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El Camino Real al Alto Perú y las vías fluviales del Río de la Plata

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Los conquistadores españoles fundaron ciudades y establecieron una presencia europea en lo que hoy es la Argentina a partir de la década de 1530. En 1532, el adelantado Francisco Pizarro subyugó el Imperio inca al expandir el control español a lo largo de la costa oeste de América del Sur. Los asentamientos en la costa este sobrevinieron poco después. En 1536, el adelantado Pedro de Mendoza fundó Buenos Aires en la orilla occidental del Río de la Plata. Miembros de la expedición de Mendoza navegaron por el río Paraná y fundaron la ciudad de Asunción junto a un río que los habitantes nativos, los guaraníes, llamaban Paraguay. El asentamiento de Buenos Aires no sobrevivió a los ataques de los nativos –aunque Asunción lo hizo–, pero Juan de Garay refundó Buenos Aires en 1580.

Desde el comienzo de la conquista, los adelantados buscaron las minas de las cuales los nativos obtenían el oro y la plata que vestían como adornos y usaban como utensilios ceremoniales. Como es bien sabido, el nombre “Río de la Plata” proviene de los primeros exploradores que creían que el río los llevaría a ricas minas en los Andes. Incluso el nombre Argentina, utilizado por primera vez en un poema de Martín Del Barco Centenera publicado en Lisboa en 1602, proviene de argentum, vocablo latino que significa “plata”. El término “argentino” fue utilizado como un sinónimo poético para habitante del Río de la Plata. A pesar de esta nomenclatura optimista, los conquistadores no encontraron plata en el territorio de Argentina, lo que limitó la población española de la zona durante más de dos siglos.

Durante la época colonial, la población se agrupaba alrededor de las minas más ricas o en los lugares dotados de recursos humanos y naturales, donde las poblaciones indígenas se vieron obligadas a proveer bienes y mano de obra para aquellas. Alrededor de 1540 los conquistadores descubrieron Cerro Chico, una de las minas más ricas de la América española, y fundaron Potosí cerca de 1545. A mediados del siglo XVII, Potosí se convirtió en una de las ciudades más grandes del mundo, con una población de 150.000 habitantes.

Para explotar los recursos naturales y humanos de los territorios recientemente conquistados, la corona española utilizó una institución llamada encomienda. El encomendero estaba a cargo de un cierto número de nativos obligados a pagar tributo en dinero o en mano de obra; también recibía licencias para extraer minerales o desarrollar tierras para el cultivo o para criar caballos, mulas o ganado. Los nativos, sin dinero para pagar los tributos, proporcionaron la tan necesaria mano de obra. Mucho antes de la llegada de los españoles, el inca había utilizado una institución similar, la mita, para extraer oro y plata de las minas de Perú y del Alto Perú.

De los siglos XVI al XVIII, la economía de la Argentina actual se desarrolló lentamente a lo largo de dos ejes principales norte-sur: el Camino Real al Alto Perú, conectando Potosí con Buenos Aires, y las vías fluviales del Río de la Plata, que unían Buenos Aires con Asunción. Al oeste del Camino Real al Alto Perú, los españoles fundaron ciudades en contacto con la Capitanía General de Chile a través de los Andes. Al este de las vías fluviales del Río de la Plata, hicieron lo mismo y sumaron misiones nativas en un intento de bloquear la ocupación portuguesa de esos territorios. Durante los siglos XVII y XVIII, los portugueses expandieron sus dominios soberanos hacia el oeste desde sus primeras ubicaciones en la costa oriental.

Tribus nómadas primitivas poblaron el territorio entre los dos ejes de asentamiento norte-sur. Los europeos controlaban dos franjas de este territorio: las áreas que rodeaban la carretera de Santa Fe a Córdoba y las tierras al norte de una línea de fortines que iban de Buenos Aires a San Rafael en Mendoza, a través del sur de las actuales provincias de Córdoba y San Luis.

Las monedas acuñadas en Potosí apoyaban el comercio a lo largo del Camino Real al Alto Perú y las vías fluviales del Río de la Plata. Córdoba, Salta y Jujuy proveían mulas, caballos, bueyes y carretas; Tucumán aportaba azúcar; Mendoza y San Juan producían vinos; y Paraguay producía un té de hierbas llamado yerba mate.

Todo comercio entre las colonias y el mundo exterior estaba bajo un monopolio mercantil controlado por España. Todos los embarques dentro y fuera del Virreinato del Perú, incluyendo el territorio actual de Argentina, pasaban por Lima y otros puertos en el Pacífico, hasta la creación del Virreinato del Río de la Plata en 1776. Las largas distancias que las personas y las mercancías debían recorrer en territorio argentino obstaculizaron el desarrollo humano y económico de nuestro país.

Entre la segunda mitad del siglo XVI y la segunda mitad del XVIII, la mayor parte de los ingresos del gobierno provenía en forma directa o indirecta de las minas de Potosí. El gobierno también recaudó aranceles aduaneros y otros impuestos internos, pero representaron menos de un tercio de los ingresos totales. Las monedas de plata y, en menor medida, las de oro acuñadas en Potosí eran el único medio utilizado en las transacciones que utilizaban moneda. Muchos de los intercambios no implicaban el uso de dinero.

Solo los encomenderos, los funcionarios públicos y las autoridades religiosas recibían ingresos que les permitían acumular riquezas. El grueso de la población ganaba apenas para subsistir y muchos ni siquiera participaban en la economía monetaria, viviendo del trueque como en la época precolombina.

Historia económica de la Argentina

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