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DE ORUGA A MARIPOSA

Elisabeth Kübler Ross llevaba consigo siempre, en un bolso inmenso que le acompañaba por todo el mundo, una oruga de tela que se convertía en mariposa. Cuando iba a un entierro de algún padre o madre joven, algún abuelo o abuela y había niños, ella les enseñaba la oruga y decía que lo que estaba en el ataúd ya no era su familiar sino… y les enseñaba la oruga. Y añadía, “Porque ahora tu ser querido ya es una mariposa.” y transformaba la oruga de peluche en una mariposa preciosa con alas multicolores. El niño se quedaba bien con esa explicación ya que los niños pueden comprender con más facilidad el mundo de los símbolos.

Después de algún tiempo acompañando y participando en los grupos de duelo me he dado cuenta que con la pérdida, los que os quedáis llorando la ausencia de vuestro ser querido también os convertís en orugas, con la crisálida vacía representando todo aquello en lo que se ha convertido vuestra realidad. Entonces la necesidad de llorar y poder reconocer lo que se ha perdido, para una posterior reconstrucción, se convierte en vuestra tarea primordial.

Pero también compruebo una y otra vez como un duelo bien hecho tiene como resultado final una bella, auténtica e irrepetible mariposa.

Con este libro, quiero resaltar ese hecho. Y así como Elisabeth Kübler Ross la utilizaba como símbolo de la persona que ya no está de forma física, también lo utilizaremos, como el símbolo de renacimiento que espera al final de todo duelo. La recuperación del ser querido que jamás se ha perdido, sino que simplemente se encuentra (esto lo sabéis cuando dejáis que vuestro corazón os susurre) a un paso más allá de vuestro sufrimiento. Cuando el sufrimiento cesa podemos una vez más sentir los lazos de amor que nos elevan y hacen la unión de mariposa a mariposa una realidad.

A lo largo de mi trabajo con el duelo, he podido comprobar una y otra vez que cada proceso es totalmente individual. La persona que está viviendo la pérdida de su ser querido, va a tener la certeza de que lo que está viviendo es el único y más doloroso duelo que jamás ha existido.

Con los símbolos de oruga, crisálida y mariposa pretendo daros una herramienta más para que podáis tener otra perspectiva y otras herramientas y así comprender un poco más lo que os está pasando.

La metamorfosis que finalmente da nacimiento a la mariposa, es un proceso que tiene muchos paralelismos con los distintos estadios del duelo y para mí describe aquello por el cual una persona que ha perdido lo más importante que tenía va a pasar. Por supuesto el desenlace por excelencia tiene que ser la mariposa ya que una y otra vez los seres queridos que se han quedado llorando su pérdida, se van a identificar con ella y la prueba de esto está en todos los testimonios que se encuentran al final de este libro.

Es la comparación más adecuada ya que realmente la pérdida y superación facilitan en la mayoría de los casos ese renacimiento cargado de cualidades y aspectos anteriormente desconocidos. Siempre han estado, pero no se habían manifestado hasta que la dureza de tener que sobrevivir la muerte en vida y encaminarse hacia una nueva forma de ser las descubre y precipita.

La transformación de oruga a mariposa dentro de la crisálida describe uno de los procesos más vitales, inspiradores y evolutivos. En este caso la propia naturaleza, nos proporciona el camino hacia un desenlace no sólo revelador sino altamente liberador, con todas las posibilidades que eso implica.

El símbolo evoca sentimientos y elementos universales que a su vez se hacen totalmente personales. Esto no sólo facilita la identificación, sino que nos lleva a dotarlo de un significado único que sirve y permite comprender y destacar los paralelismos que nos van a ayudar a abordar de una forma mucho más nuestra lo que estamos viviendo. El duelo en sí es un proceso complejo y completamente individual, pero el uso de los símbolos, nos permite un acercamiento mayor y más comprensible.

Los símbolos permiten que nos identifiquemos con ellos a nuestra manera para obtener un significado más adecuado, pragmático y aplicable. Su uso también logra una relación más cercana con la persona y sus circunstancias a través de sus propios significados culturales ya que permite una unificación de lenguaje que acerca en vez de separar.

Repasemos antes lo que pueden evocar para luego utilizarlos mejor y de forma más enriquecedora.

La oruga representa el primer paso limitado de un proceso evolutivo que llevará finalmente al nacimiento de la mariposa. Es una etapa de ingestión y mantenimiento y muy importante de crecimiento con poca o ninguna aportación hacia el exterior, excepto la construcción de la crisálida.

La crisálida es por excelencia, el lugar en donde se va a realizar el cambio de ser, de estado y de capacidad. Es, además de una envoltura protectora, el lugar en donde se gesta y desarrolla la actividad que marca el paso entre dos etapas de vida. Esta metamorfosis que modifica y transforma a la oruga facilitando el nacimiento de la mariposa es la base de toda inspiración para creer que los cambios que van más allá de lo evidente son posibles. La crisálida implica incubación, construcción, actividad interior y desarrollo. En su interior se está elaborando un futuro no sólo liberador sino totalmente distinto.

La mariposa representa, además de la culminación de la metamorfosis, liberación, resurrección, renacimiento y aporta una directriz más: la vertical.

De oruga a mariposa. 2ª ed

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