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PRESENTACIÓN

Decía hacia la década de 1550 el anónimo autor del Viaje de Turquía, que «aquel insaciable y desenfrenado deseo de saber y conoscer que natura puso en todos los hombres [...] no puede mejor ejecutarse que con la peregrinación y ver de tierras extrañas». El libro que tiene en sus manos el buen lector y no peor caminante –si no peregrino, seguro que devoto, y de los de misa diaria, de trabajos de seso y ciencia que se asientan en realidades cotidianas antiguas– ha sido concebido desde ese mismo «insaciable y desenfrenado deseo de saber y conoscer», pero preparado con una mucho más sencilla y humilde ambición.

Partimos de que el lector, hombre moderno, disfrutará de cuando en vez de los viajes de placer, pero sobre todo los soñará melancólicamente y se recreará en ellos con fruición, mientras se halla enfrascado entre sus prosaicos utensilios durante las largas horas de trabajo (de hecho, todo es uno: inglés, travel, y francés, travail). Partimos de que, además, muchas veces esos duros trabajos estarán relacionados, si no directamente con los viajes, sí con las geografías, historias o culturas del pasado. Con esos presupuestos, nuestra intención sería administrarle alguna provisión necesaria, algún viaticum –no pasaporte ni licencia, sino en un sentido etimológico, de nuevo la misma semilla y raíz– para el segundo tipo de trayecto, es decir, para un viaje a ese Más Allá de lo pretérito. No cabe duda de que el camino requiere, amén de alforjas llenas de curiosidad y credulidad, el concurso de fiables atlas y de probadas brújulas.

Pretendemos dar pertrechos, pues, en forma de guía, para visitar algunos de aquellos territorios del tiempo, no tan lejanos, donde, sin perder pie, el hombre sentía como reales muchos sueños de siempre, contemplaba las maravillas más espeluznantes, alcanzaba por mar o por tierra los infinitos, o participaba inconscientemente en la destrucción de las utopías y de los cielos. Ofrecemos cuadernos de bitácora de navegantes experimentados para trasladarnos con mayores garantías de seguridad a esos siglos en los que, tras su experiencia, ese mismo hombre, si es que milagrosamente no había perecido en el empeño, regresaba a su tierra y, ante el fuego del hogar, relataba sus aventuras a sus familiares, a veces, para nuestro gozo, legando también sus cuentos por escrito para que la posteridad los descifrara como un regalo misterioso y de valor incalculable.

Entre el 24 y el 26 de noviembre de 1999, el Departamento de Filología Española de la Universitat de València, con la colaboración de la Facultad de Filología y del programa Cinc Segles (1499-1999) de la misma universidad, organizó unas Jornadas sobre Literatura de Viajes en el Mundo Románico. Pretendíamos ofrecer a los estudiantes una visión interdisciplinar de la literatura de viajes medieval y renacentista. Aproximarnos al género, incluyendo tanto libros de viajes verídicos (peregrinaciones, misiones, cruzadas, embajadas, viajes comerciales, expediciones bélicas), como textos seudohistóricos, viajes reales ficcionalizados, geografías o mapas comentados, cosmografía alegórica, secciones enciclopédicas, mundos imaginados, bestiarios presentados como antípodas, etc. Para evitar la dispersión excesiva, esquivamos a propósito la literatura de viajes al Nuevo Mundo, lo mismo que la fascinante cronística de Indias –y aun así, afortunadamente, dos ponencias entraron de lleno en ese campo–, limitándonos al territorio del mundo románico –la única excepción fue una ponencia sobre el viaje en el mundo bizantino–. Pese a esas exclusiones forzosas, como principio orientativo nos guiaba la idea de que –como ha dicho Mario Vargas Llosa– aquellos cronistas, o periodistas primigenios que creyeron ver elefantes en la isla Hispaniola, o sirenas en el Amazonas, o localizar animales importados de la mitología grecorromana en las selvas y cordilleras americanas, no podrán ser nunca llamados embusteros, pero tampoco visionarios. Sencillamente denominaban una realidad desconocida, ante la que se sentían deslumbrados y aterrados, y lo hacían con modelos imaginarios arraigados que les facilitaban la adaptación al mundo fabuloso que hollaban por vez primera: el Dorado, la Fuente de la Juventud, Preste Juan, Miraflores (el palacio de Oriana en el Amadís de Gaula), California (la principal de las amazonas), como antes había ocurrido con la denominación de las islas de Lanzarote o Fuerte Ventura.

Sorprendentemente, porque no habíamos propuesto ningún tema concreto a los más de veinte conferenciantes que aceptaron la invitación, los mismos títulos de las propuestas, y luego sus desarrollos, fueron ordenando un mapa estratégico de intereses en torno a regiones temáticas que hemos tratado de respetar a la hora de disponer los artículos dentro del volumen: el viaje imaginado, aéreo, marítimo o terrestre, a los cielos, a las Antípodas, a las tinieblas... («Mares, sueños, vuelos y paraísos», con las contribuciones de Alan Deyermond, Francisco López Estrada, Antonia Martínez, Eugenia Popeanga, Joaquín Rubio e Isabel Soler); el viaje a Jerusalén, axis mundi y destino de peregrinación en la Edad Media y el Renacimiento («El viaje a Jerusalén y a los lugares sagrados: cruzada y peregrinación», con las contribuciones de Julio Alonso, Nieves Baranda, Vicenç Beltran, César Domínguez y Àlvar Monferrer); la percepción y plasmación escrita de lo real y lo maravilloso, desde las lógicas fantasías de Jean de Mandeville hasta los fascinantes relatos de los siglos XVI y XVII («Libros de maravillas», con las colaboraciones de Ana Benito, Juan Casas, José Manuel Herrero, Marie-José Lemarchand y Estela Pérez Bosch); y, por último, la reflexión sobre el género literatura de viajes o libros de viajes, sobre su aparición, sus formantes o su relación con otros géneros («Espacios narrativos», con los artículos de Fernando Carmona, Sofía Carrizo, Karen Daly, Rubén Montañés y Emilio José Sales).1

Mientras preparaba el volumen, los pasos del editor, que hasta ese momento se habían limitado a coordinar las Jornadas y tratar de conducir a buen puerto sus actas, se empecinaron con obstinación en plasmar algunas reflexiones en torno a determinados reflejos que encontramos –y otros que nos sorprende justamente no hallar, como quizás esperaríamos– en los relatos de algunos viajeros, guerreros, embajadores, comerciantes o escritores de la historia del Mediterráneo; historia entendida braudelianamente como geohistoria en evolución, apertura y expansión, con períodos en ocasiones de conquista o colonización unívoca, destructora, bárbara, pero en otras –en alternancia o en simultaneidad– de fructífero intercambio político, comercial y cultural. Espero que el amable lector, definitivamente dignísimo viajero de gabinete y mesa camilla (¿habrá que aver-gonzarse de ello hoy, cuando parece que el viaje no tenga más riesgo que la pérdida de maletas?), sepa disculpar ese desvío último y aproveche directamente los muchos temas de mayor enjundia que preceden y que dan pleno sentido al volumen.2

1. Participaron en las Jornadas, además de los autores de los artículos que componen el presente volumen, Miguel Ángel Pérez Priego («Viajeros en la España del siglo XV»), Josep Izquierdo («Visions de l’Infern i el Purgatori en la literatura catalana medieval») y María Jesús Lacarra («El libro del conosçimiento de todos los reinos del mundo: el manuscrito de Zurita»). Un hermoso recital de música sefardí, a cargo de Rosa Zaragoza, puso contrapunto lírico a la sesión dedicada a los viajes a Jerusalén. Hubo dos mesas redondas. La primera dedicada a las «Peregrinaciones, ayer y hoy (La Meca, Oriente, Jerusalén...)», con comunicaciones de Josefina Veglison («La peregrinación a La Meca y la literatura árabe de viajes»), Chiharu Fukui («Las peregrinaciones japonesas») y Alba Toscano («La peregrinación a Jerusalén»). La segunda, sobre «Peregrinar, de Valencia a Santiago de Compostela», con comunicaciones de Àlvar Monferrer («El contexto de las peregrinaciones en el País Valenciano»), Manuel García Comas («En torno a la peregrinación de Santiago») y Ángeles Fernández («Caminos de Valencia a Santiago»).

2. He de agradecer, en la coordinación de las Jornadas que dieron origen a este libro, la colaboración de Sergio Arlandis, Mª Carmen Barcos, Beatriz Ferrús, Laura Gallego, Mamen Oliver, Mónica Pauner, Estela Pérez Bosch, Francisco Ramos, Ángel Saiz e Inmaculada Uceda; asimismo, la coordinación técnica de Héctor H. Gassó y Diego Romero. Igualmente, la colaboración en la revisión y regularización bibliográfica de los artículos a Estela Pérez Bosch. Su tarea previa, meticulosa y paciente, ha facilitado enormemente mi trabajo de edición. Laura Gallego contribuyó también en las correcciones. Por último, Diego Romero, Héctor H. Gassó y Estela Pérez Bosch tradujeron el texto de Àlvar Monferrer, originalmente escrito en catalán (la traducción fue posteriormente revisada por el autor).

Maravillas, peregrinaciones y utopías

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