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2.2. LA CULTURA JUDEOCRISTIANA

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Con el Antiguo Testamento (AT), primera parte de la Biblia (450 a. de C. y el 96 d. de C.), se asienta la piedra angular del pensamiento judeocristiano. Dichos escritos están elaborados en una sociedad patriarcal donde no se reconocía de forma definida y clara la igualdad entre sexos pues encontramos textos en ambos sentidos, textos ambivalentes, textos claramente misóginos y textos donde se condena abiertamente cualquier ataque a la mujer. En estos enunciados la violencia sexual ya está documentada y solo haremos un acercamiento tanto respetuoso como tímido en algunas de las citas que en el aparecen. Dejando su estudio en profundidad a los Teólogos especializados en dichos escritos y a los cuales sin duda alguna pertenece la última palabra.

Resulta curioso como una de las primeras violaciones que se producen en el Génesis, provoca más ofensa en el hombre que en la mujer. La violación es entendida, en este caso como un atentado contra el honor familiar y no contra el honor o la honra de la mujer. De vuelta a la tierra prometida, la hija de Lia y de Jacob, paseando por la ciudad en busca de amigas a las que conoce tropieza con el Príncipe de la ciudad el cual la rapta y la viola. Resulta que el violador se enamora de la agredida y por mediación de su padre intenta hablar con Jacob para ver la posibilidad de casarlos. Al enterarse los hermanos consideran la violación más como un agravio a Israel que a su propia hermana. Aceptan el trato de la boda, pero con la condición de que todos los hombres del ejercito del Príncipe se hagan la circuncisión. Esa misma noche aprovechando que el ejército estaba dolorido atacan y saquean la ciudad. (Gn 34, 7).

En la relación Ammón y Tamar, también se relata una violación, cuando describe claramente: “pero él no quiso escucharla y, como era más fuerte que ella, la violentó y se acostó con ella” (Samuel, 13:14). Si bien ya se ve la advertencia de ella de que dicha conducta no era lícita en Israel (13:12).

En Zacarías y la instauración definitiva del reino de Dios augurando la conquista de Israel, nos dice al respecto: “El señor reunirá a todas las naciones para luchar contra Jerusalén. La ciudad será conquistada. Las casas saqueadas, violadas las mujeres” (Zac. 14:2). Dejando claro que en la guerra no solo hay que destruir al enemigo sino a la par a la mujer en singular representada como objeto sexual.

Luego ya, podemos ver desde el Antiguo Testamento como la violación era parte de la guerra y de la vida cotidiana. Si bien, para ser justos, en el Nuevo Testamento aparece claramente la idea condenatoria de todo este tipo de ultrajes hacia la mujer. En la carta de S. Pablo a los Efesios muestra que el acoso sexual, inclusive en forma de broma no tienen cabida en la religión cristiana. Dice textualmente: “Y hacer del amor la norma de vuestra vida (5.2) … En cuanto a la lujuria cualquier clase de impureza o avaricia, que ni siquiera se nombren entre vosotros, pues así corresponde a creyentes. Y lo mismo hay que decir de las palabras torpes y las conversaciones estúpidas o indecentes que están fuera de lugar”. (5.3-4 y 5). Por lo que de alguna manera ya previene del piropo inadecuado como una forma de ataque sexista que debe ser limitado y restringido como una conducta totalmente impropia de una persona de bien. Como también hay que recordar que en el Deuteronomio ya se hace referencia a dos leyes de carácter sexual: no realizar actos impuros y no desear a la mujer del prójimo, si bien, se entiende que la mujer tampoco debe desear al hombre de otra mujer.

Violencia sexual. Análisis, Tipologías y diferentes perfiles

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