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2. El viaje geográfico y social implícito en la poesía 342

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No estamos dando vueltas en vano. Tengamos en cuenta que entramos en el comentario de la poesía de Pedro González de Uceda, que es mi objetivo y cuyo texto es el siguiente, después de la rúbrica general antes mencionada, según la versión de Dutton y González Cuenca (1991: 614-615), adaptada a mi intención:

E pónese aquí una pregunta filosofal qu’él fizo e preguntó a Juan Sánchez de Bivanco, e aquesta pregunta es fundada sobre las imaginaçiones e pensamientos diversos e infinitos que los omnes toman en sus camas.

1. Amigo Johan Sánchez de Bivanco:

yo, Pero Gonçález de los de Uzeda,

me vos encomiendo con voluntad leda

e ruego e pido como a omne franco

que a mis trobillas tornedes respuesta;

pues que a vos esto dineros non cuesta,

sino estar folgando, echado de cuesta

o bien assentado en el vuestro banco.

2. Pregunto si esto a otros conteçe

que a mí aviene los más de los días,

que anda mi pienso por diversas vías

e mi cuerpo see, que non se remesçe:

a vezes me veo en tierras de Ungría

e dende trespasso [a] Alexandría,

e desí vó a India e vó a Tartaria,

e todo lo ando demientra amanesçe.

3. En la gran Boloña estando el martes

a los escolares las Artes leyendo,

e a los doctores de razón vençiendo

en filosofía e las siete Artes,

allí les leía divina sçiençia,

con tanto donaire e tanta prudençia

que a los maestros de grand excelençia

les fago entender non saber las partes.

4. Quando me cato, con gran ligereza,

véome en Flandes merchante tornado,

do cargo diez naos de paño preçiado

e de otras joyas de grand realeza;

e con todo ello véngome a Sevilla,

onde lo vendo a grand maravilla,

e dó grand presente al Rey de Castilla:

e d’esta guisa [a]llego desigual riqueza.

5. A poco de rato non me pago d’esto

e fágome pobre que va por el mundo,

e luego de cabo sobre ál me fundo:

en ser hermitaño, santo muy honesto;

en estas comedias muere el Padre Santo

e mi fama santa allá suena tanto

que los cardenales me cubren el manto

e me crían papa con alegre gesto.

6. Féme fecho conde,

vóme para Françia donde bastezco justas e torneo,

e do grandes golpes como Fil[i]steo al que no m’ampara,

dól’ mala ganançia;

e assí comienço muy esquiva guerra

contra los paganos por mar e por tierra,

e non se me detiene valle nin sierra:

a todos los vençe la mi buena andança.

7. Ya non me pago de aquesta conquista

e véome sabio en arte de estrellas;

las obras son tales que fago por ellas

de plomo fino oro, ¡gentil alquimista!

Só mágico fino e grand lapidario

e labrador noble con muy rico almario,

e só en el monte muy bien hervolario

e grand ballestero con aguda vista.

8. Assí llego a ser muy grand emperante,

que me obedesçen muy muchos reyes,

e fago decretos e fueros e leyes

a todos los viçios a mí están delante.

Desí con flota de grandes navíos

traspasso la mar e todos los ríos,

e son so mi mano diez mill señoríos,

e ya nunca fue tan grand almirante.

9. Assí, mi amigo, andando pensoso,

véome valiente con fuerça sin guisa,

ligero atanto que mi pie non pisa,

lindo fidalgo, garrido e donoso;

todas las donzellas me dan sus amores,

mejor les paresco que mayo con flores.

En esto traspuesto; prívanme dolores

e fállome triste, doliente, cuitoso.

Después de la rúbrica general a que antes me referí, sigue la introducción de nuestra poesía, en la que se señala la condición literaria que le es propia. Se trata de una pregunta, un género muy abundante en el Cancionero de Baena, pues la cuarta parte de las piezas del mismo lo son. Por fortuna, disponemos de un estudio sobre la pregunta en el Cancionero (Labrador 1974), dedicado a la poesía dialogada medieval. Por tanto, Pedro González de Uceda dirige una pregunta de «orden filosofal», en donde hay que entender la palabra filosofía en el sentido que conviene con el contexto medieval. Esta pregunta es de la especie de las tensonadas, que son de contenido muy diverso, en que cabe plantear las cuestiones más diferentes, y que por eso eran las preferidas por estos poetas reunidos por Baena en su Cancionero, más allá de las de la especie amorosa. Y la filosofía que orienta su contenido es, según el tratado Leys d’amores, la siguiente: «Philozophia es verais ensercaments de cauzas celestials, naturals et humanals, tunt cun per home s’en pot entendre» (Anglade 1920: 72). La filosofía es ciencia que refiere causas celestiales, de Dios, naturales, de la creación de Dios que rodea al hombre, y también es motivo de causas humanas; y no olvidemos la amplitud de esta humanidad, pues el viaje es una aventura propia de los hombres.

La pregunta participa, en cierto modo, de las formas epistolares. Como las cartas, se dirige a alguien, y esto implica saber a quién. En este caso se trata de un amigo, de posición social semejante: Juan Sánchez de los Vivanco. Este Vivanco firma papeles en 1381 y 1385 (Nieto Cumplido 1979: 200-201, y 1982: 43). Como nota Nieto Cumplido, un descendiente de esta familia, Martín Sánchez de Vivanco, tuvo en su biblioteca «cinco volúmenes de libro en papel, enquadernados, de Filosofía y de Theología en latín y en romance, e otrosí unos quadernos en papel de ordenanças de leyes reales...» (1982: 46). Estos libros o cuadernos pudiera ser que proviniesen de la familia. O sea que se trata de letrados de alguna categoría, acaso gente de Derecho. Y además este Juan Sánchez de Vivanco pudiera también haber sido poeta; Juan Alfonso incluye en el Cancionero una poesía de un «Juan Sánchez», llamado luego en los versos «Fernando Sánchez», que pudiera ser el nuestro (414, nº 541); y otra (4l5, nº 543) también de un «Juan Sánchez», y una réplica de Fernán Sánchez de Calavera al mismo (406, nº 544). Todos, pues, caben en un cancionero tan amplio en motivos como el de Baena. Nuestro Uceda pregunta a su amigo, el de los Vivanco, sobre algo que les era común, y pudiera ser que también a otros de la misma condición social e inquietudes.

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