Читать книгу Recado confidencial a los chilenos (2a. Edición) - Elicura Chihuailaf - Страница 19
ОглавлениеLa cultura es el elemento que permite unificar a un pueblo; es el principio que permite la cohesión o unificación de nuestras comunidades.
Es de suma importancia que las políticas tengan en cuenta a nuestros ancianos, ya que ellos han jugado un papel muy importante en nuestras culturas y en la organización del movimiento indígena; son ellos los que mantienen y transmiten, en forma oral y tradicional, las costumbres, el sistema organizativo y los aspectos culturales que hasta hoy han posibilitado la vida de nuestros pueblos.
Pero es también importante que tengan en cuenta a nuestros jóvenes dirigentes que están hablando desde las comunidades (sin la intermediación de las organizaciones de la ciudad), pues ellos son los que están recibiendo la sabiduría de nuestros mayores y están hablando, por lo tanto, al lado de esa palabra, desde ese conocimiento.
La cultura no es solo los elementos que poseemos y las manifestaciones visibles. Hay que entender la cultura como la forma de pensar, avanzar y progresar en el desarrollo y en la interrelación del grupo social. La cultura es la que nos permite transformar nuestras comunidades en lo económico, social y político sin dejar de ser indígenas, de ser nativos, lo que nos permite mantener nuestra identidad como grupos diferentes a la vez que intercambiamos elementos de otras culturas; por ejemplo, el uso de la tecnología que facilita nuestra labor organizativa. Están diciendo nuestros hermanos zenu.
Nada más profundamente distintivo ha producido el ser humano, durante su evolución milenaria, que la cultura. La cultura entendida no como expresión académica, sino como ámbito vital que cruza todas las manifestaciones de la vida humana. Es cierto que no resulta posible concebir a la cultura como un fenómeno estático; es cierto que dentro de la evolución humana siempre hubo un proceso de creación, muerte y recreación de tradiciones culturales, pero también es cierto que en este último siglo hemos asistido a un progresivo y, desde muchos puntos de vista, inédito proceso de homogeneización, de absorción de la ‘diversidad’. Tal proceso es directa consecuencia de la progresiva expansión de una civilización, la occidental, que ha penetrado y desestructurado sistemáticamente a los distintos pueblos y civilizaciones con los que ha entrado en contacto, llevando además consigo una huella de violencia y destrucción.
Pensar, por tanto, el desarrollo humano, significa pensar la cultura, pensar el desarrollo del patrimonio cultural humano; el mantenimiento de las identidades diferentes.
Dicen los autores de Medicina y culturas en la Araucanía.
Durante largo tiempo se consideró la cultura en singular. No se habló de culturas. Para los mapuche se habló de «cultura de resistencia», de «subcultura». Hoy los más criteriosos hablan por fin de diversidad. El problema y el desafío es cómo concretizar esa diversidad. Problema porque significa reconocer que la concepción de Estado nacional «homogéneo y unitario» en su acepción decimonónica no puede seguir sosteniéndose. Así está diciendo mi hermano Arauco.