Читать книгу Meditaciones en el AVE - Antonio Gil Moreno - Страница 18

Оглавление

Tarde te amé

No encuentro mejor texto para avanzar en estas Meditaciones, que las hermosas palabras de san Agustín, un hombre que alcanzó las tres luces o constelaciones que manifiestan a Dios irresistiblemente. Porque es converso y es doctor y es padre. Es decir, en él es Cristo Camino y es Cristo Verdad y es Cristo Vida. Faltó el martirio, pero ¿puede haber mejor testigo y más ardiente que el renacido en el fuego, el abrasado en sabiduría, el procreador y patriarca de generaciones y generaciones?

¡Tarde te amé, oh mi Dios,

oh Santa Trinidad,

hermosura antigua y tan nueva,

tarde te amé!

Tú estabas dentro de mí, yo, fuera.

Por fuera te buscaba y me lanzaba

sobre el bien y la belleza

creados por ti.

Tú estabas conmigo y yo

no estaba ni contigo ni conmigo.

Al retenerme las cosas lejos de ti,

yo no te veía ni te sentía,

ni siquiera te echaba de menos.

Tú, oh Dios compasivo,

mostraste tu resplandor

y pusiste en fuga mi ceguera.

Exhalaste tu perfume

y aspiré tu belleza.

Ahora respiro y suspiro por ti.

Viniste a mí y, al encontrarte

en ti, mi hambre y mi sed

quedaron saciadas.

Me tocaste, y me abraso en tu paz.

Meditaciones en el AVE

Подняться наверх