Читать книгу Manual práctico de criminología aplicada - Beatriz de Vicente de Castro - Страница 58
1. APROXIMACIÓN DEDUCTIVA
ОглавлениеEl método deductivo ayuda a establecer conclusiones a través del razonamiento lógico y del proceso analítico de los datos obtenidos principalmente de la escena del crimen. Conlleva necesariamente una fase de observación del hecho concreto, una segunda fase de inferencia en la que se establecen hipótesis probables que, basadas en una serie de premisas, expliquen lo observado y una última fase de verificación, en la que el analista trata de establecer las consecuencias más probables en virtud de su hipótesis y mide la resistencia de sus conclusiones comparándolas con la experiencia.
Las técnicas de perfilado deductivo están diseñadas, especialmente, para su aplicación en los primeros momentos de la investigación criminal. El establecimiento de hipótesis iniciales basadas en la evidencia física resulta útil para asesorar al equipo de investigación en la priorización de líneas de investigación y ofreciendo sugerencias operativas.
La principal fuente de información para realizar un perfilado deductivo es la escena del crimen. La observación de los indicios físicos y su disposición en la escena, la posición del cuerpo (si lo hubiera), la propia localización de la escena y el contexto del lugar, entre otras variables, permiten al analista realizar inferencias respecto a la interacción que hubiera tenido lugar durante el hecho delictivo entre la víctima y el autor. Es importante tener en cuenta que la manera de comportarse de la víctima informa sobre las posibles formas de respuesta conductual del autor, esto es, el comportamiento de la víctima modula el del autor. Conviene no olvidar que el estado final de la escena de un crimen es el resultado de la interacción de dos personas en un contexto concreto y no sólo de la voluntad del autor del hecho, y que la sucesión de comportamientos, unos en respuesta de otros, nos da información de la motivación real del criminal. Imaginemos a un agresor sexual de los denominados “egoísta” por HAZELWOOD y BURGUESS (2001)22. Este tipo de agresores sexuales suelen mostrar un total desinterés y desprecio por sus víctimas y las usan como si de un objeto se tratara. En principio, el sometimiento o no de la víctima no es un obstáculo ya que se mostrará más o menos agresivo, física y verbalmente dependiendo del nivel de resistencia que presente ella. Será sencillo para el lector deducir que entre los escenarios finales posibles tenemos los dos extremos, a saber, la víctima de violación a la que apenas acompañan lesiones físicas más allá de las de la propia agresión sexual y, en el extremo contrario, la víctima que haya sufrido un grado alto de violencia y, por tanto, presente un mayor número de lesiones. Nos encontramos, pues, ante finales muy diferentes en dos hechos cometidos por la misma persona. La diferencia en el nivel de violencia mostrada en ambos nos ayuda a establecer la motivación real del autor, que en este caso parece ser puramente sexual, es decir, la intención del autor es acceder sexualmente a su víctima. Pero, si no conocemos al autor de los hechos ¿cómo saber que ambos hechos, aparentemente tan diferentes entre sí, han sido cometidos por la misma persona? Pues atendiendo al análisis del restos de indicios objetivos del crimen; entre ellos, por ejemplo, si la víctima presenta señales de defensa. Esto nos daría una clave respecto del comportamiento que mostró la víctima en el momento del crimen y la posible respuesta del autor para neutralizarla. Como puede apreciar el lector, la clave para proceder al análisis de la escena de un crimen es plantear el mayor número de preguntas posibles y tratar de encontrar las respuestas basándose en los datos recogidos de la propia escena.
Es de vital importancia plantear preguntas en relación con el modus operandi seguido por el autor, entendiéndolo con el conjunto de acciones cometidas con el propósito de completar el hecho criminal tratando, además, de proteger su identidad y facilitando su huida posterior. El modus operandi nos habla de cómo el autor comete sus crímenes y nos proporciona información de su nivel de inteligencia, de su capacidad de planificación, su pericia y experiencia (ya sea criminal o profesional) así como su habilidad para controlar circunstancias adversas y sobrevenidas en el crimen. Del análisis del modus operandi se puede evaluar las decisiones tomadas por el criminal para así inferir los factores que modulan los cambios en su comportamiento y, finalmente, determinar los rasgos predominantes de su personalidad, sus posibles antecedentes, su relación con la víctima y otras variables sociodemográficas, e incluso geográficas, que permita al investigador priorizar sus pesquisas o acotar la búsqueda del supuesto criminal.
Otras variables que se pueden analizar son los métodos de aproximación y control, si el autor ha realizado comportamientos innecesarios para la finalidad del delito que se deban a la necesidad de satisfacer alguna necesidad personal o psicológica (firma) o si se ha producido alteración intencional de la escena al objeto de desviar la atención de la investigación hacia otros datos (escenificación). Todas estas variables además de otras relativas a la victimología pueden ayudar al analista a perfeccionar las hipótesis planteadas inicialmente.
Por tanto, podríamos decir que a través del análisis de la evidencia conductual se puede llegar reconstruir lo sucedido en el hecho y a determinar la posible motivación principal e incluso inferir ciertas características personales del autor, como hemos ido viendo.