Читать книгу De oruga a mariposa. 2ª ed - Anji Carmelo - Страница 6

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INTRODUCCIÓN

Todos los que estáis viviendo la pérdida de lo que más queríais sabéis que el duelo es un proceso muy extenso y complejo que alcanza profundidades anteriormente desconocidas. Quizás empezáis a comprender que por muy exageradas que parezcan, vuestras reacciones son normales, aunque muchas veces incomprensibles no sólo para vosotros sino para las personas que os acompañan, sean familiares, amigos o incluso relaciones mucho más estrechas, como la propia pareja. Esto, lleva a un desconcierto generalizado y potencia aún más la complejidad en un periodo ya de por sí difícil.

Comprender esto es básico ya que muchas veces las dificultades de acompañamiento y apoyo que viven vuestros familiares y amigos pueden ser interpretadas como un alejamiento o falta de apoyo. No es así y comprobaréis una y otra vez que cuando alguien os quiere, vuestro dolor suele destacar el suyo, vuestra angustia potencia la suya y vuestros miedos pueden despertar miedos que ya tenían apartados por la imposibilidad de enfrentarlos. Entonces lo que se suele interpretar como un distanciamiento puede ser en realidad su incapacidad de vivir los miedos y el dolor, que vuestro sufrimiento está despertando en ellos.

Entonces para no sentiros tan apartados y abandonados tendréis que comprender que no existe indiferencia ni rechazo. En realidad, vuestros familiares necesitan veros bien, porque el dolor y la angustia con el que se encuentran les desborda tanto que impide que os puedan apoyar y ayudar. Los que se preocupan por vosotros quieren que volváis a ser los de antes lo más rápidamente posible.

Pero por muy profundo que sea vuestro dolor, también vivís el sufrimiento a flor de piel, con toda la sensibilidad y vulnerabilidad que eso implica. Este libro quiere, como sus precursores, aportar una ayuda más y servir a todos los que estáis en pleno proceso como también a los profesionales, familiares amigos y voluntarios que os están acompañando.

Pero primordialmente es para que los que habéis tenido una pérdida, podáis vivirla comprendiendo lo que os pasa, ya que es lo que más ayuda a integrar y superar. Y para que los que os quieren y quieren lo mejor para vosotros, puedan acercarse y comprender lo importante y necesario que realmente es el proceso de duelo, familiarizarse y coger la confianza necesaria para acompañar y apoyar.

También quiere abrir un nuevo camino ofreciendo otro punto de vista que arranca del símbolo para entender más el día a día.

El título ya lo apunta “De oruga a Mariposa”. Vamos a ver el alcance que tiene el gran símbolo que utilizó EKR para representar la vida después de la muerte: la mariposa. Es un símbolo que no sólo nos inspira, sino que nos ayuda a identificar a nuestro ser querido.

Pero no sólo quiero hablar de la mariposa como símbolo de ese ser tan querido que ya no está aquí de forma física sino también cómo nosotros somos mariposa y trazar el camino hacia ello.

Cuando recién perdemos a nuestro ser querido, que para casi todos ha sido la persona que más ha facilitado momentos de alegría, gozo, vitalidad y podríamos decir casi todo lo bueno que había en su vida hasta su partida, su ausencia conllevará la desaparición de todo esto y más. De un momento a otro nos quedamos anclados a la tierra, rodeados por un vacío extremo e incapaces de ni siquiera mirar más arriba de nuestro desconsuelo. En una milésima de segundo todo se torna pesado y difícil y se hace casi imposible elevarnos para deshacer las ataduras del sufrimiento. Entonces podríamos decir que nos convertimos en una oruga, sin vida, casi cómo la que nuestro ser querido había dejado atrás. Es irónico, pero es así y en realidad, por muy tremendo que suene, es normal. Hemos tenido que pasar por ello y seguimos teniendo que reconocer el bajón total que significa la muerte de esa persona que lo era todo. Lo tenemos que hacer para reconocer nuestras propias muertes.

En el instante de su ida, todos los futuros desaparecieron y no quedó nada en su lugar. Estábamos rodeados de muerte y como la oruga, tuvimos que tejer un envoltorio protector que además de mantenernos a salvo, en un momento puntual, iba a precipitarnos hacia nuestro propio nacimiento para surgir liberados y con la capacidad de elevarnos por encima del sufrimiento, la angustia y el vacío.

Ese día que muchos ya habéis conocido y que todos habéis vislumbrado, aunque sólo fuera en momentos de respiro cuando por un instante parece salir el sol, es la meta de todo duelo bien hecho, el momento puntual que nos proporciona esa precipitación en busca de nuevo espacio y una altura suficiente para liberarnos del demasiado dolor. Todo ser humano tiene momentos de oruga y momentos de mariposa y si comprendemos un poco esto, quizá nos ayude a vivirnos de forma que podamos potenciar lo que haga falta para encaminarnos sin las ataduras que nos mantienen en el lado menos llevable del duelo.

Siempre habíamos utilizado este símbolo para significar a nuestro ser querido. Pero en cada duelo existe un momento decisivo y es cuando el amor por esa persona que ya no está de forma física, salta las barreras de la materia y une a esos dos seres. La unión verdadera es siempre a través de la elevación de la persona que se ha quedado en tierra, nunca al revés y esa elevación, significa vuelo, significa ligereza, significa vida. La mariposa simboliza todo esto y además inspira de una manera totalmente intrínseca.

Muy dentro de cada uno de nosotros reside la capacidad para realizar el paso de oruga a crisálida y de crisálida a mariposa. No necesitamos partir a otros mundos sino que aquí en cada etapa, en cada paso importante que damos vamos a tener que morir a lo caduco, lo de ayer, lo que ya no nos sirve, para poder seguir adelante, aligerados de todo peso que ya no va con nosotros. Es el camino que describe crecimiento y evolución. En un momento específico, la dirección es totalmente hacia arriba, en vertical, como si se tratara de un vuelo.

Yo pienso que la vida se puede enfocar desde muchas partes de nuestro ser y cuando somos capaces de vivirnos desde nuestros recursos y habilidades tenemos una unión mucho más real con nuestro ser querido que, como hemos visto a través de la mariposa, está esperando que podamos echar alas y unirnos de la forma más significativa que existe, con el corazón, y así alcanzar niveles que ya están a su alcance y que por supuesto logramos a través del amor.

¿Qué significa ser mariposa?

Más adelante veremos realmente todo lo que conlleva ser mariposa. Tendréis los testimonios de personas que cómo vosotros conquistaron su dolor y con él a cuestas pudieron echar alas y volar.

El duelo es, ese país de lágrimas que St. Exupery denomina “misterioso” cuando nuestro pequeño príncipe, llora la ausencia de su flor. De aquí la razón de mi primer libro Déjame Llorar, para reafirmar la necesidad del llanto, respetar e incluso reivindicarlo. Pero también es renacimiento y fuerza.

El duelo, cuya travesía es inevitable para cualquier ser que ama y deja de tener la oportunidad de hacerlo con toda su persona y digo toda su persona porque, aunque ame más que nunca ya no podrá hacerlo físicamente, es a su vez desgarrador y reparador, debilitante y potenciador.

La pérdida de un ser querido con el hecho inamovible de no poder vivirlo de una forma total, nunca más, abarca y supera, todos los sentimientos y miedos que hemos temido, y desencadena unos cuantos más, que a veces ni sabíamos que existían. Son vivencias que nos llevan más allá de nosotros mismos, que nos envuelven y no nos dejan reaccionar, ni descansar, ni si acaso respirar.

Esta es la fase de oruga que de pronto nos arranca todo recurso, toda capacidad para rehacernos. Estamos indefensos, estamos en total estado de emergencia.

En este libro trazaremos ese proceso para que podáis identificar lo que os está pasando y tener la posibilidad de llegar como muchos de vuestros compañeros de camino a ese futuro certero donde podemos desplegar las alas y ser mariposas. Vamos a tratar lo que hace falta para lograrlo y que se adquiere a través del heroísmo demostrado día tras día, con vuestra trasformación, pero sobre todo a través del amor que se ha ido fortaleciendo aún más, si eso cabe, al no tener a esa persona tan especial de forma física. Es la única manera que tenemos para entrar en total unión con nuestro ser querido de mariposa a mariposa. El ya lo es, lo ha sido desde el momento en que dejó atrás a la oruga y voló hacia ese otro estado de ser más completo, porque ya no necesita la materia para ser. Ahora nosotros tenemos que convertirnos, tenemos que aligerar y tenemos que recobrar todo nexo de unión a través de la esperanza y no a través del dolor, a través de la luz y no de la oscuridad, a través en fin de tenerlo en nuestro corazón, ese lugar donde ya nunca más podremos perderlo.

De oruga a mariposa. 2ª ed

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