Читать книгу El mar de noche - Adela Sánchez Avelino - Страница 16

10.

Оглавление

—Eduardo te pido que me ayudes a sacar estas porquerías del garaje. —Beatriz se entretiene haciendo cosas. Se anotó en dos cursos: jardinería y cocina.

Ahora que su marido murió y se vendió el viejo Torino, quiere hacer limpieza. Le cuesta, pero le parece necesario. Extraña a Teresa, a la que no ve hace tiempo. Beatriz viajó para conocer a su primera nietita canadiense —hace tres años—, pero todavía no conoce al varoncito que nació después, ya hace más de un año. La última vez que hablaron, su hija le prometió venir pronto y traer a su familia a la Argentina.

—Claro, tía. —Eduardo se acerca con andar seguro. Viste jean celeste, camisa a cuadros sobresaliendo del pulóver azul marino, zapatillas de marca, nuevas. Se nota que ahora cuida su aspecto.

—Voy a traer música, así nos entretenemos. Dejá de hacer fuerza, que yo te ayudo —agrega solícito.

Se mueve como un conquistador en sus dominios.

El mar de noche

Подняться наверх