Читать книгу Autonomía, dependencia y servicios sociales - Carmen Alemán Bracho - Страница 15
2.2. La teoría del etiquetaje y el estigma
ОглавлениеCuando se comprende que algo es real se vuelve así en sus consecuencias (Thomas, 1928). La teoría del etiquetaje hace emerger la importancia para la cohesión social de establecer categorías y etiquetas. Por ejemplo, si socialmente se cree que las personas con dependencia no pueden ser independientes o contraer matrimonio, la dinámica social presionará para que esto sea así, estableciendo obstáculos reales y simbólicos para que no exista la autonomía plena en este ámbito por parte de estas personas. Así, desde la sociología, se comprende como algunas palabras establecen límites a la realidad de los individuos. Para ilustrar esta afirmación se pueden observar algunas palabras que estigmatizan, avergüenzan y excluyen a las personas. A lo largo de la historia a las personas con discapacidad se ha hecho referencia con diversos términos despectivos. El variado elenco de adjetivos con notaciones valorativas y despectivas, tratan de excluir a la persona a la que van dirigidos. Todas esas palabras construyen una idea despectiva del otro (Macionis y Plummer, 2011 y Fiedler, 1981).
Poco a poco el uso de estos adjetivos ha ido limitando su uso al lenguaje coloquial y no científico o profesional. Y, a pesar de los nuevos conceptos más respetuosos y realistas con la realidad de las personas con dependencia, los nuevos términos establecen un nosotros y un ellos, los otros. En esa dicotomía ellos son diferentes.
Como se ha explicado más arriba, las etiquetas estigmatizantes facilitan el orden social, repartiendo el poder o la división del trabajo. En el caso de los conceptos utilizados respecto a las personas con dependencia son excluyentes al focalizar la atención sobre los aspectos más negativos de la existencia. El modo en el que las sociedades han venido refiriéndose a las personas con dependencia y discapacidad las estigmatiza y las sitúa en una situación de desventaja de base frente a cualquier interacción social. Esta estigmatización contribuye a la creación de estereotipos que fortalecen el vínculo entre los que no conviven con la dependencia, pero deja fuera a todas estas personas, con sus capacidades y posibilidades. Esta exclusión se extiende en cierta medida a sus familiares y cuidadores.
Para hacernos una idea del modo de interacción del resto de la población con las personas con dependencia y discapacidad, diversos estudios muestran la cantidad de prejuicios que existen. Sin embargo, como en la mayoría de los casos, estar en contacto con la realidad de la dependencia o la discapacidad limita la estigmatización. En general, cuando las personas entran en contacto con alguna persona con discapacidad o dependencia, las primeras mantienen una actitud tradicionalista, rutinaria, equitativa, transformadora o impulsora.
• La actitud tradicionalista mantiene la visión estereotipada;
• la rutinaria mantiene escaso interés por esa realidad;
• la equitativa promueve la normalización de las personas con discapacidad, dependencia o diversidad funcional;
• la transformadora es para los más jóvenes que defienden la normalización y el cambio en la perspectiva social y
• la impulsora son los activistas y representantes de las personas que viven con discapacidades, dependencia y diversidad funcional (Macionis y Plummer, 2011).
Tras comprobar como la sociedad los observa y construye socialmente discursos y realidades sobre las personas con dependencia o discapacidad es necesario adoptar la perspectiva de las personas que viven esa realidad para darles voz. Están descritas una serie de formas de enfrentar esta realidad: negación, normalización, alejamiento y lucha.
1. La negación consiste en evitar reconocer la existencia de la discapacidad, dependencia o diversidad funcional. Se puede quitar importancia y no convertirlo en algo central en la vida o tratar de ocultarse. Algunas personas piden ayuda a los demás presentándose como competentes y capaces, evitan situaciones amenazantes y niegan o evitan el estigma;
2. la normalización incorpora la dependencia, diversidad funcional o discapacidad a la cotidianeidad, se acepta y se establecen rutinas propias;
3. el alejamiento tiene lugar cuando las personas se alejan de la sociedad en general, sucede cuando se las institucionaliza o incluso se aíslan completamente dentro de las residencias;
4. la lucha implica que la dependencia y discapacidad se utilizan de un modo activo en la vida cotidiana y en la participación social para el cambio en la construcción social de la realidad de una visión estigmatizante a otra empoderada. Puede suceder de modo individual en un constate enfrentamiento particular y diario con los límites que establece la sociedad o bien al formar parte de algún movimiento social.