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VALOR Y HECHO EN LA DECISIÓN
ОглавлениеUna gran parte del comportamiento, y particularmente el comportamiento de los individuos dentro de las organizaciones administrativas, es intencional (a propósito), o sea, está orientado hacia metas u objetivos. Esta intencionalidad produce una integración en el modelo de comportamiento, sin la cual la administración no tendría sentido; ya que, si la administración consiste en “lograr que las cosas sean hechas” por grupos de personas, el propósito brinda un criterio importante en la determinación de qué cosas se van a hacer.
Cada una de las pequeñas decisiones que rigen acciones específicas son inevitablemente instancias de la aplicación de decisiones más amplias relativas al propósito y al método. Un caminante contrae los músculos de la pierna para dar un paso; da un paso para dirigirse hacia su destino; va hacia su destino, un buzón, para despachar una carta; envía la carta para transmitir determinada información a otra persona; y así sucesivamente. Cada decisión conlleva la selección de un objetivo y de un comportamiento relevante a este; este objetivo puede a su vez ser mediato con relación a un objetivo más distante; y así, hasta alcanzar un objetivo relativamente final. (2) En la medida en que las decisiones lleven hacia la selección de objetivos finales, se las llamará “juicios de valor”; en tanto involucren la implementación de tales objetivos, se las llamará “juicios de hecho”. (3)
Por desgracia, los problemas no llegan al administrador en un paquete envuelto cuidadosamente y con los elementos de valor y los de hecho clasificados en forma prolija. Por un lado, los fines u objetivos finales de organizaciones y actividades gubernamentales se formulan, por lo común, en términos muy generales y ambiguos: “justicia”, “bienestar general” o “libertad”. Entonces, también, los objetivos tal como se los definió pueden ser simplemente medios para la obtención de objetivos ulteriores. Por ejemplo, en ciertos campos de acción, el comportamiento de los hombres generalmente se orienta en torno al “motivo económico”. Sin embargo, para la mayoría de las personas, la ganancia económica no es habitualmente un fin en sí mismo, sino un medio para lograr fines ulteriores: seguridad, confort y prestigio.
Finalmente, los elementos de valor y de hecho pueden combinarse, en algunos casos, en un único objetivo. Por lo general, el arresto de delincuentes se establece como un objetivo del departamento de policía. Hasta cierto punto este objetivo se concibe como un fin en sí mismo, o sea, apunta hacia la detención y el castigo de quienes violan la ley; pero, desde otro punto de vista, se considera a la prisión como un medio para proteger a los ciudadanos, para rehabilitar a los detenidos y para desalentar a potenciales delincuentes.
La Jerarquía de las Decisiones. El concepto de “propósito” (o “finalidad”) implica la noción de jerarquía de decisiones –cada escalón hacia abajo en la jerarquía consiste en la implementación de objetivos establecidos en el escalón inmediatamente superior–. El comportamiento es intencional en la medida en que está guiado por metas u objetivos generales; es racional en tanto elige alternativas que conducen al “logro” de los objetivos previamente seleccionados. (4)
No se debería inferir que esta jerarquía o pirámide de objetivos está perfectamente organizada o integrada en algún comportamiento real. Un organismo del Estado, por ejemplo, puede dirigirse simultáneamente hacia varios objetivos diferentes: un departamento de recreación puede buscar mejorar la salud de los niños, brindarles un buen uso de su tiempo libre y prevenir la delincuencia juvenil, además de lograr objetivos similares para los adultos de la comunidad.
Incluso en los casos en los que no hay una integración deliberada y consciente de estos objetivos en la decisión, debe observarse que por lo general dicha integración se produce de hecho. A pesar de que, al tomar decisiones para este organismo de recreación, el administrador quizás omita ponderar en función de su importancia relativa los objetivos diversos y a veces en conflicto, sus decisiones concretas y la dirección que en la práctica le da a la política de su organismo darán como resultado un conjunto particular de ponderaciones para estos objetivos. Si el programa pone el énfasis en actividades atléticas para varones adolescentes, entonces este objetivo recibe en la práctica un peso real que pudo haber tenido o no en la conciencia del administrador al planear el programa. En consecuencia, aunque el administrador rechace la tarea de integrar consciente y deliberadamente su sistema de objetivos, o sea incapaz de realizarla, no puede evitar las implicancias de sus decisiones concretas, que logran tal síntesis en los hechos.
El Elemento Relativo en la Decisión. En un sentido importante, toda decisión es una cuestión de transigencia. La alternativa que finalmente se selecciona nunca permite un logro completo o perfecto de los objetivos, sino que es simplemente la mejor solución disponible en esas circunstancias. La situación ambiental limita inevitablemente las alternativas que están disponibles y, por lo tanto, establece un tope máximo para el nivel posible de consecución del propósito.
Este elemento relativo a la consecución –este elemento de transigencia– hace que la necesidad de encontrar un denominador común cuando el comportamiento apunta simultáneamente a varios objetivos sea aún más ineludible. Por ejemplo, si la experiencia mostrara que una organización como la Administración de Proyectos de Trabajo (*1) pudiera al mismo tiempo brindar asistencia y realizar obras públicas sin obstaculizar ninguno de estos objetivos, entonces el organismo podría intentar alcanzar ambos al mismo tiempo. Si, por otra parte, la experiencia mostrara que el logro de cualquiera de ellos a través de la organización impidiera seriamente la obtención del otro, entonces debería seleccionarse uno como objetivo del organismo y sacrificarse el otro. Al contrapesar un objetivo con otro, y al intentar encontrar un denominador común, sería necesario dejar de pensar ambos objetivos como fines en sí mismos y, en su lugar, concebirlos como medios para un fin más general. (5)
Un Ejemplo Ilustrativo del Proceso de Decisión. Para entender más claramente las íntimas relaciones que existen entre los juicios de valor y los de hecho en un problema administrativo práctico, resultará de gran ayuda estudiar un ejemplo proveniente del campo del gobierno municipal.
¿Qué preguntas sobre elementos de valor y de hecho surgen en la apertura y mejora de una calle nueva? Es necesario determinar: (1) el trazado de la calle, (2) la adecuada relación entre la calle y el plan maestro, (3) los medios para financiar el proyecto, (4) si el proyecto debe ser otorgado a un contratista o realizado con personal propio, (5) la relación de este proyecto con las tareas de construcción que podrían requerirse luego de la mejora (o sea, cortes de servicios públicos en esta calle en particular), y (6) otras numerosas cuestiones de semejante naturaleza. Estas son preguntas para las cuales deben encontrarse respuestas, cada una de las cuales combina elementos de valor y de hecho. Se puede lograr una separación parcial de ambos elementos al diferenciar el propósito de los procedimientos del proyecto.
Por un lado, las decisiones con respecto a estas preguntas deben basarse en los propósitos a los cuales se destina esta calle, y los valores sociales afectados por su construcción, entre ellos, (1) velocidad y conveniencia del transporte, (2) seguridad del tránsito, (3) efecto del trazado de la calle sobre el valor de las propiedades, (4) costos de construcción, y (5) distribución del costo entre los contribuyentes.
Por otra parte, se deben tomar las decisiones a la luz del conocimiento científico y práctico en cuanto al efecto que tendrán las medidas particulares al concretar estos valores. Acá se incluyen: (1) la relativa suavidad, durabilidad y costo de cada tipo de pavimento, (2) las ventajas relativas de rutas alternativas desde el punto de vista de costo y conveniencia para el tránsito, y (3) el costo total y la distribución del costo de los métodos alternativos de financiación.
La decisión final, entonces, dependerá tanto del peso relativo que se les dé a los distintos objetivos como del juicio crítico sobre la medida en que cualquier plan dado logrará cada uno de los objetivos.
Esta breve reseña servirá para indicar algunos de los aspectos básicos del proceso de decisión, aspectos que serán tratados con mayor amplitud posteriormente en este estudio.