Читать книгу #QuedateEnCasa. Relatos en pandemia - Florencia Agrasar - Страница 19
John en el cielo con diamantes Graciela Cutuli
ОглавлениеImagine / John Lennon
Escena 1
La antesala del más allá. Un gran espacio en blanco, iluminado por rayos del sol matutino, con dos puertas y sendos carteles que dicen de un lado “Bienvenidos al Paraíso” y del otro “Dejad toda esperanza, los que entráis”.
Junto a cada puerta, dos baños que indican WC hombres - WC mujeres.
Se levanta el telón. San Pedro aparece corriendo y se mete en el baño de hombres, del lado del Infierno. Mientras está en el baño, entra John Lennon.
Escena 2
En los mingitorios, de espaldas, San Pedro y John Lennon.
—¿Qué hacés acá? —preguntó San Pedro al recién llegado.
—¡Lo mismo tendría que decir yo! ¿Qué hacés vos acá? —contestó John con la desfachatez de toda la vida.
—Yo soy el portero del cielo. Estoy siempre acá, te recuerdo que este es mi lugar hace dos mil años. Y por si no sabías no hay baños ni en el Paraíso ni en el Infierno. Así que tengo que venir acá, y los que recién llegan también, es su última vez para ir despidiéndose de los ritos y placeres terrenales. Algunos creen que van a poder lavarse las manos, a lo Poncio Pilatos, y así van a ir derecho al Paraíso. Qué ingenuos, como si no nos diéramos cuenta. Y eso que San Pedro sabe por santo, pero más sabe por viejo… Pero vos todavía sos joven, recién sacaste un disco… ¿qué hacés acá?
—Un loco me pegó un tiro. Estaba obsesionado con Holden Caulfield… en fin. Cosas que pasan. Me hizo firmar el disco, me esperó y me mató. Te digo que ya es un milagro que haya vivido hasta los cuarenta, entre el LSD que nos hacía caminar por las paredes y las locas que se nos tiraban encima en los recitales, sobreviví de milagro.
—¿Y por eso te encerraste ahí en el Dakota después?
—Estaba harto, San Pedro. Que Paul, que George, que los Beatles, que los genios de Liverpool, que Cynthia, que Julian, que la tía Mimi… no paraban nunca. En fin, ¿vos qué decís? ¿Qué me toca? ¿Cielo o Infierno? Ya estuve en los dos lados, pero allá abajo. Espero que acá arriba sea un poco mejor.
—Te recuerdo que dijiste que ustedes eran más populares que Jesús.
—Ah sí, me tendría que haber imaginado que me ibas a venir con eso. Pero ya lo expliqué mil veces, yo nunca quise compararnos con Jesús. Además recordarás que en Estados Unidos nos quemaron todos los discos, nos satanizaron… digamos que con eso ya cumplimos.
—También dijiste que Jesús estaba bien, pero sus discípulos eran burdos y ordinarios. Y te recuerdo que yo era uno de esos discípulos.
—Y yo era uno de los Beatles… ¿qué querés que te diga? Estamos a mano.
—Quiero que me digas por qué cantaste “Imagine there’s no heaven”... No es por nada, pero viste, acá lo tenés a un paso el Paraíso. ¡Y encima después le pusiste “and no religion too”! ¿No será mucho?
—También canté sobre una hermandad de seres humanos, viviendo todos juntos en paz… ¿Tu maestro no predicaba algo parecido?
—Puede ser —gruñó San Pedro, que empezaba a convencerse pero no quería que se le notara.
—Bueno, ¿paso o no paso? ¿Infierno o Paraíso?
—Me vas a tener que contar algo primero.
—Te escucho, San Pedro.
—Hay un temita que nos tiene desvelados a todos, allá en la Nube Nueve. Hasta les hice una apuesta, aunque la verdad pensé que teníamos para rato antes de que llegaras y pudiera saber la respuesta.
—Preguntá sin más vueltas, San Pedro.
—¿Sería mucho preguntar qué le viste a Yoko Ono? —se animó el portero del cielo.
John sonrió suavecito. Se inclinó un poco para el costado y le dijo algo al oído a San Pedro.
El santo abrió la boca y los ojos como platos, pero no dijo ni una palabra. Se sacudió un poco la túnica, agarró las llaves del Paraíso y le dijo a John: “Pasá, pasá. Ya decía yo que eras un soñador”. §