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Por qué la mayoría de la gente no puede aceptar la idea
de los trastornos mente-cuerpo

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La experiencia indica que en los Estados Unidos únicamente entre un 10 y un 20% de la gente con trastornos psicosomáticos es capaz de aceptar el hecho de que sus síntomas tengan un origen emocional. Mu­chos se muestran claramente hostiles ante esa idea. Aunque hay bastante gente que acude al psiquiatra o al psicólogo, no es más que una pequeña parte de la población. Para la gran mayoría, hay un estigma asociado a los trastornos relacionados con la psicología. A uno le vienen a la mente palabras negativas como loco, chiflado, trastornado o anormal. El hecho de que un psicólogo o un psiquiatra te diga que «todo está en tu cabeza» es casi insultante, como si quisiera proclamar que no eres normal o que los síntomas están en tu imaginación. Esto es algo deplorable ya que los síntomas son muy reales, son el producto de un proceso totalmente físico.

Otro factor que afecta negativamente a la medicina mente-cuerpo es que, al igual que el estigma asociado injustamente a los pacientes de cáncer y de tuberculosis en los inicios del siglo XX, existe una vergüenza relacionada con la idea de que uno pueda padecer síntomas psicológicamente inducidos. Esto persiste en muchos círculos pese al hecho de que los jóvenes de hoy aceptan mejor la necesidad de ayuda psicológica que las generaciones anteriores.

El estrés es otro asunto. La mayoría de la gente acepta sin problema la idea del estrés porque la encuentra menos amenazadora. Cree que el estrés proviene de «factores externos» que te están afectando, así que no implica ningún fallo personal. Una buena parte de las investigaciones de psicología realizadas en la actualidad están relacionadas con los efectos del estrés sobre la salud y la enfermedad. Por ejemplo, ¿en qué medida hace empeorar una enfermedad como la diabetes? O ¿cómo una enfermedad como la diabetes puede producir estrés en la vida de una persona? Éstas son investigaciones dignas de elogio, pero no abordan el tema más crucial –el inconsciente, el lugar donde comienzan los trastornos mente-cuerpo.

Una gran parte del escepticismo mostrado por los pacientes respecto a la terapia psicosomática está respaldado por la profesión médica, incluyendo buena parte de la comunidad psiquiátrica. La gente prefiere un diagnóstico que signifique una mejoría rápida: una inyección, un me­dicamento, un tratamiento, incluso una cirugía. Muchos pacientes sólo acuden a mí después de haber probado todas las alternativas anteriores.

La mente dividida

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