Читать книгу Primera de Corintios - Gary S. Shogren - Страница 13

La voluntad de Dios y los planes misioneros de Pablo, o, ¿cómo supo Pablo adónde debía ir?

Оглавление

América Latina es ahora una iglesia misionera, no solo fundada por misioneros, sino que en retribución envía cientos de misioneros más allá de sus fronteras naturales. Digamos entonces que un cristiano cree que Dios le está llamando a él o le está llamando a ella al campo misionero. Una de las inquietudes más insistentes es, siempre: Sé que voy a ir... pero, ¿adónde voy? ¿Cómo puedo estar seguro o segura si hay todo un mundo necesitado frente a mí? La iglesia latina no puede darse el lujo de encogerse de hombros y dejar esto como un misterio sin resolver, no cuando tenemos el Nuevo Testamento para guiarnos. Cuando digo el Nuevo Testamento, no me refiero a un texto aislado de la Escritura, tal como la visión del hombre macedonio en Hechos 16:9-10, y usarlo como una y la única palabra en relación con el tema. De hecho, el Nuevo Testamento no nos provee tal fórmula mágica; más bien, nos muestra una gama de maneras divinas por medio de las cuales un misionero puede tomar decisiones. Como Hechos registra sus tres principales viajes misioneros, Pablo es el mejor estudio del caso para abordar este tema.

La pregunta: ¿Cómo supo Pablo, un misionero sabio y lleno del Espíritu, adónde ir? Por supuesto, ya sabemos que Pablo evangelizó el área noreste del Imperio Romano... pero ¿por qué no fue a otras áreas? ¿Por qué no Babilonia, Egipto, Alemania, etc? Además, ¿cómo supo Pablo adónde debía ir en una región? Por ejemplo: de Antioquía, a Chipre, Antioquía Pisidia, Iconio, Listra, Derbe y de vuelta. ¿Cómo supo Pablo adónde ir durante su segundo viaje? Cuando él se hallaba en una encrucijada, ¿cómo sabía si tenía que virar a la derecha o a la izquierda? ¿Cómo determinaba si era el momento de dejar una ciudad o de quedarse más en ella?

A continuación los datos: el Nuevo Testamento (en Hechos y en las epístolas paulinas) describe 49 puntos decisivos en el trabajo misionero de Pablo.

Claramente, las motivaciones de Pablo en algunas de esas coyunturas fueron múltiples. Por ejemplo, uno de sus cambios aparece tanto en Hechos 9:23-25 como en 2 Corintios 11:32-33. Ambos textos mencionan la amenaza de muerte como motivación. Pero además, está implícito el deseo de Pablo de encontrarse con los apóstoles en Jerusalén. Las motivaciones humanas son complejas, sobre todo cuando provienen de cristianos guiados por Dios.

Más allá de esta complejidad, es probable que, mientras el texto de la Escritura describe los movimientos de Pablo con exactitud, no menciona en su totalidad las razones de cada uno de los cambios. Así pues, Pablo escogió quedarse en Éfeso debido a que vio allí “una gran puerta para un trabajo efectivo” (1 Corintios 16:8-9), pero él podría haber tenido otros motivos (ver los comentarios acerca de estos versículos). Además de eso, hay una gran cantidad de pasajes donde no se nos dice nada sobre la motivación (por ejemplo el viaje a Corinto en 1 Corintios 16:5-7) o en los que el pasaje implica una razón pero no se puede asegurar. No podemos olvidar que Pablo hizo muchos movimientos que simplemente no se registran del todo, incluyendo lo hecho durante sus “años silenciosos”.

Aún después de afirmar todo esto, podemos encontrar muchos datos útiles, y estos datos disponibles probablemente representan la gama de experiencias en la vida de Pablo.

Dos motivaciones aparecen nueve veces (más o menos) cada una:

– viajar como respuesta a “una revelación divina directa” 2 ,

– viajar como respuesta a “circunstancias locales peligrosas” 3 ,

– 12 veces por razón de la “estrategia misionera” 4 ,

– y otras razones

Revelación directa: Pablo recibió revelaciones por medio de profecía, visión, voz audible y visitación angelical. A veces estas revelaciones surgieron en conjunto con otras motivaciones, tales como amenazas (cf. Hechos 9:29-30/22:17-21). Había mensajes positivos (¡vaya!) o negativos (¡no vaya allá!, ¡no tenga miedo!, ¡no salga de este lugar ahora!). No se sabe cómo el Espíritu impidió la entrada de Pablo en Asia y Bitinia en Hechos 16:6-9, pero esa instrucción era clara para Pablo y su equipo. Otro impedimento sobrenatural inexplicable surgió por “estorbo de Satanás” (1 Tesalonicenses 2:17-18). Aparte del encargo en el Camino a Damasco, todas estas comunicaciones sobrenaturales se aplican al momento –¡Hágalo ya!– no a largo plazo.

Por supuesto, la visión original del Camino a Damasco fue el fundamento de todo el ministerio paulino. Este llamado, el cual se compara con cualquier experiencia de los profetas hebreos, no solo convirtió a Pablo en misionero, sino que lo impulsó a evangelizar a los gentiles en las áreas más remotas. Todo lo que Pablo hizo posteriormente fue una aplicación directa de esa vocación. Él también comprendió su trabajo a la luz de las Escrituras, particularmente de Isaías (ver las alusiones en Hechos 26:18, las citas en Romanos 15:8-12).

Lo que es notable por su ausencia es alguna referencia a la “dirección interna o a voces inaudibles”. Cuando Pablo afirmaba “el Señor me dijo que fuera a, por ejemplo, Macedonia”, quería decir que había oído palabras audibles o había visto revelaciones visibles.

Circunstancias peligrosas: Estas incluían amenazas de muerte, conspiraciones y expulsión. El Señor les había dado instrucciones a los discípulos diciéndoles que salieran de aquellas ciudades donde los persiguieran, en vez de exponerse a su propia destrucción (Mateo 10:23). Aquí se debe mencionar que Pablo les predicó a los gálatas debido a una enfermedad (Gálatas 4:13-14). Hechos le deja al lector la impresión de que Pablo enfrentó la mayor oposición durante su visita inicial al lugar. Sin embargo, este puede ser simplemente el estilo en que Hechos informa sobre el trabajo pionero con grandes detalles, tal vez dejando fuera relatos de la persecución que ocurrió en posteriores visitas. De hecho, este es el caso demostrable de 1 Corintios 15:32, donde la lucha de Pablo con “fieras” no se menciona en Hechos.

Notamos que muchos cristianos hoy día buscan “la puerta abierta” de Dios con el fin de saber qué hacer o adónde ir. La presuposición es que Dios dejará abierta una y solo una oportunidad, y cerrará todas las otras posibilidades. ¿Tomaba Pablo las decisiones de esta manera? Sin lugar a dudas, él habló tanto de las puertas abiertas como de las cerradas. Sin embargo, no hay ninguna indicación de que Pablo perciba una sola puerta abierta a la vez. En raras ocasiones percibimos a Pablo con una única opción ante él. Por tanto, ¡no le pidamos a Dios que cierre puertas, si no estamos además dispuestos a orar y a estudiar mucho para poder determinar cuál es el modo de proceder más bíblico!

Estrategia misionera: El planeamiento estratégico para el ministerio es un tema en sí mismo. Para nuestros propósitos, notemos que hay una docena de textos o algo así donde Pablo parece haberse trasladado de un lugar a otro únicamente “porque estaba allí” y porque encajaba con su llamado inicial. Entonces, no es de sorprender que Pablo dé un paso tras otro sin referencia a las repetidas “visiones macedónicas”. Lo vemos trabajando estratégicamente y controlando estas complejas idas y venidas de él, sus cartas y sus ayudantes. Por ejemplo, Pablo escribió 1 Corintios desde Éfeso, luego fue a Tróade para encontrarse con Tito, quien iba a llegar allí de Corinto, pasando por Macedonia. Tito no aparecía, entonces Pabló se preocupó y se adelantó para ir a Macedonia. Allí Tito, finalmente, se encontró con él y le transmitió las aparentes buenas noticias acerca de la iglesia corintia. En respuesta, Pablo escribió 2 Corintios. Todo esto tuvo lugar durante unos pocos meses, y revela la existencia de un movimiento misionero deliberado. El itinerario era flexible también: su idea original había sido ir primero a Corinto y después a Macedonia.

¿Cómo podemos reconciliar las tres principales motivaciones: revelación, circunstancias y estrategia? Parece como si Pablo no dependiera de las apariciones ocasionales de ángeles y las profecías. Era su misión recibida Camino a Damasco la que lo guiaba, y estas revelaciones o circunstancias posteriores fueron simples impulsos para afinar su dirección hacia un lado o hacia otro.

Oralmente o por escrito, Pablo se sentía a gusto usando el lenguaje tal como “Yo planeo, quiero, deseo, espero, he decidido, es mi ambición o mi oración”. Sus cambios de planes hacían que algunos cristianos sospecharan que hablaba paja (2 Corintios 1:15-2:4, nuestros comentarios), pero Pablo defendió cuidadosamente las razones de la alteración de su itinerario. Él nos parece un hombre que constantemente miraba hacia adelante, moviéndose de una manera óptima y siempre con oración.

Si Pablo hubiera creído que el Señor lo dirigía con algún tipo de indicación interna, ¿no le hubiera dado el crédito a Dios en 2 Corintios y dicho “Yo cambié los planes, pero no es mi culpa... fue Dios quien me dijo que los visitara más adelante y no inmediatamente?”. Esto no parece probable: (1) Pablo nunca mencionó la guía interna, y esa ausencia es notable en aquellos lugares donde nosotros esperaríamos escuchar algo sobre esto. Hubiera facilitado inmensamente sus propósitos en 2 Corintios o en Romanos si este fuera un hecho que él pudiera revelar; (2) Pablo cambió de idea con suficiente frecuencia como para concluir que él no estaba siguiendo un plan celestial infaliblemente concebido y comunicado.

Romanos nos ofrece el mejor ejemplo de cómo confeccionar una estrategia espiritual. Aquí está lo que se sabe acerca de los planes del apóstol para finales de la década de los 50 d.C.:

Romanos 1:10-11 – Él ha orado para que Dios le permita visitar Roma, de modo que pueda enseñar allí.

1:13 – Él había planeado viajar a Roma antes, pero había sido estorbado. No sabemos cuál fue el obstáculo, pero en parte se debía a que él quería terminar su trabajo en el este (15:22-23).

15:24-25 – Pablo piensa visitar Jerusalén, luego Roma, después España.

En estos versículos, vemos a Pablo orando y estableciendo un itinerario. Sus planes se ajustaban cuidadosamente a su llamado de fundar iglesias en áreas nuevas. De cualquier modo, el texto nos brinda muy poca ayuda para responder por qué Pablo escogió España: ¿por qué España en vez de Galicia?, ¿por qué no los bárbaros alemanes? Es más, ¿por qué no África o Mesopotamia? Podemos hacer una buena conjetura: Pablo se movía hacia el oeste de todas maneras, Roma estaba evangelizada, y España yacía al oeste; España pertenecía al Imperio y era muy respetada; era “territorio virgen”, encajaba con el método paulino.

Pero, ¿qué pasó con la misión a España? Pablo no pudo acomodar su itinerario, al menos no del modo que lo había concebido. Él no iba a ir a Roma en los próximos tres años. Si fue a España (y es dudoso) por lo menos transcurrieron otros ocho años después de escribir Romanos. Ocho años es mucho tiempo, considerando lo rápido que Pablo se trasladaba.

Sugiero que la mejor forma de acercarse a estos pasajes no es con la pregunta, “¿cómo supo Pablo que era la voluntad de Dios que él fuera a algún lugar tal como España?”, la verdadera pregunta es “¿De verdad sabía Pablo que era la voluntad de Dios que él fuera allá?”. El texto nos lleva a la conclusión de que Pablo normalmente no poseía tal conocimiento. Generalmente él estaría seguro hasta que llegara allá. Mientras tanto, Pablo podía decir: “Yo oro que por fin ahora por la voluntad de Dios se me abra la puerta para ir donde ustedes”.

¿Qué pasaría si Pablo se presentara ante el Comité de Misiones de Antioquía? Le habrían preguntado: “Hermano, ¿cree en su corazón sin la menor duda que Dios lo quiere a usted en España?”. Pablo hubiera contestado que no, no sabía eso, pero que tendría esa seguridad si y cuando llegara a tierras españolas... A menos que en el intervalo alguna revelación le proveyera un conocimiento más certero. Sin embargo, en otro punto de su carrera, él habría declarado que estaba seguro que Dios de hecho quería que navegara de Asia a Macedonia o que Dios querría que se quedara más tiempo en Corinto a pesar de la oposición. Pero, ¡afirmemos que ambas son posibles!

Resumamos lo que hemos observado:

1.Pablo se guiaba fundamentalmente por la comisión de Cristo, recibida camino a Damasco, una palabra innegable de parte de Dios. Pablo entendió que iba a centrarse en fundar iglesias gentiles en áreas no alcanzadas.

2.Pablo nunca mencionó las revelaciones “internas”, al hablar acerca de cómo decidía adónde dirigirse.

3.Pablo mencionó “puertas abiertas” y se le prohibieron algunas áreas, pero él jamás dio indicios de que eso fuera su principal fuente de guía ni que Dios normalmente le dejara solo una “puerta abierta” a la vez.

4.Normalmente, Pablo siguió la directriz de Jesús de abandonar las áreas peligrosas a menos que fuera dirigido por Dios a hacer lo contrario. Sin embargo, mientras que tomó en serio las advertencias de evitar Jerusalén, parece haber sabido que se le permitía aceptar el riesgo e ir de todos modos.

5.Sí, Pablo recibía nuevas revelaciones de parte de Dios, pero él continuaba con su trabajo con revelaciones o sin ellas. Aparte de su visión camino a Damasco, las revelaciones directas posteriores le ayudaron con los detalles inmediatos, pero no con la dirección básica.

6.Pablo estaba casi siempre en movimiento y planeaba lo que estuviera de acuerdo con la Biblia, con su comisión, y –aparentemente– con una estrategia sabiamente concebida. Cuando se le preguntaba, podía articular las razones para su itinerario.

7.A veces Pablo cambiaba de planes por razones estratégicas, o cambiaba de idea motivado por una revelación o por las circunstancias.

No hay razón para que el cristiano moderno se limite a sí mismo a uno o dos de estos puntos, ni elimine ninguna de las posibilidades de la lista. Los cristianos que esperan una visión también deben estudiar el Nuevo Testamento para darse cuenta de qué es lo que Dios quiere en el mundo de hoy. Y aquellos cuyo pensamiento es más lógico y racional de seguro querrán orar para recibir un consejo divino.

Lectura recomendada

Dany Johnson y Paul Mauger, ¡Socorro! ¡Dios me está llamando a misiones!, CEMCA, Guatemala, 22011.

Primera de Corintios

Подняться наверх