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5. EL PRIMER DISCURSO

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Así lo he oído. En cierta ocasión, el Bienaventurado residía en Bārāṇasi, en el Parque de los Ciervos de Isipatana. Allí, el Bienaventurado se dirigió a un grupo de cinco monjes diciendo:

«Monjes, hay dos extremos que no deben cultivar quienes han dado el paso a la vida sin hogar. ¿Cuáles son estos dos? Dedicarse al disfrute de la felicidad relacionada con los placeres sensuales, [felicidad] que es inferior, vulgar, ordinaria, innoble y no conducente a la meta; y dedicarse al maltrato de uno mismo, que es doloroso, innoble y no conducente a la meta. He aquí, monjes, que, sin acercarse a ambos extremos, el Tathāgata ha despertado completamente al camino medio, que genera visión y comprensión, conduce al sosiego, al conocimiento superior, a la completa iluminación, al Nibbāna.

»¿Y cuál es, monjes, el camino medio al que el Tathāgata ha despertado completamente, [camino] que genera visión y comprensión, conduce al sosiego, al conocimiento superior, a la iluminación total, al Nibbāna? Es el Noble Óctuple Sendero, es decir: recta visión, recto pensamiento, recta palabra, recta acción, rectos medios de vida, recto esfuerzo, recta atención, recta concentración. Éste es, monjes, el camino medio al que el Tathāgata ha despertado completamente, [camino] que genera visión y comprensión, conduce al sosiego, al conocimiento superior, a la iluminación total, al Nibbāna.

ȃsta es, monjes, la noble verdad que es el sufrimiento: nacer es sufrir, envejecer es sufrir, enfermar es sufrir, morir es sufrir; estar unido a lo que desagrada es sufrir; estar separado de lo que agrada es sufrir; no conseguir lo que se anhela es sufrir; en una palabra, los cinco agregados del apego son sufrimiento.

»Ésta es, monjes, la noble verdad que es el origen del sufrimiento: es el deseo que conduce a más renacer, [deseo] que va asociado al gozo y al apego, que se regocija en esto y aquello; es decir, el deseo de placeres sensuales, el deseo de existencia y el deseo de no-existir.

»Ésta es, monjes, la noble verdad que es el fin del sufrimiento: es el completo cesar y desvanecimiento de dicho deseo, abandonar, renunciar, liberarse y desasirse de él.

»Ésta es, monjes, la noble verdad que es el camino que conduce al fin del sufrimiento: el Noble Óctuple Sendero, es decir: recta visión, recto pensamiento, recta palabra, recta acción, rectos medios de vida, recto esfuerzo, recta atención, recta concentración.

»“Ésta es la noble verdad que es el sufrimiento”: de este modo, monjes, surgió en mí la visión de cosas nunca antes oídas, surgió la comprensión, surgió la sabiduría, surgió el conocimiento, surgió la claridad.32

»“Esta noble verdad que es el sufrimiento debe ser totalmente comprendida”: de este modo, monjes, surgió en mí la visión de cosas nunca antes oídas, surgió la comprensión, surgió la sabiduría, surgió el conocimiento, surgió la claridad.33

»“Esta noble verdad que es el sufrimiento ha sido totalmente comprendida”: de este modo, monjes, surgió en mí la visión de cosas nunca antes oídas, surgió la comprensión, surgió la sabiduría, surgió el conocimiento, surgió la claridad.34

»“Ésta es la noble verdad que es el origen del sufrimiento”: de este modo, monjes, surgió en mí la visión de cosas nunca antes oídas, surgió la comprensión, surgió la sabiduría, surgió el conocimiento, surgió la claridad.

»“Esta noble verdad que es el origen del sufrimiento debe ser abandonada”: de este modo, monjes, surgió en mí la visión de cosas nunca antes oídas, surgió la comprensión, surgió la sabiduría, surgió el conocimiento, surgió la claridad.

»“Esta noble verdad que es el origen del sufrimiento ha sido abandonada”: de este modo, monjes, surgió en mí la visión de cosas nunca antes oídas, surgió la comprensión, surgió la sabiduría, surgió el conocimiento, surgió la claridad.

»“Ésta es la noble verdad que es el final del sufrimiento”: de este modo, monjes, surgió en mí la visión de cosas nunca antes oídas, surgió la comprensión, surgió la sabiduría, surgió el conocimiento, surgió la claridad.

»“Esta noble verdad que es el final del sufrimiento debe ser realizada”: de este modo, monjes, surgió en mí la visión de cosas nunca antes oídas, surgió la comprensión, surgió la sabiduría, surgió el conocimiento, surgió la claridad.

»“Esta noble verdad que es el final del sufrimiento ha sido realizada”: de este modo, monjes, surgió en mí la visión de cosas nunca antes oídas, surgió la comprensión, surgió la sabiduría, surgió el conocimiento, surgió la claridad.

»“Ésta es la noble verdad que es el camino que conduce al final del sufrimiento”: de este modo, monjes, surgió en mí la visión de cosas nunca antes oídas, surgió la comprensión, surgió la sabiduría, surgió el conocimiento, surgió la claridad.

»“Esta noble verdad que es el camino que conduce al final del sufrimiento debe ser cultivada”: de este modo, monjes, surgió en mí la visión de cosas nunca antes oídas, surgió la comprensión, surgió la sabiduría, surgió el conocimiento, surgió la claridad.

»“Esta noble verdad que es el camino que conduce al final del sufrimiento ha sido cultivada”: de este modo, monjes, surgió en mí la visión de cosas nunca antes oídas, surgió la comprensión, surgió la sabiduría, surgió el conocimiento, surgió la claridad.

»Monjes, hasta que mi comprensión y visión de estas Cuatro Nobles Verdades tal y como son, con sus tres ciclos y sus doce aspectos, no fue perfectamente purificada de esta forma,35 hasta entonces, monjes, no afirmé haber logrado el supremo, perfecto y completo despertar en este mundo con sus deidades, sus Māras y Brahmās, con esta población de ascetas y brahmanes, con sus dioses y humanos. Pero, monjes, cuando mi comprensión y visión de estas Cuatro Nobles Verdades tal y como son, con sus tres ciclos y sus doce aspectos, fue perfectamente purificada de esta forma, entonces, monjes, afirmé haber logrado el supremo, perfecto y completo despertar en este mundo con sus deidades, sus Māras y Brahmās, con esta población de ascetas y brahmanes, con sus dioses y humanos. La comprensión y la visión surgieron en mí: “Mi liberación es inconmovible, éste es mi último nacimiento, ya no hay más devenir”».

Así habló el Bienaventurado y el grupo de cinco monjes se alegró y regocijó con sus palabras. Y mientras estas palabras eran pronunciadas, surgió en el venerable Koṅḍañña la pura e inmaculada visión del Dhamma: «Todo aquello que tiene la naturaleza de surgir tiene la naturaleza de cesar».36

Y cuando el Bienaventurado hizo girar la rueda del Dhamma, los dioses de la tierra exclamaron: «El Bienaventurado ha hecho girar la suprema rueda del Dhamma en Bārāṇasi, en el Parque de los Ciervos de Isipatana; nadie en el mundo la puede parar, ningún asceta o brahmán, ninguna deidad, ningún Māra o Brahmā». Tras haber oído a los dioses de la tierra, los dioses del mundo de los Cuatro Grandes Reyes exclamaron: «El Bienaventurado ha hecho girar la suprema rueda del Dhamma en Bārāṇasi, en el Parque de los Ciervos de Isipatana; nadie en el mundo la puede parar, ningún asceta o brahmán, ninguna deidad, ningún Māra o Brahmā». Tras haber oído a los dioses del mundo de los Cuatro Grandes Reyes, los dioses de Tāvatiṃsa exclamaron: «El Buddha ha hecho girar la suprema rueda del Dhamma en Bārāṇasi, en la Arboleda de los Ciervos; nadie en el mundo la puede parar, ningún asceta o brahmán, ninguna deidad, ningún Māra o Brahmā». … los dioses de Yāma exclamaron … los dioses de Tusita exclamaron … los dioses de Nimmanarati exclamaron …los dioses de Paranimmita-vasavatti exclamaron … Tras haber oído a los dioses de Paranimmita-vasavatti, los séquitos37 del dios Brahmā exclamaron: «El Bienaventurado ha hecho girar la suprema rueda del Dhamma en Bārāṇasi, en el Parque de los Ciervos de Isipatana; nadie en el mundo la puede parar, ningún asceta o brahmán, ninguna deidad, ningún Māra o Brahmā».

En ese momento, en ese instante, en ese lapso de tiempo, cuando la exclamación llegó a los mundos de Brahmā, los diez mil universos temblaron, se estremecieron, fueron sacudidos, y apareció en el mundo un resplandor glorioso e ilimitado, superior incluso al que irradian los dioses.

Entonces, el Bienaventurado pronunció solemnemente estas palabras: «¡En verdad que Koṅḍañña lo ha entendido, en verdad que Koṅḍañña lo ha entendido!». Así fue como el venerable Koṅḍañña adquirió su apodo «Koṅḍañña, el que ha entendido».

(SN 56:11: Dhammacakkappavattana Sutta; V 420-424)

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