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La relación entre la boca y los intestinos

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¿Qué tiene que ver realmente la boca con los intestinos? Ha quedado claro que unos intestinos saludables son importantes para una buena salud. Esto se debe principalmente al funcionamiento del sistema inmunitario. Consiste en unas barreras físicas como son la piel, la mucosa oral, los intestinos, los pulmones y también fluidos corporales como el líquido lagrimal. Además de estas barreras físicas tenemos todo tipo de células que colaboran juntas. El sistema inmunitario nos protege de patógenos como bacterias, virus, hongos y parásitos. Es uno de los sistemas más sensibles del organismo y se «comunica» con todos los demás sistemas por medio de sustancias como hormonas, neurotransmisores y transmisores inmunitarios. Esta comunicación se produce en todo el cuerpo, ya que las células no permanecen todas juntas en un solo lugar.

La parte del sistema inmunitario responsable de la comunicación entre todos los tejidos también se conoce como sistema inmunitario común de las mucosas (CMIS, por sus siglas en inglés). Está localizado en la boca, el ­estómago y el tracto intestinal, y consiste en el sistema linfático, que contiene un líquido llamado líquido linfático. En la boca, se denomina «el anillo de Waldeyer». Se encuentra en la parte posterior, justo antes de la entrada del esófago, y consta, entre otros, de las amígdalas, la lengua y el cuello. Allí captura bacterias y otros agentes patógenos, activando el sistema inmunitario, por lo que estas sustancias no tienen ninguna posibilidad de penetrar más profundamente en el cuerpo. En los intestinos tenemos el mismo sistema, las placas de Peyer, justo detrás de la pared intestinal. En la linfa se producen las llamadas inmunoglobulinas, anticuerpos que reaccionan a una sustancia extraña como las endotoxinas. Lo especial del CMIS es que cuando se activa una parte, los anticuerpos son producidos también en otros puntos de este sistema. Pensemos en una reacción alérgica en la que los síntomas no se limitan solo al área en la que la sustancia ha entrado en contacto con el cuerpo. Es por eso por lo que los síntomas de la fiebre del heno, por ejemplo, son tan diversos y pueden variar desde el dolor en los ojos y la formación de mucosa hasta la erupción cutánea.

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