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Tal como se lo recuerda

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Tan impactante como el modesto relato de su propia tarea es el recuerdo de aquellos que conocieron de cerca a Francisco H. Westphal.45 Se ha dicho que Westphal era “un hombre de condiciones de pionero auténtico: sencillo, sincero y resuelto, un hombre de una sola pieza, que no retrocedía en el desierto ni se hundía en el mar; que respetaba a los humildes y no temía a los grandes, que amaba al prójimo y confiaba en Dios”.46 El pastor Chester Westphal, hijo de José Westphal, describió una vez a su tío con un toque de humor: “Él era el santo de la familia”, dijo. La misma opinión tenía María Kremer de Stein, en 1968, cuando afirmó: “Era un santo, una verdadera criatura de Dios”.47 El Dr. Herbert Westphal, otro de sus sobrinos, narró acerca de los últimos años de Francisco Westphal. Ya jubilado en Glendale, California, no se cansaba de realizar visitas y de dar estudios bíblicos. Con él se inició la iglesia hispana de la ciudad de Los Ángeles.

Susana Block de Beskow, a pesar de sus 96 años, tenía presente al pastor Westphal. Dijo ella: “Cuando era una niña hasta me sentaba en su falda”. El pastor Niels Wensell contó en su ancianidad de su contacto con Westphal. “En mayo de 1918 asistimos a unas conferencias presentadas por el pastor Francisco Westphal en Punta Arenas, Chile. El pastor Westphal había organizado una iglesia pequeña que por mucho tiempo fue la iglesia más austral del mundo”. Agregó entonces: “Desde la primera conferencia ya quedamos convencidos de que ese era el camino del Señor. Tanto a José como a Francisco los tenemos en el más alto concepto como siervos de Dios que verdaderamente han sido una inspiración”.

A los 79 años, el pastor Santiago Bernhardt, nieto de Reinhardt Hetze, valoraba la sencillez y amigabilidad del pastor Westphal, quien había compartido muchas veces la mesa de su familia. El pastor José Riffel, nieto de Jorge Riffel, a los 80 años, no podía ocultar su admiración. Su abuelo había sido el primer misionero de sostén propio y había escrito a los Estados Unidos pidiendo un pastor. Antes de la llegada de Westphal él mismo había instruido y bautizado a los primeros creyentes. Fue luego primer anciano de la primera iglesia.

Recordó José Riffel: “Entonces el pastor Westphal comenzó a predicar y vivía en el campo, en una chacrita con una casita humilde. En el invierno siguiente empezó a llover y a llover y estuvo así como quince días sin salir, y un converso llamado Conrad Keip, a quien mi abuelito adoctrinó y bautizó, tuvo la impresión de que la familia Westphal no tenía alimentos. Y le dijo a la esposa, “–Vamos a tener que llevar comida al pastor”. Cargaron papas, leche, manteca, huevos y verduras, y en el barro, soportando el frío, llevaron los alimentos al pastor que los necesitaba. El pastor Westphal se sorprendió: “–¿Cómo supo Ud. que no tenemos alimentos?”. Carlos Westphal era un niño entonces, pero no olvidó el gesto. Después de muchos años, siendo médico y director del sanatorio adventista recibió al hermano Keip, viejo, enfermo y pobre, lo atendió y suplió sus necesidades hasta el final de sus días.

Agregó el pastor Riffel: “Me acuerdo mucho del pastor Westphal. Él estuvo muchos años acá. Tenía una barbita larga, blanca [...] En el fondo de nuestra casa, en Aldea Jacobi, cerca de Crespo, se edificó la primera capilla, hecha de adobe de barro. Pero después había más adventistas cerca de Camps y construyeron la siguiente capilla que todavía está allí y ahora se usa como museo. A esa capilla asistí yo hasta los quince años. También fui a la escuela primaria de la iglesia”. Entonces evocó sus nueve años en el colegio adventista y sus felices 42 años como misionero.48 Pero la impresión causada por el pastor Westphal estaba intacta: “Yo lo miraba asombrado, y observaba su rostro, su bondad. De los sermones habré entendido muy poco, pero su ejemplo, su cariño, su sonrisa, su vida [...]”.

Los años pasaron. Godofredo Dalinger fue testigo de la organización de la primera iglesia cuando tenía trece años. Ochenta años después podía recordar aquellos días y ciertamente no había olvidado al pastor Westphal: “El pastor Westphal predicaba con elocuencia y convicción. ¡Era un pastor tan fervoroso! Yo creo que nunca más en la vida tendremos un pastor como era este pastor Westphal”. También llegó el centenario en 1994 y con él un nuevo recuerdo de aquel misionero que en 1894, cansado del viaje, predicó en alemán tres sermones la primera noche y condujo personas a Cristo en ese primer encuentro.

De las palabras recogidas surge tal vez el perfil de aquel misionero, y de todo verdadero misionero: consagración, fervor, sencillez, valor, bondad, amor y pasión por las almas necesitadas de Cristo y de la esperanza de su regreso.

31 Frank (Francisco) Henry Westphal (1858-1944), nacido en New London, Wisconsin, era el segundo de los once hijos de Gustavo Westphal y Enriqueta Maas. Se convirtió en adventista a los 19 años, asistió al Colegio de Battle Creek e ingresó al ministerio pastoral, siendo ordenado en 1883. Enseñó en el Union College, Lincoln, Nebraska. Se casó a los 28 años con María Thurston y tuvo cuatro hijos: Carlos, Elena (fallecida en 1895), Rut y Gracia. Era pastor en Illinois cuando en 1894 fue llamado a Sudamérica donde fue el primer ministro ordenado de la denominación y fundador de la primera iglesia. Vendió enseguida su chacra de 24 hectáreas. El 18 de julio de 1894 se embarcaron a Southampon, Inglaterra, y de allí a La Plata, Buenos Aires. Regresó definitivamente a los Estados Unidos en 1920. A la muerte de su esposa en 1932, volvió a casarse con Dena Barr. Francisco falleció a los 85 años, el 25 de febrero de 1944. Don F. Neufeld, ed., Seventh-Day Adventist Encyclopedia, Second Revised Edition (Hagerstown, MD: Review and Herald Publishing Association, 1996), 2:870-871.

32 Francisco H. Westphal, Pionero en Sudamérica, Trad. Silvia C. Scholtus de Roscher (Libertador San Martín, Entre Ríos: Centro de Investigación White, 1997), vii.

33 El pastor Westphal describió la forma de vida de los alemanes del Volga de la zona en la que trabajó. Estos se organizaban en colonias compuestas por un grupo de quince a treinta familias. Sus casas se construían de adobes secados al sol, tenían pisos de tierra alisada y se techaban con paja brava. En general contaban con dos ambientes, uno para comer y dormir, y el otro para cocinar. En una cocina de esas y cubierto con una frazada vieja intentó dormir el pastor Westphal antes de trasladarse a Crespo. F. H. Westphal, “Argentine Republic”, The Review, 30 octubre 1894.

34 Westphal, Pionero en Sudamérica, 6-7.

35 El pastor O. A. Olsen fue presidente de la Asociación General entre 1888 y 1897.

36 En 1903 retornó a los Estados Unidos, donde murió en 1937 a los 92 años de edad.

37 Héctor J. Peverini, En las huellas de la Providencia (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1988), 84.

38 La revista El faro apareció en 1897; la escuela de Las Tunas ofreció breves cursos desde 1899 y el Colegio Camarero inició sus clases en 1900. Town presidió la Asociación del Río de la Plata desde 1901; trabajó en la Asociación General de 1908 a 1930 y su presidencia en la Unión Austral se extendió hasta 1933.

39 Peverini, 57.

40 Francisco H. Westphal enseñó por tres años en el College View, Nebraska, hasta que la recuperación de su salud le permitió regresar a Sudamérica.

41 Joseph William Westphal (1861-1949), también nacido en New London, Wisconsin. Convertido en 1879, comenzó su ministerio a los 22 años y fue ordenado en 1891. Se desempeñó como pastor y presidente de la obra en Kansas. Trabajó en Sudamérica desde 1901 hasta 1930 cuando regresó a los Estados Unidos. Fue a España por dos años y se retiró a la edad de 71 años.

42 También en 1906 se creó la Misión del Alto Paraná (Paraguay, Corrientes y los territorios nacionales de Misiones, Chaco y Formosa).

43 Delegados de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Paraguay y Uruguay, con la presencia de W. W. Prescott, se reunieron en La Plata, Buenos Aires, Argentina, en febrero de 1916, para organizar la División Sudamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, con oficinas en Buenos Aires. Fue elegido presidente el pastor O. Montgomery. En la misma sesión se organizó la Unión Austral (Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay) con oficinas en Buenos Aires y la presidencia de José W. Westphal. En 1921, la Asociación Argentina se divide en Asociación de Buenos Aires, Misión Argentina Central, Misión de Mendoza y Asociación del Norte Argentino. En 1926 se crea la Misión Magallánica que desaparece en 1943. En 1950 existían la Asociación Bonaerense, la Misión de Cuyo, la Asociación Argentina Central y la Misión del Norte. En 1961 se creó la Misión Patagónica. En 1971 se creó la Asociación Argentina del Sur. Terminó la Misión de Cuyo, que se integró a la Asociación Argentina Central. En 1984 se creó la Misión Argentina del Sur. En 1988 se creó la Misión Argentina del Noroeste y la Asociación Argentina del Norte.

44 Su libro se llamó originalmente Pioneering in the Neglected Continent (Nashville, Tennessee: Southern Publishing Association, 1927).

45 Entrevistas realizadas por el Dr. Víctor Casali, del Centro de Investigación White, a Herbert y Chester Westphal en 1994, y a Susana Block de Beskow, Niels Wensell, Santiago Bernhardt y José Riffel en 1991.

46 Peverini, 53.

47 Ibíd., 63.

48 El pastor José Riffel, fallecido en 2006, y su esposa Lidia Kremer de Riffel fueron misioneros en Argentina, Uruguay, Chile y Perú.

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