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¿Quién es un ateo?

Un ateo no es sólo quien niega la existencia de Dios, sino también aquel que no cumple su voluntad. La sociedad poscristiana secularizada tendrá que aprender que Dios es el único que puede salvar al hombre. Muchísimos contemporáneos que se han alejado en sus sentimientos y en sus mentalidades de Dios, de Jesucristo y de su Iglesia, están invitados a desarrollar una nueva sensibilidad hacia las preguntas existenciales, hacia la solidaridad fundamental entre todos los hombres y hacia la relación fundamental y universal con Dios, principio y fin del mundo y del hombre.

El profesor Gerhard L. Müller, catedrático de Teología Dogmática en la Universidad Ludwig Maximilian, de Munich, defiende la autoestima de cada hombre, la confianza en su futuro, a la luz de la aceptación de todos por Dios, creador y Padre de todos, y que Dios mismo realizó en la creación de todos:

«Estamos convencidos de que Dios mismo,

y no una evolución ciega del cosmos,

creó a todos, a su imagen y semejanza,

eligió a todos en Cristo,

a través de la Historia de la salvación

en Cristo.

Creemos en la encarnación de la palabra de Dios,

en la auto-entrega de Jesucristo en la cruz,

y en la presencia definitiva de su amor

en el Espíritu Santo, derramado en nuestros

corazones.

Creemos en la resurrección de Jesucristo,

como fundamento de la esperanza en la

vida eterna,

es decir, en la comunión eterna con Dios».

* * *

Antes del nacimiento y después de la muerte, la existencia humana se sumerge en lo desconocido. Parece acertado comparar nuestra condición a la de un viajero que se despierta en un tren que atraviesa la negrura de la noche. Sabe que el tren acabará por entrar en el túnel inevitable de la muerte, pero nada sabe de lo que hay después de ese misterioso túnel.

«No hay nada», dirán algunos. Y es una opinión respetable, pero no disponen de pruebas porque ninguno ha vuelto para contarnos el término del viaje, excepto Jesús. Él es, en efecto, el único hombre de quien se afirma con rigor histórico que atravesó el túnel de la muerte en los dos sentidos, y nos habló del más allá.

Cualquier bibliófilo puede comprobar que ningún libro antiguo ha sido transmitido con tanta exactitud y abundancia de manuscritos como el Nuevo Testamento. Se conocen cerca de cinco mil manuscritos neotestamentarios, algunos de los cuales son de los siglos II y III.

Jesucristo es el único hombre a quien se ha asociado sin mediatizaciones el nombre de Dios. En la Biblioteca Nacional de París, espejo fiel de la cultura occidental, su nombre es el segundo en el número de fichas. El primero, y también es significativo, es Dios.

Meditaciones en el AVE

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