Читать книгу ¿Podemos vivir en una civilización sin dios? - Emilio Vaschetto - Страница 14

El vacío de sentido

Оглавление

Una entrevista realizada al sociólogo francés Alain Touraine en El País, ofrece una perspectiva diferente. Desde una mirada explícitamente europea, creo que ofrece algo nuevo. Al dejar abiertos algunos interrogantes, que quiero compartir con ustedes, nos ayuda a descompletar este tiempo tan pletórico de respuestas. Touraine ubica la pandemia dentro del marco en el que está la realidad, no como algo exclusivo, sino dentro de la realidad social en que se venía desarrollando Occidente, o al menos Europa. Cito:

Nunca había visto un presidente de Estados Unidos tan raro como Donald Trump, tan poco presidencial, un personaje tan fuera de las normas y fuera de su papel. Y no es casualidad: Estados Unidos ha abandonado el papel de líder mundial. Hoy ya no hay nada. Y en Europa, si se fija en los países más poderosos, nadie responde. No hay nadie en lo alto de la tabla5.

Le preguntan: «¿Y abajo?», y responde:

No existe un movimiento populista, lo que hay es un derrumbe de lo que, en la sociedad industrial, creaba un sentido: el movimiento obrero. Es decir, hoy no hay ni actores sociales, ni políticos, ni mundiales ni nacionales ni de clase. Por eso, lo que ocurre es todo lo contrario de una guerra, con una máquina biológica de un lado y, del otro, personas y grupos sin ideas, sin dirección, sin programa, sin estrategia, sin lenguaje. Es el silencio.

Estamos en el vacío, reducidos a la nada. No hablamos, no debemos movernos, ni comprender —dice—. Aclaro, usa la palabra «vacío» en clave social, no al modo de la teoría analítica, pero tomando la frase que cité de Lacan es pertinente escuchar que alguien diga «hay algo que no tiene sentido, en lo que siempre tuvo sentido», y que este sinsentido esté ubicado en un momento anterior a la pandemia. Continúo con la entrevista:

Hemos vivido dos buenos siglos en la sociedad industrial, en un mundo dominado por Occidente durante unos 500 años. Hoy hemos creído, y fue el caso en los últimos 50 años, que vivíamos en un mundo americano. Ahora quizá viviremos en un mundo chino, pero tampoco estoy en absoluto seguro. América se hunde y China está en una situación contradictoria, que no puede durar eternamente: quiere practicar el totalitarismo maoísta para gestionar el sistema mundial capitalista. Nos encontramos en ningún lugar, en una transición brutal que no ha sido preparada ni pensada.

Le preguntan también: «¿dónde está Europa?», a lo que responde:

¿Usted ha escuchado muchos mensajes europeos estos días? Yo no. Soy muy europeísta, probablemente demasiado. La marcha de Reino Unido no es poca cosa. El ascenso de los liberales como Matteo Salvini en Italia tampoco. Esta epidemia tiene lugar en un periodo en el que no sabemos ni cómo ni por qué. Es demasiado pronto para saber qué hacer económicamente, y políticamente no se nos pide otra cosa que quedarnos encerrados en casa. Estamos en el no-sentido, y creo que mucha gente se volverá loca por la ausencia de sentido.

Siguiente pregunta: «¿Habrá algún regreso del nacionalismo y del populismo?»

Pero esto ya estaba aquí. Ahora hay dos decisiones fundamentales para Europa. Primero, la liberación por medio de las mujeres. Es decir, el derrumbamiento de la razón en el centro de la personalidad y la recomposición de los afectos en torno a la razón y la comunicación, una sociedad del care6. Y segundo, la acogida de los migrantes, que considero un problema de peso. Nuestros países europeos se definen hoy por su actitud ante los migrantes.

Es una respuesta hermosa y este reportaje es de lo mejor que he leído. Pienso que en algún punto podría enlazar con lo que veníamos trabajando el año pasado en relación con «un Otro que existe», tal como lo ubicó Jacques-Alain Miller en su curso Un esfuerzo de poesía7. Siguiendo el hilo de este razonamiento, habría que discutir si Trump es o no un líder8. Ahora bien, me parece importante ubicar que el virus viene a impactar donde no hay lenguaje, donde algo queda en suspensión hasta que el imaginario para todos amplía el «quédate en casa». Touraine lo sitúa bien, marcando el punto donde la cosas no tienen sentido —en el hilo de la sociología, desde luego—. Retomando la frase de Lacan sobre el sentido del discurso amo y el lugar donde está en cruz con lo real, me he dedicado, sobre todo, a pensar el discurso amo. Por eso quisiera decir algo sobre lo real. Lo real es lo que hace al psicoanálisis un discurso muy particular y es lo que los otros discursos dejan de lado. Es aquello que concierne al cuerpo. Ese virus propio que perfora la posibilidad del sentido y que constituye cada caso. Como dice Lacan, continuando con «La Tercera»:

Lo real no es el mundo. No hay la menor esperanza de alcanzar lo real por la representación9.

No hay todos los elementos; solo hay conjuntos a determinar en cada caso. Mi S1 (primera marca) solo tiene el sentido de puntuar esa «cualquier cosa», ese significante letra que yo escribo. S1 es el significante que solo se escribe si se lo hace sin ningún efecto de sentido.

¿Podemos vivir en una civilización sin dios?

Подняться наверх