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VÍAS DIAGNÓSTICAS
ОглавлениеLos tipos de diagnósticos pueden ser abordados con perspectivas diferentes, ya que existen varias maneras posibles para penetrar en el mundo interno del paciente con el fin de comprender su sentido y su dinámica. A estas miradas las llamamos vías diagnósticas.
La diversidad de enfoques puede reducirse a dos abordajes generales: uno, aquella metodología que apunta a levantar progresivamente las capas emocionales del paciente, y otro, la lectura de las emociones sofocadas e inconscientes.
Sobre el primer camino, denominado el método de las capas de cebolla, no mencionaremos casi nada, ya que se ha dicho mucho en la clínica floral, desde Nora Weeks en adelante, y se puede volver a las críticas y comentarios aportadas al respecto en diferentes oportunidades. La segunda vía, en cambio, merece una consideración especial, ya que no deja de ser un vasto terreno casi virgen.
El punto de partida es la clínica. Se podrá asegurar, y con razón, que la vía anterior también puede fundarse en la clínica. Pero existe una diferencia substancial: la que media en poner el acento en los afectos manifiestos, la primera, y en los latentes, la segunda, y pensar, desde este último lugar, cuáles serían los procesos de traducción de las manifestaciones conscientes a los afectos inconscientes.
Estos recorridos son varios, pero fundamentalmente destacamos tres: el mapeo emocional de los síntomas, el análisis de la relación terapéutica y de los vínculos en general y la interpretación de los sueños.
El mapeo emocional no es otra cosa que descubrir los afectos sofocados que se expresan en un síntoma, de tratar de establecer las relaciones afectivas que ligan los diferentes padecimientos de una persona en una estructura de conjunto. La clave es sopesar que los afectos que no se expresan vuelven como síntomas en el cuerpo, que ahí donde no está la emoción aparece el síntoma, pero que no aparece en cualquier lugar sino que la geografía corporal impone ciertas condiciones a la manifestación de las emociones, y de acuerdo a los lugares en los que encalla y las formas que adquiere un síntoma permite una interpretación de su significado. En el texto Ustedes causan su propio sufrimiento, Bach comenta: “Al médico que comprende verdaderamente la enfermedad, ella misma le señala la naturaleza del conflicto. […] Si padecen de rigidez o endurecimiento de articulaciones o miembros, pueden estar seguros de que la misma rigidez está presente en su mente; se están aferrando tenazmente a alguna idea, algún principio, o quizás algún convencionalismo que no deberían tener”. Si bien el texto continúa con otros ejemplos, lo dicho ilustra el punto en cuestión.
La relación terapéutica es otro camino para descubrir los afectos sofocados. Aquí hay que prestar atención a fenómenos como la oposición al tratamiento (resistencias del paciente a su cura), la dramatización de relaciones fantásticas (vínculos transferenciales) y el proceso de darse cuenta. Todos los fenómenos que acontecen en un tratamiento sirven para ayudar al terapeuta a descubrir aspectos inconscientes del paciente y mostrar de modo palpable las formas esenciales que adquieren sus vínculos.
Las relaciones son siempre espejo que proyecta la imagen de aquello que no se quiere ver en uno mismo, y todo lo que conforma el acontecer de los vínculos de una persona brinda un magnífico camino para comprender aspectos esenciales de su problemática. Bach señalaba esta cuestión en su bello texto Algunas consideraciones fundamentales sobre la enfermedad y la curación: “estamos colocados entre los que tienen nuestros mismos defectos, pero muchos más marcados de tal forma que podamos reconocer el sufrimiento que provocan estas acciones adversas”.
Finalmente, la interpretación de los sueños es una vía para descubrir y comprender la subjetividad de quien consulta en un tratamiento, dado que los sueños desnudan mensajes que de otro modo no podrían llegar a la conciencia. En general son vividos por el soñante como el emerger de algo extraño y sin contacto con el centro consciente de su personalidad. Frente a ellos el paciente debe primero asumirlos como expresión de su propia sombra y parte de sí mismo y trabajar en su desciframiento. El terapeuta puede ayudarlo en esta labor, guiándolo en el proceso, pero es él como capitán de su propio barco el que tiene la tarea de zambullirse en su sombra, en tal intento de discernimiento.
El terapeuta, por su parte, debe tener presente que penetrar en el significado de los sueños de una persona es conocer la vida misteriosa de su mundo arquetípico, con toda la importancia que esto conlleva para el quehacer diagnóstico y estar atento al hecho de que sueños bastante característicos de ciertos estados emocionales y de ciertas flores, de modo que, su emergencia, en un contexto terapéutico, puede ser ilustrativo de la existencia de determinados complejos psíquicos que son necesario llevar a la luz.
Estos tres caminos –mapeo emocional del cuerpo, análisis de las relaciones e interpretación de los sueños– se complementan entre si, de modo que recorrerlos da una visión más global y completa del paciente.