Читать книгу Semiótica tensiva - Claude Zilberberg - Страница 17

I.2.2 Análisis del análisis

Оглавление

Nos gustaría señalar, en primer lugar, los límites de nuestro propósito: no vamos a tratar aquí del análisis en sí, sino del análisis semiótico, es decir, que nos atendremos a las condiciones y a las disposiciones que lo singularizan. Los maestros reconocidos de la disciplina tienen pareceres divergentes sobre la cuestión del objeto exacto del análisis: (i) Saussure pone por delante la diferencia y la oposición, que el Curso de lingüística general, siendo lo que es, parece aceptar como intercambiables; (ii) Hjelmslev desconoce ambos términos —y es difícil pensar que ese doble olvido sea fortuito— y solo acepta el término de dependencia, el cual forma parte de la primera lista de “indefinibles”;44 (iii) Brøndal, como hemos visto anteriormente, es sensible a la dinámica interna de la complejidad; (iv) Jakobson, Lévi-Strauss45 y Greimas, por su parte, han puesto el acento en la oposición. Indudablemente, para esos autores, se trata solamente de predominios y no de exclusiones. En el Curso de lingüística general, Saussure mismo ha relativizado seriamente la prioridad de la diferencia: “Por lo regular, no hablamos por medio de signos aislados, sino con grupos de signos, con masas organizadas, que son a su vez signos. En la lengua, todo se resuelve en diferencias, pero también en agrupamientos”,46 y esa rectificación modera considerablemente la distancia que adopta Hjelmslev en los Prolegómenos.

Puesto que es preciso adoptar una posición, no se trata de echarlo a la suerte, sino de mantener, en lo posible, la coherencia: creemos que el tipo de complejidad que hemos destacado, a saber, la complejidad de desarrollo, da prioridad a la dependencia y, en consecuencia, a las enseñanzas de los Prolegómenos: el espacio tensivo es, por principio, complejo, puesto que se basa en la dependencia que tiene la extensidad en relación con la intensidad, en la que los estados de cosas tienen en relación con los estados de alma. Desde nuestro punto de vista, el concepto de dependencia exige el apoyo de dos categorías auxiliares: el intervalo y la asimetría; el intervalo, dado que un paradigma no opone elementos, como se repite insistentemente: lo que hace es contrastar, disgregar, graduar, en la medida en que demanda una sola cosa: que el término siguiente supere positiva o negativamente al precedente. Una vez admitida, esa exigencia reclama una tipología razonada de los intervalos significativos elementales, de los que trataremos en el capítulo siguiente. En ese sentido, el punto de vista tensivo es ampliamente deudor de la aspectualidad. La asimetría, por su parte, es una noción delicada, que remite: (i) a la desigualdad de los potenciales inmanentes de los términos acercados, y por tanto a la medida; (ii) a la desigualdad modal que se desprende de la desigualdad anterior, la cual permite comprender que la semiótica de la oposición haya cedido poco a poco terreno a una semiótica de la modalidad; (iii) y en el plano lingüístico, a la rección. Entre esas magnitudes, lo único que se da, a fin de cuentas, son desplazamientos del punto de vista; tal como lo indica Hjelmslev, dichas entidades semióticas constituyen una complejidad de tal naturaleza que si una de ellas tiene que ser definida, las otras se presentan de inmediato como definientes de primer orden. Hjelmslev exige que la categoría mantenga tanto esa relatividad como ese predominio:

La categoría es un paradigma dotado de una función definida, reconocida la mayor parte de las veces como un hecho de rección. (…) Categoría y rección están, pues, en función una de otra; la categoría se reconoce como tal por la rección y la rección, a su vez, existe en virtud de la categoría. Lo sintagmático y lo paradigmático se condicionan mutuamente.47

De donde se infieren dos consecuencias nada despreciables. En primer lugar, la oposición, ausente de los tres índices que figuran en los Prolegómenos, no ocupa el primer lugar, sino que es circunstancial: “… una correlación puede ser manifestada también por una oposición exclusiva; la exclusión no constituye más que un caso especial de la participación, y consiste en que algunas casillas del término extensivo no son ocupadas por elemento alguno”.48 En segundo lugar, los conceptos mayores de la teoría hjelmsleviana, si no de su imaginario, forman, desde cierto punto de vista, una declinación, mejor aún, una transición por etapas entre la extensión y la localidad, entre el sistema y sus “detalles”; la extensión tiene por fiadora la “homogeneidad de la dependencia”, que es ciertamente mucho más que un “indefinible”. Según el autor de los Prolegómenos:

El factor particular que caracteriza la dependencia entre la totalidad y las partes, lo que la diferencia de una dependencia entre la totalidad y otras totalidades y hace que los objetos descubiertos (las partes) puedan ser considerados como interiores y no como exteriores a la totalidad (es decir, al texto) parece ser la homogeneidad de la dependencia: todas las partes coordinadas, que resultan únicamente del análisis de una totalidad, dependen de dicha totalidad de una manera homogénea.49

La localidad tiene por fiadora la función; finalmente, la categoría y la rección encaminan, transportan el arcano de la dependencia desde el todo hasta sus partes más alejadas, como sucede por ejemplo con los casos (Hjelmslev), con las preposiciones (Brøndal) y hasta con los indefinidos (Greimas).

Por su generalidad superior, la dependencia prevalece sobre la oposición, exaltada durante los años sesenta, y se impone como el objeto central del análisis; de ahí la corrección aportada a la definición tradicional del análisis:

Se puede reconocer, pues, fácilmente que lo esencial, en el fondo, no consiste en dividir un objeto en partes, sino en adaptar el análisis de tal manera que se adecue a las dependencias mutuas que existen entre esas partes y que nos permita igualmente dar cuenta de dichas dependencias de manera satisfactoria.50

Semiótica tensiva

Подняться наверх