I - William Nordling J. - Страница 34
X. Racional
ОглавлениеLas personas son seres inteligentes y buscan activamente la verdad y la libertad. Al ser racionales, disponen de diferentes niveles y tipos de inteligencia y conocimiento. Expresan su racionalidad mediante el lenguaje, a menudo en forma de narrativas.
1. Inclinaciones racionales. Los humanos tienen inclinaciones racionales para buscar y conocer la verdad, así como para encontrar su realización (Jn 8:31-32).
2. Objetos de conocimiento. Los humanos son capaces del conocimiento de a) ellos mismos, los demás y Dios (Rom 1:19-20); b) el orden creado (Sal 8:6-7); c) la verdad, incluyendo la verdad divinamente revelada (Lc 8:10); d) la belleza de toda la creación y de Dios (Sal 8: 1-2), y e) el bien y el mal, y que el bien se haga y se persiga, y el mal se evite (Jn 14: 15).
3. Sentido y conocimiento intelectual. El conocimiento humano es sensorial (incluidos los instintos), perceptivo, cognitivo e intelectual, y este último puede ser intuitivo (por ejemplo, la perspicacia), discursivo (por ejemplo, el razonamiento) e infundido (a través de la gracia). El autoconocimiento y el conocimiento del mundo se apoyan en influencias «ascendentes» o «descendentes» y pueden provenir incluso de fuentes que originalmente no son conscientes. Ejemplos de influencias no conscientes ascendentes son las inclinaciones naturales a la familia, que incluyen los instintos (por ejemplo, el impulso sexual) y otros esquemas y defensas cognitivas no conscientes relativas a la vida familiar. Los ejemplos de influencias no conscientes descendentes son de dos tipos. Cuando se trata de influencias naturales descendentes, como puede ser la inclinación espiritual a conocer la verdad, que se hace consciente, por ejemplo, en las intuiciones intelectuales sobre el bien y el mal que fundamentan decisiones morales. La segunda influencia no consciente implica influencias basadas en la gracia descendente, como es el caso de las intuiciones (por ejemplo, relacionadas con la misericordia divina, que influye en que uno sea misericordioso) y otros aspectos de la gracia (por ejemplo, la inspiración que lleva a dar buenos consejos) (Lc 1:77-78).
4. Tipos de creencias. La creencia, en general, requiere la presencia de una autoridad de confianza. Implica consentimiento, elección o juicio, que surge en primer lugar del compromiso cognitivo (percepción sensorial o pensamiento) o afectivo (emoción o voluntad) a través de una fuente de confianza. Por un lado, las creencias cotidianas requieren algún motivo inteligible (por ejemplo, un amigo que diga: «Estoy sufriendo») y una reafirmación de la autoridad que se encuentra en uno mismo o en la otra persona (por ejemplo, tengo confianza en mi amigo). Por otra parte, la creencia religiosa o la fe son directamente un don de la gracia, que implica la aceptación de Dios y su autoridad (y los motivos inteligibles relacionados, como las premisas de que Jesús de Nazaret es Cristo y su cuerpo la Iglesia, y que la persona ha sido creada a imagen de Dios). La fe religiosa se comunica indirectamente a través de testigos (por ejemplo, la Sagrada Escritura y la tradición) (2 Cor 5:7).
5. Autoconocimiento y autocontrol. A través de un conocimiento realista de sí mismas y del mundo, las personas pueden elegir conscientemente influir en sus emociones de forma indirecta, y en su comportamiento de forma directa. El objetivo de desarrollar creencias y virtudes racionales permite ayudar a la persona a tomar decisiones libres que contribuyan a su realización (Ef 5:8-9).
6. Virtudes racionales y ley natural. Las inclinaciones racionales pueden desarrollarse aún más mediante el conocimiento, las creencias y disposiciones duraderas de la mente, llamadas virtudes intelectuales, a nivel teórico y práctico (sabiduría, comprensión y conocimiento o ciencia). En el aspecto moral, la razón práctica correcta, que concierne a uno mismo y a los demás, se manifiesta a través de la virtud cardinal de la prudencia y sus virtudes asociadas, que ayudan a discernir, aconsejar, adjudicar y realizar una acción moral. Las normas morales guían el juicio humano (conciencia) y la acción de acuerdo con el bien y lejos del mal. Estas normas están enraizadas en la ley natural y la ley divina (Jn 14:26; Rom 2:15).
7. Belleza. Los humanos son estéticos y buscan la belleza. Son atraídos a los niveles más profundos por la belleza, la cual se encuentra en las personas hermosas, en la naturaleza, en las acciones o las cosas, a los que se llega a través de los atributos de luminosidad, armonía e integridad. La belleza incorpora estas cualidades, que se expresan en la cultura, la creación y Dios. La experiencia de la belleza también provoca la sed de contemplar la fuente última de la belleza (Sal 27:4).