Читать книгу Manual práctico de criminología aplicada - Beatriz de Vicente de Castro - Страница 62
VII. CONCLUSIONES
ОглавлениеBajo la premisa del principio de Locard de que cada vez que se entra en contacto con una persona, cosa o lugar se produce un intercambio de material físico y que, por tanto, toda interacción deja un rastro, entendemos que este resultado podría extrapolarse a los comportamientos que han intercambiado víctima y victimario en el contexto de un crimen. En este sentido, un analista de comportamiento o experto perfilador podría realizar inferencias en relación a diferentes elementos del crimen través de un análisis pormenorizado del rastro conductual dejado por la interacción de las personas comprendidas en él. Esto permitiría establecer hipótesis en cuanto a la cronología y la motivación del crimen, las interacciones que han tenido lugar, el nivel de riesgo victimológico y del modus operandi y así poder inferir ciertas características identificativas.
El análisis de la escena del crimen es la base del perfilado criminal y supone el proceso analítico de la interpretación de las características especiales de un delito y los escenarios relacionados con el mismo, de los que poder deducir los comportamientos de su autor y, en consecuencia, sus características personales prototípicas. Implica una evaluación integrada de la evidencia forense, los aspectos espacio-temporales, la victimología y de las características de la propia escena.
La exposición objetiva, clara, precisa y veraz de estos datos en un informe es un aspecto primordial en la transmisión de los resultados analíticos del experto perfilador al órgano requirente. Por otro lado, las capacidades y habilidades del experto favorecen la óptima elaboración del perfil. Se ha de tener en cuenta que el proceso que se sigue para obtener un perfil criminal puede ser arduo, ya que conlleva el estudio y análisis de una cantidad ingente de datos generados por diferentes agentes intervinientes en el proceso de investigación criminal. La formación académica de calidad, la capacidad de observación y la competencia analítica forman parte de las aptitudes que ha de tener el experto para afrontar esta labor.