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Los triunviratos
ОглавлениеMoreno falleció en el mar en su camino a Gran Bretaña, pero sus ideas continuaron influyendo en los acontecimientos en Buenos Aires. Cornelio Saavedra dejó la ciudad para dirigir el Ejército del Norte y el Cabildo forzó la creación de una autoridad ejecutiva tripartita compuesta por un presidente y dos secretarios. El llamado Primer Triunvirato se creó en septiembre de 1811. Bernardino Rivadavia, uno de sus secretarios, fue el miembro más influyente de la nueva autoridad ejecutiva.
Artigas entró en conflicto con el Primer Triunvirato en octubre de 1811 cuando Portugal envió tropas a Montevideo y Buenos Aires decidió negociar una tregua con De Elío. Esta negociación significaba reconocerlo como el gobernante de Montevideo y levantar el sitio. Así, Artigas organizó un éxodo de la población campesina de Uruguay y trasladó sus tropas a Salto Chico (hoy Concordia) en la provincia de Entre Ríos. Artigas interpretó que el Primer Triunvirato estaba traicionando la causa revolucionaria y priorizaba el interés de Buenos Aires.
La Junta Grande continuó como asamblea legislativa hasta su disolución en diciembre de 1811, cuando los soldados y oficiales del Primer Regimiento de Infantería Patricios se rebelaron contra la decisión del triunvirato de transformar la milicia en un ejército regular con Manuel Belgrano al mando.
Los delegados de las provincias fueron expulsados de Buenos Aires y acusados de insurgencia. A Cornelio Saavedra se le prohibió regresar a la ciudad y se exilió en Chile. Diez de los oficiales y soldados que habían dirigido la rebelión fueron fusilados. Este fue el segundo episodio, después de la ejecución de Liniers y de los líderes de la contrarrevolución de Córdoba, que signó el carácter violento y sangriento de las luchas dentro de la revolución.
Por su parte, el ejército de Manuel Belgrano debía impedir la ocupación por las fuerzas realistas de las ciudades desde Jujuy a Córdoba, y retomar la región del Alto Perú para la causa revolucionaria. Entre abril y septiembre de 1812, dedicó sus esfuerzos a reorganizar el ejército. Luego, desobedeció la orden del Primer Triunvirato de retirarse con sus tropas a Córdoba. En cambio, organizó el Éxodo Jujeño y ordenó quemar lo que quedaba de la ciudad para impedir que el ejército realista encontrara apoyo humano y material en su camino hacia el sur. Finalmente, enfrentó a los realistas en Tucumán y Salta, donde obtuvo dos victorias importantes. Continuó hacia el norte para reocupar Potosí en junio de 1813.
Mientras Belgrano emprendía la difícil misión de reconquistar la región del Alto Perú, se intensificaron las luchas entre facciones locales en Buenos Aires. De hecho, a mediados de 1812 el Primer Triunvirato pensaba que los antiguos partidarios de Moreno, liderados por Martín de Álzaga, estaban organizando una revuelta, de modo que Bernardino Rivadavia los condenó a muerte.
Hacia marzo de 1812, un grupo de militares que había luchado contra los franceses en el ejército español, con José de San Martín y Carlos María de Alvear como los miembros más prominentes, llegó a Buenos Aires para apoyar la revolución. Ofrecieron sus servicios al gobierno y crearon la Logia Lautaro en un intento de dar nueva vida a la revolución.
El Primer Triunvirato se hallaba en un dilema: o declaraban la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata o permanecían bajo el mando de España, ya que el Parlamento de Cádiz acababa de aprobar una constitución que daba a los virreinatos de América los mismos derechos que a las provincias en los territorios europeos.
La decisión del Primer Triunvirato de ordenar el retiro del ejército comandado por Belgrano a Córdoba desagradó a los miembros de la Logia Lautaro que bregaban por la independencia. En octubre de 1812, Juan José Paso fue el único miembro del Primer Triunvirato que permaneció en el cargo junto a dos miembros civiles de la Logia Lautaro. El Segundo Triunvirato se vio obligado a convocar una Asamblea General Constituyente con representación de todas las provincias que se comprometiera a declarar la independencia y redactar una Constitución.