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1958: La gente quiere cambios

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El Uruguay batllista, el del estado «escudo de los débiles», llega a su fin. El gobierno colegiado de nueve miembros, seis colorados y tres blancos, es ineficaz y conservador al extremo, incapaz de reconocer sus limitaciones. Fábricas grandes, como la metalúrgica Ferrosmalt y varios talleres del vidrio, ubicados en Nuevo París y La Teja, sufren crecientes dificultades. La carestía sigue en aumento, crece la desocupación y se «funden» bancos.

Todos hablan de cambios urgentes. Pero estamos en año electoral y el gobierno le hace guiñadas a los votantes obreros. Luis Batlle, presidente del Consejo de Gobierno, amenaza «traer el ganado a latigazos». No llega el ganado a La Tablada y el mercado negro de la carne alcanza su máximo desarrollo. Un día sí y otro también la policía, encargada de la «represión del comercio ilícito de la carne», anda a los tiros con los contrabandistas, en su propio país.

El diario El País, vocero no oficial de los ganaderos, critica la política del gobierno por errática. Tiene la solución. Será la llegada de los blancos al gobierno —«el cambio total»—, la «nueva era».

También la Universidad quiere transformaciones de fondo. Todos sus sectores se movilizan por lograr la autonomía. Los estudiantes quieren el cogobierno. Manifestaciones de más de cien mil personas cubren 18 de julio al grito de «obreros y estudiantes unidos y adelante».

Se logra en 1958 la Ley orgánica, que instaura el cogobierno y la autonomía en la universidad, y se consolida el acuerdo de los estudiantes con los trabajadores.

Después de noventa años, los colorados son desalojados del gobierno. Pero no hay «cambios totales» como anunciaba El País. La famosa «nueva era» que iba a llegar con Herrera se frustra con su muerte.

Estafar un banco... ¡Qué placer!

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