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Problemática del Bildungsroman como género internacional

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Moretti utiliza con cierta libertad, como muchos otros, el término Bildungsroman para remitirse tanto a Wilhelm Meister como a novelas no originadas en la Alemania de Goethe. No obstante, esto no significa que el crítico esté equivocado al hacerlo. Pero la idea sí despierta el problemático origen del Bildungsroman que requiere cierta clarificación, específicamente en lo que respecta a este estudio. Por consiguiente, refirámonos primero a la variante francesa del Bildungsroman conocida también como roman d’apprentissage (novela de aprendizaje), roman de formation (novela de formación) o roman d’éducation (novela de educación) (Bury, “ ‘Le roman d’apprentissage’ ” 8). Mariane Bury indica que el primer término proviene de la traducción al francés del título Wilhelm Meister Lehrjahre: Les Années d’apprentissage de Wilhelm Meister, pero se pueden emplear los otros vocablos para referirse al mismo tipo de novela (8), lo que problematiza la especificidad evocada por la voz Bildungsroman. Según María de los Ángeles Rodríguez Fontela en su valioso libro La novela de autoformación (1996)9–categoría propuesta por la autora en su obra–,

Bildungsroman es un neologismo alemán creado –según datos de que disponemos– por Karl von Morgenstern, profesor de la Universidad de Dorpat, para ser utilizado en un curso impartido en 1810. Y ya en 1819 y 1820, el término aparece en dos títulos de sendas conferencias del mencionado profesor: “Über das Wesen des Bildungsromans” y “Zur Geschichte des Bildungsromans”. Sin embargo, la formulación y el éxito del neologismo se deben a Wilhelm Dilthey, quien se refiere al género en cuestión en su obra Das Leben Schleiermachers (1870) con estas palabras: “Quiero denominar las novelas que siguen la escuela de Wilhelm Meister (…) Bildungsromane” y, en otra obra posterior, Das Erlebnis und die Dichtung (1910) define ya el contenido de esas novelas … (34–35)

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A lo que se quiere llegar con esto es que el anacrónicamente denominado Bildungsroman no es necesariamente propiedad exclusiva de Alemania.

José Luis de Diego, por ejemplo, manifiesta que

pareciera que existe [en el Bildungsroman] una doble tradición: a) una pone el énfasis en la educación del ciudadano, y los textos adoptan un carácter ensayístico y formulan de modo explícito el carácter propedéutico de la empresa; b) otra pone el énfasis en el aprendizaje del personaje, en el sentido ficcional de la experiencia narrada; de donde lo propedéutico adquiere un carácter indirecto y no siempre explicitado … (16)

De Diego afirma que “[l];a primera reconoce en el Emilio [1762] de Rousseau su modelo indiscutible” (16) y la segunda identifica Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister como “el fundador de un género que instituye a la novela de Goethe como modelo, de tal modo que escribir un Bildungsroman será escribir un texto de acuerdo con el modelo del Meister” (17). François Jost, por su parte, afirma que el Bildungsroman que surge en Alemania se basa en principios estructurales provenientes de la obra de Rousseau, escritor que Goethe admiraba mucho (129). Al establecer esto, Jost luego hace referencia a la siguiente afirmación, anotada en su artículo, del segundo prefacio de La Nouvelle Héloïse (1761) de Rousseau: “¿Necesita hombres comunes y acontecimientos raros? Creo que preferiría lo contrario” (145n11).10 Aquí el crítico literario se refiere al hecho de que a partir de esta obra la novela se afinca en el realismo (en términos generales) (130). Aunque Jost relacione La Nouvelle Héloïse con el modelo de Goethe y no con Émile, Mark J. Temmer sostiene que los principios de esta obra –de la primera tradición– también aparecen en aquélla (322). Temmer da por cierto que, paralela a Émile y Les Confessions (escrito en 1770 y publicado en 1782), La Nouvelle Héloïse difunde la idea de que el ser humano debería desarrollar plenamente su potencial (317), aludiendo al crecimiento individual que determina uno de los rasgos distintivos del protagonista del Bildungsroman. De modo que la historia de este género se puede caracterizar como una de convergencias y bifurcaciones.

Como sugiere Bury, no se puede hablar del roman d’apprentissage sin referirse primero a la novela de Goethe, ya que ésta “propiamente dicho nació en Alemania” (“ ‘Le roman d’apprentissage’ ” 8).11 Y con respecto a la influencia de Wilhelm Meister, Arnold Hauser manifiesta que esta obra “constituye … el prototipo del que las creaciones más representativas del género, Rouge et Noir, Les Illusions perdues, L’Education sentimentale y Der Grüne Heinrich, por no citar más, pueden ser derivadas directa o indirectamente” (34–35). En cuanto al caso francés, el ←8 | 9→Bildungsroman de Goethe aparece desde 1802 en traducción. Dos ejemplos que se citan una y otra vez como muestras claras de versiones francesas del Bildungsroman son Le Rouge et le Noir (1830) de Stendhal e Illusions perdues (1837–1843) de Honoré de Balzac. Terrence Cave, al realizar un análisis de la novela balzaciana Modeste Mignon (1844) en que el escritor reescribe al personaje de Mignon de Wilhelm Meister, asegura que no existían menos de tres traducciones de la novela de Goethe en Francia entre 1825 y 1843 (312), enfatizando la presencia de la obra. Y al proponer que Modeste Mignon es un Bildungsroman, Cave sigue la afirmación con el aserto de que “Balzac conocía muy bien la novela de aprendizaje del héroe: Les Illusions perdues, por nombrar sólo un ejemplo entre muchos, es una muestra mucho más desarrollada del género” (318).12 Citando una carta que el mismo Balzac le escribe a Madame Hańska (correspondiente amorosa y luego esposa del escritor) donde le describe su Modeste Mignon a medio terminar, el crítico hace notar que el escritor francés estaba escribiendo conscientemente un Bildungsroman:

Ésta será la última Escena de la vida privada en el orden y la clasificación definitiva de las ideas que cada una presenta. Es la lucha entre la poesía y el hecho, entre la ilusión y la sociedad. Es la última lección antes de pasar a escenas de la edad madura. (citado en Cave 318)13

Es importante también señalar que hay referencias a Goethe y una al personaje de Mignon en el emblemático roman de formation, Illusions perdues. Según los argumentos de Cave, los rastros de Wilhelm Meister en Balzac parecen ser innegables. Con respecto a la otra gran figura del roman d’apprentissage –Stendhal–, también existe evidencia que sugiere la presencia del Meister en su obra. En una biografía sobre Stendhal realizada por F. C. Green, el autor revela que el escritor “nunca abrazó realmente a los alemanes ni a su cultura”, pero “Goethe fue una excepción” (Stendhal 61).14 El estudio Stendhal: A Study of his Novels (1964) de F. W. J. Hemmings confirma que Stendhal leyó, además de otras obras de Goethe, Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister, novela que fue de su agrado (12). Con respecto a Wilhelm Meister, aunque no cita la obra de manera directa, es seguro que Hemmings se refiere a una carta de 1810 escrita por Stendhal en que afirma: “Disfruté posteriormente a Goethe, near to my soul. Terminé Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister; aquellas ideas me volvieron loco, y es en esta disposición que comencé a escribir” (1: 619).15 Y hay que señalar que, si bien no hay referencias a la novela de Goethe, en Le Rouge et le Noir el capítulo VII lleva el título “Las afinidades electivas”, como la novela goetheana de 1809, y el capítulo LXX está ←9 | 10→encabezado por un epígrafe atribuido al erudito alemán. De acuerdo con esta información, no sería irrazonable proponer que la novela de Goethe le sirvió de modelo a Stendhal para su destacado roman de formation. No obstante, se debe subrayar que las novelas francesas decimonónicas calificadas de Bildungsromane también pudieron haberse nutrido de su propia tradición literaria. Bury, por ejemplo, afirma que es “el carácter netamente pedagógico del roman d’apprentissage que parece darle su especificidad francesa” (“ ‘Le roman d’apprentissage’ ” 9).16 Y como señala de Diego, el aspecto propedéutico de la doble tradición que según él constituye el Bildungsroman, incluso más allá del lugar y momento históricos que se consideran originarios del género, se remonta al Émile de Rousseau.

No cabe duda de que la escritura y las ideas de Rousseau influenciaron directa o indirectamente a Goethe y la escritura de Wilhelm Meister. Y en lo que respecta a los escritores franceses decimonónicos en cuestión, éstos, partiendo de su propia tradición pedagógico-literaria en la que Rousseau es una figura central (a pesar de ser de nacionalidad suiza), pudieron haber llegado a elaborar una novelística donde “el aprendizaje del personaje, en el sentido ficcional de la experiencia narrada … adquiere un carácter indirecto” (de Diego 16). En su libro The Hidden Reader (1988), Victor Brombert, por ejemplo, dedica un capítulo a la manera en que Rousseau informa la escritura de Stendhal. Y en Le Rouge et le Noir no sólo hay referencias a Rousseau y La Nouvelle Héloïse, sino al Télémaque (1699) de François Fénelon y a Voltaire. Pero también están las referencias a Goethe. Algo parecido ocurre con Balzac. El filósofo suizo de lengua francesa también informa su escritura como queda documentado en el estudio Balzac, disciple et juge de Jean-Jacques Rousseau (1983) de Raymond Trousson. En Illusions perdues hay referencias a Rousseau, pero también las hay a Goethe y al personaje de Mignon. Aunque el alcance del impacto de Wilhelm Meister, como hace notar Hauser, pudo haber influido directa o indirectamente en las novelas de aprendizaje de tradición no alemana posteriores a él, hay que tomar en consideración que el Meister no es la única fuente de gran influencia que confluye en lo que se llega a conocer como el Bildungsroman. Aun así, esto no implica una disminución del papel que ha desempeñado Goethe en el auge de la novela de formación.

La relación entre Wilhelm Meister y la variante inglesa del mismo género es más clara que el caso francés. Aquí se ve que la propagación del Bildungsroman está vinculada a la del concepto de Bildung. En Germany as Model and Monster (2002), Gisela Argyle establece que “[l];a novela de Goethe no sólo fue la más importante en difundir el concepto de Bildung, sino también en modelar el género del Bildungsroman (novela de aprendizaje)” (10).17 Y en Inglaterra

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[l];os sabios victorianos Thomas Carlyle, J. S. Mill y Matthew Arnold importaron el concepto de Bildung como un antídoto contra los males que diagnosticaron, cada uno de manera algo diferente, en la sociedad inglesa. El género del Bildungsroman se introdujo a través de la crítica y la traducción que hizo Carlyle de Wilhelm Meister [1824] y de su propio Sartor Resartus [1836]… (10)18

Otros primeros defensores de Wilhelm Meister fueron el filósofo y crítico literario George Henry Lewes y George Eliot (15). Y más allá de la narrativa de Carlyle y Eliot, Gregory Castle, en su estudio titulado Reading the Modernist Bildungsroman (2006), establece que hay otros aportadores a la variante inglesa del Bildungsroman, entre ellos Charles Dickens, Charlotte Brontë y George Meredith (19). Si entre algunas de estas novelas y el Bildungsroman de Goethe se puede aducir que no existe un parentesco directo, sí forman parte, para parafrasear a Florian Schweizer, de un discurso transeuropeo acerca de la formación del individuo (140). El discurso sobre la formación de éste –el cual se examinará a continuación–, se considera aquí una idea imprescindible a la hora de identificar un Bildungsroman. Algo está claro: a pesar de las incertidumbres que surgen respecto al alcance que haya podido tener Wilhelm Meister en cuanto a la consolidación de un género a nivel internacional, no cabe duda de que Goethe fue una presencia significativa en la novelística decimonónica tanto en Francia como en Inglaterra.

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