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Aroma a sábado - 16 de enero

El arbolito caletense

“No dejen que el mal los venza, más bien venzan el mal haciendo el bien” (Rom. 12:21, NTV).

Los viernes de tarde eran especialmente cansadores. Y ese viernes, con un esguince en el pie izquierdo, la mochila llena de libros, un bidón de agua de ocho litros y el cansancio de toda la semana, venía caminando en mi diaria lucha contra el viento característico de la ciudad donde me encontraba colportando. Todo era árido y había solamente un par de arbustos secos en la especie de vereda que me llevaba a casa, además de mucha basura.

Sin embargo, había algo que siempre me llamaba la atención: en medio de toda las bolsas y plantas sin vida, había un arbolito que se erguía valiente y le daba un poco de verde al paisaje. Tenía un montoncito de tierra que rodeaba el tronco que intentaba crecer a pesar del clima poco favorable.

Ese viernes descubrí la razón de esa prolijidad.

Un hombre que peleaba contra el viento como yo, con una pala y mucho cariño, lo cuidaba, limpiaba y regaba. Tuve que parar para agradecerle por lo que estaba haciendo y su respuesta quedó registrada en mi mente para siempre: “Yo sé que este lugar es feo, pero este pedacito de tierra es mío y yo lo voy a cuidar. Si hago lo mejor en la pequeña parte que me toca, se nota la diferencia”.

A veces pensamos que simplemente con no hacer el mal ya podemos quedarnos tranquilos. Pero en este mundo eso no alcanza. Este lugar es feo, aunque Dios lo creó hermoso.

No alcanza con no hacer cosas malas. Tenemos un pedazo de tierra, un templo que cuidar, una misión que realizar. Y para eso se necesita acción, no simplemente la pasividad de algo malo no realizado. Para vencer el mal, se necesita hacer el bien, ocupar los huecos, los tiempos “muertos” con cosas buenas y emplear los momentos productivos en hacer justamente el bien. Solo así podemos asegurarnos de estar cuidándonos, y marcar una diferencia aunque sea en la vereda en que nos toque estar.

Una pequeña acción hoy puede llevarte a un sinfín de buenas acciones mañana, en el pedacito de tierra que se te asignó. ¡Defiéndelo! Dios te lo dio y pedirá cuenta de él.

Hoy venzamos el mal... haciendo el bien.

Hoy camino con Dios

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