Читать книгу Pacientes con síndrome de Down - Alicia Fagliano - Страница 14
2.2.3 Apego
ОглавлениеLa teoría del apego formulada por Bowlby, quien perteneció al grupo de los independientes, estableció puentes entre la psicología del desarrollo y el psicoanálisis. Sus integrantes estaban comprometidos con el psicoanálisis pero desarrollaron sus propios modelos teóricos y técnicos. La mayoría de ellos participaban de la idea de que los orígenes de la psicopatología se encontraban en las interrelaciones tempranas del bebé con sus cuidadores.
La conducta de apego es reconocible. Se activa por motivos específicos y cesa cuando su finalidad se cumple. Las fuentes para su activación pueden ser externas tales como la aparición de algo extraño, la separación brusca del cuidador, la oscuridad o internas, fatiga, hambre, miedo, enfermedad o dolor. Su finalidad es lograr la proximidad física, propósito interno es recobrar el sentimiento de seguridad.
El modelo de interacción entre el niño y los progenitores tiende a convertirse en una estructura interna o sistema representacional. El curso de las experiencias vinculares genera en el niño pequeño representaciones mentales, es decir modelos operativos internos, correspondientes a la calidad del apego. Estas representaciones se transforman en organizadoras del mundo intrapsíquico individual e influencian el desarrollo de la personalidad de un modo que podrá conducir a un estado patológico o normal.
Desde el punto de vista de la teoría del apego, las tareas del análisis son las siguientes: crear una base segura durante un período prolongado, basado en la estabilidad del encuadre; favorecer la exploración de los motivos de su conducta, en especial con el analista; ayudar al paciente a establecer conexiones entre los modelos operativos internos con los padres y aquellos que se actualizan en la relación con la analista, aunque también se consideran aquellos modelos que se gestan en la experiencia compartida de la sesión; para sostener el proceso terapéutico prolongado, es esencial que el analista responda de manera sensible a las demandas, propuestas y juegos del niño.
Partiendo del modelo teórico de Bowlby, P. Fonagy considera que el apego es una subcategoría de los vínculos afectivos en los cuales el individuo busca seguridad y confort en la relación. (Fonagy, 2004, p. 11-17). El apego desplegado por un infante hacia su madre es un fenómeno primario seleccionado en el curso de la evolución. El ser humano necesita de la relación con los demás para saber quién es. Existe una tendencia primaria, pulsional, no aprendida, a buscar la relación con el otro y esta necesidad se expresa mediante diversos patrones de comportamiento (succionar, asir objetos, llanto, sonrisa, seguimiento de objetos).
El niño con apego seguro puede mostrar un grado óptimo de iniciativa a la hora de mantener contacto físico y proximidad con el cuidador. La inseguridad en el vínculo se manifiesta cuando demuestra enojo, conductas de oposición y rechazo, manifiesta dificultad en responder a los gestos de consuelo, evita el contacto, muestra conductas desconectadas.
La teoría del apego se centra en la idea de que el individuo vive, desde que nace hasta que muere, en un campo interpersonal e intersubjetivo. La personalidad humana es entendida como una entidad que se desarrolla incesantemente a lo largo de una u otra vía, entre varias posibles. Estos caminos vitales pueden conducir al desarrollo pleno de las posibilidades que cada individuo trae consigo al nacer en interacción con el ambiente que lo rodea.
Para Bowlby, la psicopatología se origina en el encaminamiento por una vía de desarrollo potencial incompatible con el desarrollo normal, desde el comienzo de la vida o en algún período crítico de la niñez o la adolescencia, como consecuencia de la privación, el maltrato, la exposición a un trauma o la pérdida. Cuanto más tiempo se haya llevado un camino desviado, existen menos posibilidades de cambio hacia una vía de desarrollo compatible con la salud mental, a pesar de que aparezcan condiciones favorables para producir un cambio.
Disponer de una base segura permite que el niño desarrolle conductas exploratorias, esenciales para el desarrollo cognitivo y de adaptación a la realidad. Los adultos sensibles, ofrecen esa base segura y al mismo tiempo permiten el desarrollo de la propia iniciativa para concretar conductas exploratorias.