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PRÓLOGO

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Cuando leí por primera vez el libro de Yvonne Kort vi en él la oportunidad de hacer llegar información esencial sobre la salud bucal, y la salud en general, a lectores que no pertenecen al sector sanitario. Este libro explica la importancia que tiene la salud bucal en el conjunto del organismo, no como un elemento segregado, sino como la primera entrada del aparato digestivo, o como parte activa en el aparato respiratorio.

Muchos médicos y odontólogos consideramos que es un error tratar la odontología como carrera separada de la medicina ya que el cuerpo es uno solo y el tratamiento de una de las partes puede originar afectaciones en otra. De la misma manera alteraciones en la boca pueden ser síntoma de una enfermedad sistémica, y no debemos tratar el síntoma sino la enfermedad, tal como explica Kort en este libro, pues al tratar el síntoma se dificulta el diagnóstico de la patología causal.

Por ejemplo, una obturación (empaste) mal pulida puede generar migrañas, y el acúmulo de sarro aumenta el riesgo de infarto. Por otro lado, las aftas (llagas) recurrentes suelen ser indicio de problemas en el estómago o falta de vitamina B, y un dolor mandibular en mujeres puede ser síntoma de enfermedad cardíaca.

Por este motivo el libro La salud comienza en tu boca insiste en la importancia de mantener una boca sana para preservar el equilibrio holístico y la capacidad autocurativa del cuerpo.

En la primera parte, nos presenta, con un lenguaje divulgativo, cuatro de los factores que juegan un papel fundamental en la salud de la boca y su relación con el resto del organismo: la nutrición, el ejercicio, las condiciones psicosociales y las condiciones ambientales.

Explica, por ejemplo, por qué un estilo de vida saludable disminuye el riesgo de enfermedades orales y sus consecuencias sistémicas, y la relación de los alimentos con las enfermedades dentales y de encías, que no proviene exclusivamente del contacto directo del alimento con los elementos bucales, ya que también se producen alteraciones en la boca derivadas de los intestinos.

Considero especialmente relevante toda la información que aporta sobre las enfermedades de las encías ya que tienen muchas consecuencias tanto a nivel local como sistémico, y son pocos los pacientes que acuden a la consulta por inflamación o pérdida de encía cuando aún no presentan sangrado, dolor o sensibilidad. Explica, por ejemplo, que la inflamación de encías comporta la pérdida de hueso y con ello el soporte dental, que conlleva a largo plazo a la pérdida de dientes. Así, un tratamiento a tiempo reduce el riesgo de pérdida dental con todo lo que implica a nivel de masticación, fonética y estética, y el gasto económico de la reposición de dichas piezas.

El estrés es otro de los factores de los que habla Kort. Se le debe prestar especial atención ya que vivimos en una sociedad que lo propicia, y es uno de los principales agravantes de enfermedades tanto a nivel físico –con la alteración del cortisol– como a nivel emocional. El odontólogo Christian Beyer detalla la relación de cada diente con la parte emocional, una herramienta de tratamiento cada vez más en auge llamada biodescodificación dental. Citando al doctor Beyer: «Cada caries es un signo de sentimiento no escuchado». Asimismo el estrés es el principal generador de sentimientos reprimidos que pueden producir patologías tanto en la boca como en otros órganos; por este motivo el manejo del estrés es un factor tan importante en la preservación de la salud.

En la segunda parte del libro Kort propone diez sugerencias para implementar en casa la prevención de enfermedades orales y mantener una buena salud general. Algunas sugerencias tal vez sean ampliamente conocidas, como cepillarse los dientes después de cada comida o, como mínimo, dos veces al día (después de desayunar y antes de acostarse) y también el uso del hilo dental o cepillos interproximales. Pero pese a ser conocidas es importante recordarlas.

Respecto a esto, no debe pasar desapercibido que el enjuague bucal o colutorio (son sinónimos) no elimina la placa ni los restos de placa, a diferencia de lo que venden algunos anuncios.

Los colutorios son herramientas para mantener las encías en un estado saludable o para reforzar el esmalte de los dientes; su uso es equivalente a la aplicación de una crema o pomada: nadie espera que una hidratante corporal limpie aquello que no ha limpiado el agua y el jabón, y dudo que alguien se aplique pomada para las quemaduras a diario por si acaso algún día se quema. El uso diario de colutorios sin criterio médico es debido a una influencia puramente comercial, que busca disimular el mal aliento producido por la falta de higiene oral. En la sugerencia 2 se detallan algunos colutorios naturales y sus beneficios específicos, como enjuagarse con aceite de coco o con agua con sal después del cepillado. Antes de escoger un colutorio es importante conocer sus efectos y valorar cuál es el idóneo para cada caso particular. Este libro permite realizar un pequeño autodiagnóstico casero de algunas patologías para ayudar al lector a hacer una correcta elección.

Recomiendo leer el libro subrayando los conceptos y consejos adecuados a cada persona, ya que Kort ha escrito un manual de salud, prestando especial atención a las sugerencias sobre alimentación, pues lo que comemos también tiene mucha influencia en la prevención de patologías sistémicas.

Otro factor muy importante que se ha de tener en cuenta con respecto al organismo y que afecta tanto a órganos como a la postura es la respiración. No es uno de los contenidos escogidos por Kort y por ello he querido abordar brevemente la importancia de respirar de manera adecuada.

El sistema respiratorio correcto se inicia en la nariz, que está formada por una parte externa y una interna, mayor que la primera, llamada senos maxilares o senos paranasales. Estos senos están ubicados sobre el paladar y por debajo de los ojos, justo detrás del hueso al que llamamos coloquialmente pómulo. La función de la nariz (interna y externa) es filtrar el aire, calentarlo entre treinta y seis y treinta y siete grados, y humedecerlo cuando se inspira para transportarlo hasta los pulmones.

Los pulmones están compuestos por alveolos, donde se produce el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono con la sangre, recubiertos por una membrana surfactante que estimula su elasticidad para hacerlos permeables al oxígeno, el cual penetra en la sangre por presión. A treinta y seis grados se produce la máxima presión, y gracias a la humedad nasal se aumenta la superficie de intercambio gaseoso entre los pulmones y la sangre. Es decir, cuando el aire húmedo entra a esa temperatura aumenta la presión de los pulmones y humedece la membrana surfactante que dilata al máximo los alveolos pulmonares, y así se produce la máxima absorción de oxígeno en el cuerpo.

Durante la respiración oral el aire que entra por la boca no se humedece, calienta ni filtra. Este aire seco limita la capacidad de dilatación alveolar; al entrar a una temperatura inferior a treinta y seis grados el oxígeno no está sometido a suficiente presión, y la carencia de filtrado provoca una entrada de partículas irritantes en los pulmones que pueden obstruir los alveolos pulmonares, disminuyendo la cantidad de alveolos útiles para realizar el intercambio de gases, de modo que se produce menor oxigenación del cuerpo. Para compensar la falta de oxígeno el cuerpo aumenta la cantidad de inhalaciones por minuto, lo que causa un aumento de la actividad ­cardiovascular, provocando arritmias e incluso taquicardias en pacientes de edad avanzada, hipoxia o disnea a largo plazo.


Cadena de afectación de la respiración oral. Fuente: Dra. Aina Mar Arasa i Galceran

En la cavidad oral observamos que durante la respiración nasal la lengua se eleva y se proyecta contra el paladar, ejerciendo un estímulo positivo y favoreciendo el correcto desarrollo del maxilar y la posición de los dientes, lo que a su vez afecta a la función masticatoria, deglutoria y postural. Sin embargo, al respirar por la boca el paladar crece profundo y estrecho, para dejar más espacio de aire, ocupando el espacio de los senos, que no se desarrollan por falta de uso. El paladar alto y estrecho (paladar ojival) provoca malposiciones dentales y un crecimiento desproporcionado de los maxilares. Esta alteración en la deglución se llama deglución atípica, es decir, se produce un movimiento inadecuado con la lengua y las otras estructuras de la boca que participan en la acción.

La lengua es un músculo que tiene su inserción en un hueso móvil del cuello, donde también se insertan otros músculos, de manera que una alteración en el constante movimiento de la lengua altera también los movimientos de la musculatura del cuello y con ello las vértebras cervicales. Aunque pueda parecer una alteración casi imperceptible, deglutimos entre seiscientas y mil veces al día, por lo que su efecto a largo plazo es significativo.

Con la respiración oral existe una entrada de aire constante en la boca que produce sequedad en las encías y genera gingivitis, lo que aumenta el riesgo de periodontitis, y su consecuente pérdida de dientes. La saliva también es responsable de mantener el pH de la boca favorable, evita enfermedades eliminando sustratos perjudiciales para la salud, nutre las bacterias bucales beneficiosas para nuestro organismo y tiene una función antiinflamatoria. Con la respiración oral y su consecuente xerostomía estas funciones se ven alteradas, y uno de sus efectos es que las personas que respiran por la boca tienen más tendencia a resfriarse.

Respirar es un acto involuntario al que se presta poca atención, pero respirar por la boca o por la nariz tiene efectos muy diferentes en el organismo. Nuestro cuerpo está preparado para respirar por la nariz y juega un papel fundamental durante el desarrollo, por esto es muy importante controlar la respiración de los niños a medida que crecen. Es recomendable estimular la respiración nasal desde pequeños, ya sea cerrándoles suavemente los labios mientras duermen o mediante ejercicios de respiración nasal que estimulen el crecimiento de los senos. En adultos también se puede mejorar mediante la respiración forzada –exclusivamente nasal–, y la mejoría variará según la actividad física de la persona, su dieta y su edad, de manera que cuanto peor estado sistémico, más tiempo necesitará para dilatar los senos y permitir la correcta respiración.

La boca tiene influencia tanto directa como indirecta en otras alteraciones, y por eso es muy importante cuidarla. La salud comienza en tu boca difunde la influencia de la cavidad oral sobre el resto del cuerpo y explica cómo mantener una boca sana evitando que sea el causante o agravante de otras alteraciones del organismo.

Además, con este libro se amplía la bibliografía –relacionada con la odontología– escrita por mujeres, cuya primera autora fue Manuela Aniorte i Paredes de Sales con El arte del dentista (1873), y aunque esta obra no reemplaza al odontólogo, ayuda a mejorar la salud individual y con ello la calidad de vida de cada lector.

DRA. AINA MAR ARASA I GALCERAN

Odontóloga, odontopediatra y ortodoncista,

Máster en Terapia Neural y

Odontología Neurofocal,

profesora del GSHB

cuidarlaboca.wordpress.com

La salud comienza en tu boca

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