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El cuerpo del virus
ОглавлениеHay una idea interesante que trabajamos con Jorge durante el seminario anterior, «Machismo»: un aspecto ligado a los discursos de género y a la marea feminista que fue asumido de manera preconcebida y acrítica hacia lo políticamente correcto. Llegamos a decir que había una dictadura de lo políticamente correcto, en el sentido de que era muy difícil decir algo que no se espera escuchar desde el discurso feminista. Ahora bien, dentro de ese discurso aparecía la frase «Éste es mi cuerpo», prevalente en el último lustro. Un éste (así, con acento) que queda del lado del que mira. Sin embargo, esta frase ha quedado subvertida por la organización de un nuevo cuerpo social, tal como lo mencionan muchos analistas políticos, periodistas o escritores. Alessandro Baricco, en diálogo con Jorge Carrión11, destaca cómo las sociedades se han disciplinado rápidamente. La sociedad italiana, la española, adquirieron una disciplina marcial; incluso la sociedad argentina con un Estado deteriorado, a los tumbos, con estratificaciones sociales poco estables, pero sobre todo un pueblo muy desobediente. Sin embargo, en este caso se ha disciplinado mediante un cierto un cálculo y una impronta del gobierno actual. Entonces, yendo al grano, el «éste es mi cuerpo» quedó evaporado por la configuración de un nuevo cuerpo social que ya no es la marea de los unos, las multitudes singulares12, sino más bien una nueva vuelta a la homogeneidad bajo la configuración de «el enemigo invisible», tal como lo llaman el presidente y el ministro de Defensa. Es lo que produce la renovación de un orden y, al mismo tiempo, la consolidación de un cuerpo Otro. El «éste es mi cuerpo» ha quedado expropiado por otro cuerpo. ¿De quién es el cuerpo? El único cuerpo que ahora circula es el cuerpo del virus. Es el único que ha neutralizado los discursos y tiende a romper, por el momento, el debate de género.
Una vez que teníamos asegurado el cuerpo con la idea de «éste es mi cuerpo» —frase sin sujeto, cabe aclarar— lo que aparece ahora es un miedo del cuerpo y sobre esto me quiero detener para encontrar la salida a mi intervención.
Pregunta
¿A qué te referís cuando decís que el virus ha neutralizado los discursos?
Emilio Vaschetto
A que lo único que ha tomado consistencia hoy es el Covid-19. En base a eso se han organizado sociedades, gobiernos, políticas sanitarias, economías, conductas humanas, rituales de aseo personal, etc. Toda nuestra vida cambió. Asistimos a una neutralización de aquellos discursos que, hasta hace un minuto, eran prevalentes. Los discursos de género o, más llamativo aún, los discursos político-partidarios. Aquí en Argentina, de repente dejó de haber izquierda y derecha. Y no es, precisamente, porque los políticos hayan madurado o moderen sus ambiciones personales: es porque ya no hay discursos. Pero prefiero no abundar sobre este asunto para evitar salirnos del tema que estamos tratando.
Jorge Carrión dice que la viralidad, término de alcance informático y de redes, ahora aparece en su acepción original. Ya no se trata de la difusión masiva de la información, sino de cuerpos: cuerpos afectados por un cuerpo. Un cuerpo exógeno que genera cambios en los cuerpos. Entonces aparece esta dimensión que yo mencionaba como el miedo del cuerpo. Y con ello me refería a la forma misma en que lo comenta Lacan a propósito de la angustia. Resumo el pasaje:
¿De qué tenemos miedo? […] De nuestro cuerpo. Es lo que manifiesta ese fenómeno curioso sobre el que hice un seminario durante un año entero que llamé la angustia. La angustia es, precisamente algo que se sitúa en nuestro cuerpo en otra parte, es el sentimiento que surge de esa sospecha que nos embarga de que nos reducimos a nuestro cuerpo […] Es un miedo al miedo…13
Vemos que el cuerpo no está asegurado: hay un miedo del cuerpo. Al mismo tiempo, surge un afecto que no es generalizable. En consecuencia, en el próximo encuentro vamos a trabajar sobre el problema del miedo y cómo se organiza la sociedad en torno a él. Eso es Hobbes, quien plantea la organización del Estado a partir del miedo mismo. Dando un paso más sobre el miedo, hablamos de la angustia como el miedo del cuerpo. Ya en la última enseñanza de Lacan, el sujeto queda reducido al Uno del cuerpo, que no es el «mío es mi cuerpo» sino que es un discurso sin sujeto: acá estamos hablando del sujeto del cual procede la angustia (ver el gráfico anterior). Ya no es el momento de articular preguntas sino de dar respuestas.