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CAPÍTULO 2 La enfermedad coronaria
ОглавлениеYa han pasado más de 100 años desde que dos médicos rusos describieron en Kiev las características del infarto de miocardio. Con gran precisión destacaron la ocurrencia de dolor en el pecho, con molestia epigástrica, irradiación hacia el brazo izquierdo y una dificultad severa para respirar que podía llegar a alterar el sueño.
En experimentos posteriores, diversos autores observaron la ocurrencia de aterosclerosis arterial en animales alimentados con dietas de altísimo contenido graso y necrosis (v.g. infarto) del miocardio cuando se ligaba una arteria coronaria para impedir el paso de la sangre.
Durante la primera mitad del siglo XX, se reconoció al infarto de miocardio como la principal causa de muerte con una elevada tasa de mortalidad del 30% durante el primer mes. La creación de las unidades coronarias a comienzos de la década de 1960 redujo rápidamente la tasa de mortalidad al 15%. En mayo de 1967, en lo que se puede considerar un hito histórico, René Favaloro realizó exitosamente el primer bypass a una arteria coronaria con la técnica que ha salvado la vida a millones de personas, un procedimiento que se realiza a 500 mil personas por año solo en los EE.UU.
En su libro De La Pampa a los Estados Unidos, Favaloro describió su experiencia luego de llegar a ese país en 1962 sin mayores contactos ni conocimientos del idioma y la cultura local. Trabajó con los doctores Effler —quien le pidió que se quedara en los EE.UU. cuando Favaloro le anunció que volvería a la Argentina— y Mason Sones, que con su destreza para estudiar las arterias coronarias le permitió al destacado cirujano argentino lograr un conocimiento avanzado de estos vasos y sus lesiones.
Si bien ya se habían logrado con relativo éxito diferentes versiones de cirugías para eliminar o sortear la obstrucción de las arterias coronarias afectadas, fue Favaloro quien debido a un problema inesperado durante una cirugía coronaria decidió probar una variante de la cirugía convencional. La alternativa consistió en usar la vena safena de la pierna de una paciente como puente de irrigación entre la arteria aorta y la arteria coronaria obstruida. El resto forma parte de la historia exitosa en la medicina… Lamentablemente, todos sabemos cómo terminó la historia personal de Favaloro, vencido por la corrupción del sistema de salud argentino, que describió sin medias tintas en su memorable y última carta antes de quitarse la vida.
En 1977 Andreas Grüntzig, que de niño vivió en la Argentina, detalló en Zurich (Suiza) el procedimiento de la angioplastia percutánea en la que se colocaba un catéter en el segmento de arteria afectado por el proceso oclusivo y, al inflar un balón, se dilataba el área estenótica de la arteria. Este método creó la disciplina de la hemodinamia intervencionista, y abrió así un gran camino paralelo a la revascularización cardíaca sin la necesidad de acceder en forma directa al órgano por medio de una cirugía a corazón abierto.
Luego, el stent reemplazó al balón originalmente usado por Grüntzig: una malla de metal (con aspecto de rulero) que se dejaba colocada en el área de estenosis arterial y que se popularizó en las décadas siguientes. Grüntzig no llegó a ver el enorme desarrollo alcanzado por su idea, ya que en 1985 murió con su mujer en un accidente, mientras piloteaba su avión en los EE.UU.
En 1982, Meyer y colaboradores inyectaron estreptoquinasa, un medicamento que disuelve los coágulos en las coronarias de un paciente con infarto, con lo que lograron la recanalización de la arteria. De esta manera, iniciaron el fructífero camino de la reperfusión arterial farmacológica (v.g. sin abrir el corazón con la cirugía y sin colocar stents con la hemodinamia).