Читать книгу A mí no me va a pasar - Conrado Estol - Страница 12
“En mi opinión...”
ОглавлениеHace casi tres décadas, investigadores de la Universidad de McMaster en Canadá crearon el concepto de la “medicina basada en la evidencia”. Su promotor fue el Dr. David Sackett, que consideraba indispensable ejercer la medicina tomando decisiones diagnósticas y terapéuticas sustentadas en datos obtenidos a través de estudios diseñados con metodología científica. Esta metodología se basa en evaluar diagnósticos y tratamientos en forma comparativa entre grupos que se puedan beneficiar, evaluar los resultados en forma “ciega” (v.g. sin saber qué grupo recibe qué estudio o medicamento) y analizar los resultados con pruebas estadísticas adecuadas a la muestra estudiada. Si bien aún la mejor aplicación de esta metodología no genera resultados “perfectos” por lo menos representa la mejor opción actualmente disponible.
El objetivo de la medicina basada en la evidencia radica en combatir la vieja creencia de la medicina basada en la “eminencia”, es decir, en la experiencia personal del médico tratante supuestamente “experto”. Se debe entender que esa experiencia no pasa de ser una anécdota, ya que un solo médico no puede evaluar los miles de pacientes necesarios para sacar una conclusión válida científicamente y mucho menos aplicar un método estadístico en forma ciega al tratamiento y analizar su relación con los resultados.
Resulta materialmente imposible para un médico generar conductas terapéuticas con validez para aplicar a sus pacientes y, por esto, actuar basado en la “experiencia personal” solo puede conducir a errores. Esa experiencia individual se debe catalogar como “anécdota” y este es el momento oportuno para recordar que “data is not the plural of anecdote”. Se pierde el juego de palabras en la traducción, pero se comprende la idea: literalmente, “los datos no son el plural de ‘anécdota’”, la información que realmente vale es la obtenida a través de estudios científicos con metodología adecuada.
Denton Cooley, un eminente cardiocirujano de los EE.UU. repetía con frecuencia: “algunos llaman mi experiencia a los errores que han cometido durante los últimos 30 años…”. Era sin duda muy crítico y famoso por su severidad con quienes viajaban de todo el mundo para formarse con él en su centro de cirugía cardiovascular en la ciudad de Houston. Se dice que cuando llegaba un nuevo pupilo, el primer día en el quirófano lo miraba fijo amplificando su imponencia enmarcada por el barbijo, gorro quirúrgico y anteojos, para decirle “párese bien quieto ahí y trate de NO ayudar…”. Pero cuidado: el paciente sentado delante de nosotros tampoco es “el sustantivo singular de data”, aquí es crítico el conocimiento sumado al valor del llamado expertise o “sabiduría” o conocimiento sumado a experiencia en un campo específico adquirido luego de años de dedicación intensa.
La medicina es probablemente el ejemplo paradigmático de un área en la que aun conociendo de memoria todos los textos escritos sobre ella, el profesional que la ejerce no podría practicarla con un mínimo de idoneidad si a toda esa información no la ha adquirido en el contexto adecuado. El conocimiento no equivale a la simple acumulación de datos o información, sino a una capacidad de elaboración sobre esos datos que solo se obtiene con experiencia y formación en un contexto de alta complejidad científica y con la presencia de role models entre quienes transmiten el conocimiento. He conocido muchos médicos muy estudiosos y memoriosos que cometieron errores con graves consecuencias para sus pacientes, debido a una falta de capacidad de análisis y juicio crítico por no haber tenido una buena formación.