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II.ACCIÓN DE GRACIAS (PROEMIUM) COMOEXORDIUM 1:4-9

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A lo largo de los siglos, los lectores se han preguntado cómo se ajusta esta sección dentro de la carta: ¿Cómo es que Pablo habla tan positivamente y afirma a los corintios acerca de los dones espirituales y de las riquezas del Espíritu en los versículos iniciales, si más adelante será sarcástico al referirse a ser “ricos” (4:8) y censurará el abuso infantil de los dones (14:20)?

Hoy día contamos con la ayuda de un siglo de investigaciones en cuanto a la naturaleza de las cartas antiguas. De nuevo, tratamos con una adaptación paulina de un estilo común de la época. En las cartas grecorromanas típicas el prescripto iba seguido de un proemium o un exordium.

Proemium – Una acción de gracias dirigida a los dioses, mencionando la gratitud del autor por la salud, por la amistad o por la ayuda divina recibida recientemente. En la carta citada, el proemium es “Le doy gracias al [dios] señor Sarapis porque, corriendo yo peligro en el mar, me salvó de inmediato...”. Los paralelos más cercanos a 1 Corintios son las acciones de gracias halladas en 1 Tesalonicenses 1:2-10 y Filipenses 1:3-11, las cuales además concluyen con una nota escatológica. Solo Gálatas carece de acción de gracias, probablemente debido a que Pablo estaba demasiado molesto por la inminente apostasía de los gálatas como para hablar positivamente sobre ellos.

Exordium – Una sección corta antes de que el autor se disponga a tratar el propósito por el cual escribe. Era una expresión de amistad y de respeto que servía para restablecer la relación entre el emisor y el receptor. En términos sociales, sería como ofrecerle a un invitado una taza de café y hablar durante un rato sobre la familia y los intereses comunes; luego, cuando se sienta como en casa, uno dice: “Pedro, la razón principal por la que quería hablar contigo es...”. Quizá él esté más dispuesto a escuchar un asunto difícil dado que se ha reafirmado la amistad. En una carta, el escritor corre el riesgo de pasar demasiado rápido a un tema difícil y posiblemente indisponga a su amigo. Así que es preferible escribir unas palabras positivas y amistosas al principio como un recordatorio del amor cristiano y solo después se tocarían los temas escabrosos7.

Sugeriremos que aquí, como en la mayoría de las cartas paulinas, se combina la forma de una acción de gracias (proemium) con la función de un exordium8. Esto quiere decir que en 1.4-9, doy gracias a Dios por ustedes sirve para que los lectores recuerden el amor de Pablo y su interés por el bienestar de ellos. Como Pablo escribió las cartas con la intención de que se leyeran en voz alta públicamente, de principio a fin (ver 1 Tesalonicenses 5:27; Colosenses 4:16), los destinatarios escucharían las palabras positivas primero y de ese modo no se adelantarían al punto central de la carta. Esto es especialmente importante en 1 Corintios; cuando Pablo declara su tema principal en 1:10 causa sorpresa, es posible que no tuvieran ni la más mínima idea, excepto los de la Casa de Cloé (1.11), de que Pablo supiera acerca de las divisiones existentes en la iglesia.

¿Estaba Pablo, como muchos predicadores callejeros y escritores de cartas de su día, simplemente tratando de halagar a su audiencia? ¿Decía él palabras sin ningún significado solo para manipular los sentimientos de ellos de modo que fueran vulnerables a su coerción? Nuestra respuesta a estas preguntas tiene que ser no. De hecho Pablo condenará el pecado de la falsa retórica a lo largo de esta carta. Creemos que él agradece honestamente la obra de Dios en medio de los corintios, aun cuando ellos han empleado mal algunos de sus dones.

1:4

Así es como Pablo ora; usa pantote (siempre) para mostrar que tiene el hábito de orar de este modo9. Primeramente, él le agradece a Dios las riquezas de los dones espirituales y la experiencia de los corintios. Está agradecido pues la gracia de Dios se les ha dado en Cristo. Jaris (gracia) está estrechamente relacionada con jarisma (el plural es jarismata; es un don espiritual inmerecido, como en 1:7; ver Romanos 12:6; 1 Corintios 12:4, 9, 28, 30, 31; 1 Tim 4:14; 2 Tim 1:6; 1 Pedro 4:10) y a veces son términos intercambiables. Pablo todavía ve la gracia de Dios manifestada en los dones del Espíritu que Dios les ha otorgado a ellos. Esos dones no son habilidades aprendidas de las cuales podrían vanagloriarse; más bien son habilidades sobrenaturales dedicadas al propósito divino: la edificación de la iglesia (12:7).

1:5-6

Pablo se referirá más adelante a su actitud con respecto de ser ricos (4:8), pero aquí él habla sinceramente: De veras ellos están dotados ricamente. Esta riqueza se muestra en dos áreas: tanto en palabra como en conocimiento. Así como 1 Pedro 4:11 menciona “habla” y “servicio”, Pablo se refiere a dos tipos de dones recibidos. Las otras versiones castellanas usan algún sinónimo de “en palabra”, aunque una traducción más adecuada sería “en toda expresión”. Los dones de “palabra” incluirían, entre otras actividades, enseñar, hablar e interpretar lenguas, profetizar, pronunciar palabra de sabiduría o de conocimiento.

La interpretación del término conocimiento es bastante difícil, puesto que Pablo más adelante criticará la tendencia de los corintios a pisotear a otros creyentes con su supuesto conocimiento superior (8:1; cf. 13:8). Pablo no apoya la sofisticación filosófica de estos, la cual ha provocado las divisiones en la iglesia (comenzando con 1:19-20)10. Esa clase de palabras huecas y de conocimiento jactancioso no cuentan con el poder del Espíritu Santo quien bendice la obra del reino de Dios (4:20). En este punto en el exordium él mira más allá de esas falsas formas de conocimiento al verdadero conocimiento de Dios.

En estas bendiciones y en otras se nota que la obra de Dios a través de la predicación del evangelio de Cristo se ha hecho visible y se ha confirmado verdaderamente en medio de ellos. Hasta este punto, Pablo tan solo ha iniciado la distinción entre el verdadero conocimiento y la especulación racional. Él está agradecido de que Dios haya roto la barrera por medio del Espíritu, el cual revela el evangelio y además habla en la asamblea.

1:7

Pablo le agradece a Dios que a sus destinatarios no les falte ningún jarisma durante esta edad11. Como correctivo, más adelante señalará que las lenguas y la profecía se limitan a esta edad. Así los cristianos se centrarán en la virtud eterna del amor antes que en cualquier don espiritual (13:8-10). Aún así, hasta que Cristo regrese, los creyentes deben deleitarse en la provisión de los dones espirituales que Dios les ha dado.

Esta es la primera referencia a la venida de Cristo, cuando se manifieste. Una traducción más literal de apocalypsis es su “revelación” (ver BJ; BA). De esa misma palabra surge el título dado al último libro del NT; Pablo la usa técnicamente para referirse al regreso de Jesús solo aquí y en 2 Tesalonicenses 1:7 (ver también 1 Pedro 1:7, 13, 4:13). En esta carta se ve más el verbo relacionado apokaluptō, como muestra de la prueba de fuego escatológico en 3:13. El regreso de Cristo es una revelación de la verdad celestial de Dios; es una reivindicación para el cristiano que parece un insensato por creer en el evangelio de la cruz; es también un juicio porque Dios revela su evaluación escondida de los pensamientos y acciones de las personas (cf. 1 Cor 3:13). En otros contextos, se usa con diferentes significados: de una revelación del Espíritu Santo a la congregación (14:6, 26) o de la revelación divina del evangelio de Cristo (2:10).

Pablo dice que durante esta edad los corintios esperan con ansias la revelación del Señor. Esto realza una cuestión clave acerca de esa iglesia. Como vimos en la Introducción, una teoría sobre Corinto es que había llegado a ser tan de otro mundo que había abandonado o disminuido su expectativa de la Segunda Venida; o que había aceptado las ideas gnósticas y rechazado la escatología tradicional. De acuerdo con esa interpretación, el comentario de Pablo es una corrección sutil más que la declaración de un hecho: A ustedes no les falta nada y “deberían” aguardar con anhelo12.

De hecho, Pablo dice todo lo contrario. Generalmente su estilo de enseñanza es que demuestra algún punto difícil o polémico apelando a una verdad en la que están de acuerdo él y sus lectores, ilustrar lo desconocido por medio de un punto conocido. La escatología juega un papel clave en esta carta, pero no porque él esté tratando de convencer a los corintios de creer en esta. Una y otra vez, Pablo apela al futuro con la intención de recomendar algún tipo de comportamiento presente. Él no prueba el regreso de Cristo, sino que este mismo le sirve como evidencia o ilustración de otros puntos, entonces: Ustedes que creen en la venida de Jesús deberían darse cuenta que lo que estoy diciendo es verdad.

Y él usa la escatología en su carta en los siguientes términos:

A. Pablo trata de convencerlos de: B. Debido a que ellos concuerdan con él que:
Preocuparse por cómo construyen El fuego revelará las obras
No juzgar ahora Cristo sacará todo a la luz
Excomulgar ahora Puede que el espíritu del pecador se salve
No demandar a otros creyentes Juzgaremos al mundo/ a los ángeles
Mantenerse en el estado en que estén El tiempo es corto
Examinarse ahora ante la mesa del Señor Dios juzgará al mundo
No jactarse de lenguas o conocimiento Conoceremos todo como somos conocidos
La realidad de la resurrección Cristo reinará hasta que el último enemigo sea destruido (y ese enemigo es la muerte)

La iglesia corintia no carecía de esperanza escatológica en su vida diaria. Ellos no habían espiritualizado la segunda venida, como lo hicieron los gnósticos del siglo II. Antes bien, su falta consistió en no darse cuenta de cómo el final de los tiempos debería afectar su conducta (y en un caso –la resurrección del cuerpo– también afectaría su doctrina). Su triunfalismo, su arrogancia, su tendencia a las experiencias carismáticas fuera de control y su libertinaje se explican mejor sin recurrir a ciertas hipótesis relacionadas con una escatología sobre-realizada o una negación entusiasta del fin.

Hablando con toda la verdad 1:4-7

Una caricatura es un boceto de una persona en la que se exagera algún aspecto de su apariencia con el fin de ser divertida o quizá degradante. Cuando un cristiano distorsiona la verdad de otro cristiano, constituye el grave pecado de dar falso testimonio (Exod 20:16).

Pablo está a punto de condenar a los corintios por albergar a un miembro incestuoso de la iglesia y por negar el significado de la Cena del Señor, entre muchas otras faltas. Él hablará franca, y al mismo tiempo, airadamente. Esto no impide que mencione sinceramente los éxitos espirituales de los corintios en el Exordium.

Existe el mito que la predicación que es verdadera y fiel es por naturaleza áspera. Llegamos a asociar la verdad con una denuncia a voces y con sentimientos de culpa:

“Esta congregación no ha diezmado; ¡no hay forma de que tenga amor para el Señor!”

“¡Nunca ha habido una iglesia tan llena de rumores como esta!”

“¡No están aplaudiendo suficientemente fuerte; ¡claramente ustedes no aman al Señor!”

“¡Cuando yo voy a reuniones de pastores, me da vergüenza hablar de las cosas que suceden entre nosotros!”

Aún Pablo, quien creemos hablaba con la verdad apostólica, no dedicó demasiado al lado negativo, ni siquiera en una situación tan desagradable como la de los corintios.

¿Qué significa decir la verdad? Quiere decir describir el estado de los otros en relación con el evangelio, sin pasar por alto lo equivocado ni ignorar lo bueno. Decir la verdad no significa simplemente decir un montón de cosas ciertas. También quiere decir evitar la exageración tanto como la distorsión.

Observamos esto también en el Exordium, Pablo no describe Corinto desde una perspectiva meramente humana. Con cuidado, él asocia lo que ve con el trabajo continuo de Dios. Los corintios no son simplemente sabios en palabra y conocimiento; de hecho, es su unión con Cristo la que los hace ser así. No están simplemente firmes; se están manteniendo firmes por Dios hasta el regreso de Cristo. Esto también es parte de la verdad, como la ve alguien que conoce los misterios divinos.

1:8

Así que Pablo usa el final de la edad, específicamente el día de nuestro Señor Jesucristo, para demostrar que ellos ahora deberían procurar la santidad. Esta frase es una reelaboración paulina del tradicional “día de Yahvé” (o simplemente “el día”) del Antiguo Testamento (cf. Isaías 13:6, 9: Joel 2:1, 11, 31, 3:14; Amós 5:18; Sofonías 1:7). Ese era el día tanto de salvación como de juicio; dicha frase fue adquirida en el Nuevo Testamento y se convierte en un componente del evangelio cristiano13. La variedad de términos no nos lleva a encontrar un significado distinto para cada uno, como si el Día de Cristo, el Día del Señor Jesús, y el Día del Señor Jesucristo se refirieran a diferentes días.

La forma en que los apóstoles percibían a Jesús se pone de relieve cuando se examina cómo ellos aplicaron el Antiguo Testamento a él. El Día de Yahvé fue “cristologizado” con el Día del Señor Jesucristo porque él es quien trae el juicio y la salvación de Dios. Ellos consistentemente atribuyeron los actos de Yahvé al Señor Jesús (cf. Juan 5:27; nótese el uso de Isaías 6:10 en Juan 12:40-41; Joel 2:32 en Rom 10:13), usando, por ejemplo, el Día del Señor Jesucristo como una variación del Día de Yahvé. Esto significa que los autores bíblicos entendieron que los actos de Jesús no eran nada menos que los actos de Yahvé mismo. Cuando Pablo habla en 1 Cor 8:6 de “un Señor (kurios), Jesucristo, por quien todo existe y por medio del cual vivimos”, él aplica al Señor Jesús el lenguaje de Deuteronomio 6:4 – “El SEÑOR [Yahvé en el Hebreo, kurios en la Septuaginta griega] nuestro Dios, el SEÑOR es uno”. Esta es la razón por la cual Pablo rara vez tiene que afirmar que “Jesús es Dios”. Él está escribiendo a personas que conocían la Biblia, y cada vez que él cita o alude al lenguaje de Yahvé del Antiguo Testamento y encuentra su cumplimiento en Jesús, él afirma que Jesús es Dios eterno, el creador14.

La firmeza en la fe no tiene que ver solamente con decir o conocer las cosas correctas, sino con mostrar un comportamiento irreprochable. Aquí nos hallamos en el ámbito de la oración. Pablo está agradecido de que en última instancia la firmeza de la fe de ellos dependa de Cristo. En cierto modo, es diplomático de su parte pero también es un acto de fe. Los corintios difícilmente son irreprensibles al ojo humano; de hecho Pablo está presto a expresarles algunas palabras severas. Pero él cree que ellos están en las manos de Cristo y que, a pesar de las apariencias, él continuará la obra en esa iglesia. El paralelo más parecido a esto se halla en Filipenses 1:6, a pesar de las divisiones en la iglesia de Filipos, “Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús”.

“Firmes hasta el fin” 1:8

Los evangélicos están divididos por la doctrina de la santificación, la cual contesta la pregunta “¿cómo llega una persona a ser santa ante Dios?”.

Primero trataremos con dos extremos falsos:

Ningún cristiano peca.

Los cristianos pecan durante esta vida y siempre lo harán, y esto importa relativamente poco.

El primer extremo niega 1 Juan 1:8, 10; 2:1, versículos dirigidos a los cristianos. También contradice las epístolas paulinas, las cuales se dirigen solamente a cristianos y que consistentemente advierten a los creyentes acerca de caer en pecado (especialmente Gálatas 5:16-17). Algunos cristianos sostienen que mientras el cuerpo o la carne pecan, el espíritu no lo hace, así que “Yo” no estoy en realidad pecando. Esto es jugar con las palabras y dividir la persona cristiana en una forma en que la Biblia no admite; además contradice rotundamente 1 Juan 1:8, donde “nosotros” los creyentes pecamos. El otro error aparece en forma de herejías que les permiten a los cristianos hacer lo que deseen, argumentando que sus conciencias no tienen por qué sentirse afligidas pues el pecado es un concepto que ya no tiene nada que ver con la gente que está en Cristo. O puede mostrarse en la actitud, “Ah bien, todos pecamos; siempre podemos confesarlo y estará bien con Dios, entonces, no necesitamos entrar en pánico”. Estos cristianos olvidan que el pecado ofende a Dios.

Aun entre los evangélicos con puntos de vista ortodoxos existen diferencias reales. Con frecuencia esto tiene que ver con el elemento “escatológico” de la santificación, que es: dando por sentada la enseñanza bíblica acerca de la resurrección y de la transformación de los creyentes cuando Cristo vuelva, ¿qué papel le asignamos a esa victoria final?, y, ¿qué posibilidad vemos para los cristianos en esta vida? Aquí tenemos las enseñanzas:

El cristiano no puede alcanzar la perfección en esta vida, sino que tiene que esperar la resurrección

El cristiano sí puede alcanzar la perfección en esta vida, aunque depende de la propia definición de “perfección”.

La mayoría de los dispensacionalistas y de los cristianos reformados tienden hacia la primera respuesta, mientras que los wesleyanos y algunos cristianos pentecostales (pero no los de las Asambleas de Dios, por ejemplo) creen que la segunda refleja mejor la enseñanza bíblica 15 . Ellos afirman que un creyente experimenta una obra de gracia (la segunda bendición, el bautismo del Espíritu) que lo deja purificado del pecado premeditado y lo capacita para servir a Dios perfectamente. Tal experiencia se consigue por medio de la fe, y aquellos que no la tienen son responsables de procurarla.

La tensión aquí, como en tantas doctrinas, está entre la santificación presente y futura: qué es lo que puede el creyente buscar y esperar en el “ya” y que es lo que permanece en el “todavía no” de la santificación. ¿Qué revela 1 Corintios sobre esto?

Pasado: Los cristianos han sido santificados como parte de su conversión. Son llamados “los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser su santo pueblo” (1:2). “Ya han sido lavados, ya han sido santificados, ya han sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios” (6:11). La mayoría de los evangélicos tienen el hábito de hablar de la santificación como progresiva o futura, pero las referencias bíblicas con frecuencia la ubican en el momento de nuestra conversión (ver también 1:30; Hechos 26:18; 2 Tesalonicenses 2:13; 1 Pedro 1:2).

Presente: Cristo continuamente les da a los cristianos fuerza durante esta vida (1:8) y continúa santificándolos (1 Tesalonicenses 4:3; 5:23). Sin embargo, los cristianos, quienes en el pasado ya fueron santificados, no viven en obediencia constante. Podríamos incluso dejar a un lado los casos graves del incesto o de aquellos quienes andaban con prostitutas: aún entonces, todos los corintios parecían haber pecado de arrogancia, infantilismo y partidismo. Algunos hacían un mal trabajo en la iglesia o hasta pecaban enormemente y todavía eran salvos (3:15; 5:5; 11:32). En esta época todos nosotros somos relativamente infantiles, ignorantes y ciegos (13:9-11). Sin embargo, ante Dios ellos no tenían excusa para ser pecaminosos (2 Corintios 7:1), ni podían afirmar que no eran capaces de actuar de otro modo: si esto fuera así, ¿por qué Pablo se tomaría la molestia de decirles que cambiaran?

Futuro: Pablo desea que ellos sean perfectos cuando Cristo regrese (1:8; ver 1 Tesalonicenses 5:23). La orientación paulina es futura y escatológica. Él equiparará la perfección en madurez y conocimiento solo con la segunda venida de Cristo (13:9-11), como lo hace 1 Juan 3:2: “que cuando Cristo venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es”.

¿Cómo se puede aplicar esto a la iglesia latinoamericana con tanta variedad en su doctrina de santificación? 1:8 nos muestra la manera, junto con pasajes como Romanos 6:1-11 y Gálatas 5:18-19. La vida cristiana no está destinada a ser una constante derrota ante el pecado, como algunos afirman, basándose erróneamente en Romanos 7:14-25; sin embargo, todavía la lucha va a ser constante y se extenderá durante toda la vida 16 . En América Latina, a menudo incurrimos en el error de prometer una victoria fácil e instantánea sobre el pecado. Se sugiere que, una vez que una persona levanta su mano para aceptar la invitación, pase al frente para que se ore por ella o por él; se le imponen manos; hace lo que considera es un compromiso con Cristo; habla en lenguas; o experimenta alguna otra cosa, que la batalla contra el pecado acabará por completo o se reducirá al punto de que el creyente no se verá seriamente sacudido por él.

Hay peligros en estos acercamientos. En Costa Rica se ha demostrado por medio de investigaciones que la promesa de la victoria instantánea tiende a resultar en discípulos de corta duración 17 . ¿Por qué la gente abandona la iglesia?

...cuando se les preguntó a los entrevistados [evangélicos en el pasado] sobre la posibilidad de que un converso pudiera pecar, el 22.9% indicó que no es posible. Otro 5.8% no quiso opinar al respecto. Entonces, por lo menos cerca de la cuarta parte de los entrevistados opinó sobre la posibilidad de vivir en ‘perfección’, sin pecar... agregaron que, como producto de la salvación el cristiano no volverá a ser tentado (11.1%), caer en la tentación (10.0%), o vivir en angustia (11.2%). Es claro entonces, que el 21.2% de los entrevistados rechaza la posibilidad de caer en la tentación, o aún de ser tentado... Cabe destacar que las iglesias con menor deserción tienen un porcentaje menor de miembros que ven la transformación [de las emociones, los sentimientos y la mente] como una experiencia inmediata.

Por supuesto, ¡muchos de los maestros de estas personas replicarían que ellos nunca habían enseñado algo así! ¡Que estas personas habían malinterpretado lo que era en efecto una enseñanza más sutil! Pero, recordemos la gran responsabilidad que los maestros tienen de hablar con claridad y de eliminar malos entendidos. Si tanta gente piensa que ha escuchado esto, entonces no han sido adecuadamente instruidos. He escuchado enseñanza que al darle su interpretación más razonable prometía esta “completa victoria”. ¿Será posible que algunos líderes eclesiásticos den la impresión de que su nueva marca especial de santificación tiene mayor octanaje que otros ministerios menos ungidos? Si es así, ellos están levantando su propio estatus y su reputación a costa de almas por las cuales Cristo murió. Este es un pecado grave “contra Cristo” (8:12).

1:9

La esperanza paulina descansa en la fe suya de que fiel es Dios quien los llamó a comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor. Pablo usará el mismo término, koinōnia, al referirse a la “comunión” o al compartir el cuerpo y la sangre de Cristo en la Cena del Señor (10:16). Pero la comunión en 1:9 no es sacramental; antes bien, se refiere a la unión completa de la iglesia y a la relación con Cristo, al “estar en Cristo” que es la esencia de la salvación. El término es de particular importancia en 1 Juan 1:3, 6, 7 como metáfora de la salvación.

Aquí concluye Pablo el exordium. Recordándoles a los corintios sus oraciones y sus acciones de gracia, así se ha renovado el vínculo cálido entre el apóstol y la iglesia, cuando les dice que:

•Regularmente ora por ellos.

•Cree que Dios los ha bendecido ricamente.

•Sabe que sus experiencias de dones de palabra y de conocimiento son genuinas y no les falta nada.

•El evangelio obviamente ha “trabajado” en Corinto.

•Ellos están esperando el regreso de Cristo.

•Es el trabajo de Dios mantenerlos a ellos firmes y puros en la fe hasta su venida.

•Verdaderamente Dios los ha llamado a ellos a tener comunión con Cristo.

En la sección siguiente y ciertamente a lo largo de la carta, él complementará pero nunca cambiará esta opinión. Ellos tienen varias faltas graves que pueden existir al lado de estos rasgos positivos:

•Ellos son arrogantes por sus supuestas riquezas y no están dispuestos a sufrir por el evangelio.

•Ellos se centran en sí mismos al usar los dones espirituales, le prestan poca atención al resto del cuerpo de Cristo.

•Por su orgullo, ellos corren el peligro de arruinar el templo de Dios, su iglesia.

•Ellos han cometido varios errores morales profundos.

•Su expectativa del retorno de Cristo carece de un elemento clave, la resurrección del cuerpo.

•Y, primero y más importante en la agenda de Pablo: ellos han cometido un sacrilegio en su intento de desgarrar el cuerpo de Cristo.

A este asunto pasamos ahora.

Primera de Corintios

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