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III. LA CREATIVIDAD COMO FACTOR CLAVE EN LA INNOVACIÓN

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Lo que en palabras de Nietzsche pudiera parecer un cliché cuando expresaba que “lo que no nos mata nos hace más fuertes” guardaba su parte de razón. Con ello no queremos referenciar que tras una crisis sanitaria quienes sobreviven a la misma se tornarán más fuertes. Más bien, lo que queremos destacar es que la sociedad en su conjunto se verá más reforzada. Pongamos por ejemplo como ISAAC NEWTON, hizo grandes progresos durante la peste. En el periodo que comprendió un año de aislamiento experimentó una efusividad creativa que le llevaría a sentar las bases de su teoría de la gravedad y la óptica –con carácter general– y la ley del inverso del cuadrado y de la gravitación universal –en particular–. Estos estudios los extrajo como consecuencia de un manzano próximo a su hogar que, ante la caída de uno de sus frutos, le permitió atisbar la idea sobre el posible movimiento de la luna en órbita. Al igual que sucedió con el científico pudimos observar otros casos en la literatura. En concreto, baste citar como ejemplo adicional, el caso de WILLIAM SHEAKSPEARE. El escritor se encontraba ante la presión suscitada por el cierre de los teatros en Londres causado por la plaga de 159334. Fue entonces cuando el autor tuvo ocasión de escribir sobre poesía, dando origen a algunas de las obras literarias más famosas que ocupan al mundo occidental35.

Centrándonos en el ámbito educativo, este periodo requiere de la búsqueda de soluciones que permitan adaptar, a un ritmo vertiginoso, las necesidades que plantean las aulas. Esta afirmación podría comprobarse con ejemplos tales como el periodo de confinamiento, donde los docentes debían no solo ser conocedores de las diferentes competencias digitales, a fin de dar continuidad con eficacia a lo que restaba de curso académico, sino que también se requería que fueran ávidos en determinadas competencias creativas que permitieran mantener la atención y el interés del interlocutor que se encontraba al otro lado de la pantalla. De esta experiencia surgieron múltiples destrezas docentes, algunas de las cuales fueron el resultado del trabajo desarrollado bien en proyectos de investigación, bien desde la propia autonomía del docente. Casos como la gamificación, la implementación del blog jurídico, entre otros, fueron algunas de las estrategias que pudimos incorporar en las clases y que obtuvieron el éxito esperado, materializado en los resultados académicos que alcanzaban los estudiantes. Este supuesto no hace más que evidenciar que el ser creativos en el aula (virtual-presencial) ayuda. Ante tales argumentos, no cabe duda de que en los próximos años podremos ser testigos de una explosión de creatividad en el sector educativo, que no siempre irá acompañada de una tendencia a abandonar las clases magistrales, sino que en algunos supuestos actuarán de forma complementaria.

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