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Prólogo

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La idea de progreso fue un fruto tardío de la historia, pues hasta el siglo XVIII no puede decirse que se consolidara, sobre todo entre los intelectuales. Una idea que implica la primacía de la razón y que secularizó el providencialismo divino en una utopía racional. Una concepción del progreso que logró asentamiento muy generalizado, aunque no faltaran, como siempre sucede en la historia de las ideas, tendencias que la ponían en entredicho.

El presente libro emerge como fruto de esta acertada tradición intelectual que vertebra, y al mismo tiempo promueve, el progreso real en las sociedades avanzadas. El Estado del bienestar se expandió tras la segunda guerra mundial (1939-1945), con las reformas económicas impulsadas por Keynes. Arranca entonces una época con un ritmo acelerado de crecimiento, traducido en el bienestar de las sociedades, manifestado en innumerables indicadores que evidencian la enorme transformación de las sociedades democráticas de la época.

Pero esta venturosa evolución es incomprensible sin el desarrollo simultáneo de la política social, verdadero armazón o instrumento imprescindible de esa expansión del bienestar a los sectores sociales más necesitados. No es el momento de abordar la progresiva ampliación de los objetivos de las políticas sociales desarrolladas desde entonces. Pero sí de resaltar que las obras de autores de la época –y mencionar la importancia de Marshall o Titmuss es siempre oportuno– dotaron de plena legitimidad al papel de esta política en la función esencial de reforzar la cohesión social y la integración de las personas socialmente excluidas. Por tanto, ha sido un instrumento determinante para la prosperidad ciudadana y para los avances en justicia social conseguida en ese período.

Y, si antes se decía que el progreso es un producto optimista de la razón, algo semejante se aplica a la política social y a los servicios sociales. Su historia, en la práctica, muestra la creciente ampliación de sus fines, de sus medios y de sus propios logros. Ningún sector concreto del pasado que se analice resiste la comparación con los niveles de las prestaciones y garantías que son predominantes hoy. Es una prueba de las ambiciones de la justicia social en las sociedades democráticas. Piénsese, por ejemplo, en la salud. La política social en la protección de la salud nació con unas prestaciones mínimas, prácticamente la atención a situaciones de extremada gravedad ocasionadas en el trabajo. Un siglo después, la atención es universal a todos los ciudadanos –es decir, desvinculada de la relación laboral– y alcanza desde el nacimiento –que hoy ya no tiene lugar en los domicilios, sino en centros de salud y hospitales públicos– a las enfermedades crónicas, actividades de prevención, todo tipo de cirugías, enfermedades mentales graves, ciertas atenciones psicológicas y odontológicas, entre la variedad de prestaciones sanitarias que pudieran señalarse.

Esta realidad se encuentra en la base de la presente obra Autonomía, Dependencia y Servicios Sociales, porque su objetivo es analizar con detalle precisamente uno de los logros de ese avance de las políticas sociales en nuestro país. Tras unos precedentes parciales, la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia de diciembre de 2006 ha situado la atención a la dependencia como uno de los núcleos esenciales de la política social. La fortaleza y gran responsabilidad de los servicios sociales hoy en España se han visto reforzados por la atención a la dependencia con el objetivo inexcusable de su plena integración social.

La finalidad de este estudio es ofrecer una radiografía analítica de la política social de la autonomía personal y de la atención a la dependencia hoy en España, pero insertada en el contexto donde surge y se desarrolla. Por eso mismo se analizan sus conexiones con las políticas desarrolladas en las Naciones Unidas, el Consejo de Europa y la Unión Europea, igual que en el sistema de servicios sociales y, por supuesto, en sus propios antecedentes o precedentes.

Pero la obra ofrece también el objetivo específico de que el lector conozca con detalle los aspectos esenciales de la política de atención a la población dependiente. Y no nos parece accesorio recordar aquí que conocer la situación real de la dependencia requiere analizar los sistemas autonómicos, la financiación, los cuidados no profesionales, o la mediación y su papel en la intervención social en la dependencia, entre otros.

En suma, los especialistas autores del libro transmiten al lector interesado su meditada reflexión sobre la atención a la dependencia en España, conscientes del enorme logro colectivo que se aborda en este libro. Un logro que, como siempre sucede en la historia, no cierra la propia historia, sino que la abre a su futuro desde unas conquistas inequívocas, pero también con sombras y metas a conquistar. Una luz y unas sombras que el lector encontrará en esta obra, que aspira a ser un impulso a un nuevo y esperanzador futuro.

Carmen Alemán, José María Alonso y Rosa Peñasco

Autonomía, dependencia y servicios sociales

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