Читать книгу La odisea de Shenmue - Carlos Ramírez Moreno - Страница 13

OUTRUN

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Tras acumular dos éxitos seguidos y satisfacer dos de sus pasiones (las motos y La Historia interminable), Yu Suzuki quiso que su siguiente paso fuese trasladar a un videojuego su pasión por los Ferrari. El patrón empezaba a ser bastante claro: el creativo nipón siempre buscaba la forma de trasladar a un videojuego sus mayores pasiones, de la forma más realista posible, y puede que fuese ese afán por el perfeccionismo y esas ganas de hacer justicia al producto real lo que convertía esas ideas en juegos de éxito. Con OutRun llegó su tercer gran éxito seguido, un título que se adaptó a casi dos decenas de plataformas diferentes a lo largo de los años y que contó con numerosas entregas (algunas eran revisiones del título original y otras juegos completamente diferentes que mantenían el nombre: OutRun 3D, Battle OutRun, OutRun Europa, OutRunners, OutRun 2019 y OutRun 2006). Corría el año 1986 y, en apenas tres años en la compañía, Yu Suzuki había conseguido devolverla a lo más alto del panorama internacional con espectaculares recreativas que, en la época, sus competidoras eran incapaces de igualar.

El juego se basaba, como decíamos, en la pasión del creativo nipón por conducir un Ferrari… aunque en realidad no se tenía la licencia del fabricante italiano y en ningún momento se hace referencia a la marca. Sin embargo, el Ferrari Testarossa es fácilmente reconocible, así como el estilo de vida tan norteamericano de la época, con un ricachón que recorría paisajes de playa con una chica rubia en el asiento del copiloto. OutRun hacía uso, una vez más, de la tecnología Super Scaler de Sega, que tan buenos resultados había dado ya en sus dos apariciones anteriores. Sin embargo, las mejoras técnicas que se introdujeron durante los pocos años transcurridos hacían destacar a OutRun como la culminación del uso de dicha tecnología. Y, al igual que con Hang-On, Suzuki quiso preparar una máquina especial, que si bien no era un Ferrari entero sí que simulaba un asiento de piloto: volante, freno, acelerador, cambio de marchas… El éxito de este juego tan intenso, divertido, difícil y ridículamente adictivo fue tal que incluso fue premiado con el galardón a mejor juego del año en los Golden Joystick Awards.

La odisea de Shenmue

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