Читать книгу Estafar un banco... ¡Qué placer! - Augusto "Chacho" Andrés - Страница 17
Cuenta Enrique Constenla2
Оглавление—La cosa la empezamos tres. Al «Pelado» Oscar se le murieron los padres y con el Pocho íbamos a hacerle compañía, para no dejarlo solo en el rancho.
—Ahí, entre mate y mate, la fuimos craneando. Éramos medio libertarios, sobre todo el Pocho, que era el mas leído. Decíamos que íbamos a «expropiar», no éramos chorros.
— Después entró el pibe Gadea que tenía 17 años y que siempre estaba dispuesto. Los demás teníamos veinte y pico de años.
—El 5º fue Juan y lo propuse yo. En el boliche era un tipo callado y tomaba lo justo. Dos condiciones obligatorias. Y era un duro.
—Sucedió algo curioso. El día del asalto, en la reunión final, el tipo no aparece.
—Lo vamos a buscar a la casa y empieza a decir que estábamos locos, que él creía que eran fantasías, qué es eso de asaltar un banco. La verdad es que era como planear un viaje a la luna. Lo tuvimos que patotear y decirle que tenía miedo y vino por amor propio.
—El plan preveía dónde se iba a guardar la plata sin tocarla. Por un tiempo se iban a distribuir 5 pesos por día y por persona, para los gastos personales.
—Salió todo como habíamos acordado.
—La plata y las armas fueron para un escondrijo que tenía en mi rancho, en la Cachimba del Piojo.
A los pocos días del golpe y desvirtuada la pista argentina, los suburbios de la capital son cada vez más inseguros. Los participantes del asalto se van para Argentina, donde serán cobijados por anarquistas.