Читать книгу Recado confidencial a los chilenos (2a. Edición) - Elicura Chihuailaf - Страница 22
ОглавлениеUn día de We Tripantv, en Berlín (Alemania Democrática), mi amigo, mi hermano mapuche lafkenche Santos Chávez, en su niñez soñador y pastor de ovejas; y soñador, grabador y pintor en su adultez (aunque «somos unos niños en este mundo», dice), me habla de la poesía de la madera:
Antes de entrar a una academia de arte estaba en mí el deseo de entender a mi propio pueblo, a mi gente. Entender desde un punto de vista siempre positivo, que es lo que me sugería mi relación con la Naturaleza, la geografía donde nací y donde viví gran parte de mi niñez como pastor y mi adolescencia como trabajador campesino.
De dicho mundo aprendí que no hay que ser pretencioso con lo que uno hace. Eso lo sabe toda persona que trabaja la Tierra y que aprecia y vive la morenidad de ella revelándonos su, nuestra, propia morenidad.
Así cada cual se va formando un concepto de lo que ha vivido –o de lo poco que ha vivido–, porque la gente nunca termina de ser, pues nadie jamás podrá decir: «yo lo sé todo». Uno va aprendiendo de vivir. Yo cuando niño tuve un universo abierto: lleno de estrellas, de árboles, de pajaritos, de cabritas, y el Sol.
Entonces, cuando llegué a las artes del grabado, comencé a abordar mucho la cosa geográfica, en el sentido telúrico, en lo que dice relación con el movimiento de la Tierra. En definitiva, comencé de lleno a abordar el misterio del mundo. Elegí el material que más tocaba mis sentimientos: la madera.
Cuando trabajo la madera es como que estoy sintiendo mi tierra, eso me hace retornar –en cualquier lugar que me encuentre– a los caminos de mi niñez; y me hace permanecer abrazando la morenidad que fluye desde mi corazón.
El pensamiento es como el viento. El misterio de la vida es como el viento, como aquello que no sabemos cómo –de qué modo– sucederá mañana. Pero si mis manos –y lo que yo siento– me acompañan, mis herramientas pueden hacer silbar el viento en los ojos y el corazón de los que –aquí o en nuestra tierra– miran mis grabados.