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EL FANTASMA EN LA PSICOSIS
Оглавление¿Por qué hablar de fantasma en la psicosis? Si en la psicosis hemos podido decir cosas tan sencillas sobre el síntoma, también podremos hacerlo sobre el fantasma y, precisamente, el caso Schreber permite seguir el desarrollo de las cosas en la diacronía de su psicosis. Como Schreber relata en sus Memorias de una neurópata, cuando su psicosis empieza –y él lo sabe– surge el primer fantasma famoso: «Qué bello sería ser una mujer en el acto de copular». Al comienzo, el sujeto Schreber reconoce ese fantasma como una idea propia y dice: «Yo tenía la idea de que eso sería hermoso». Como idea no es muy característica, más bien parece algo escandalosa para un presidente del Tribunal Supremo, pero no es todavía un fantasma característico de la psicosis como tal. Lo que será la revelación de la psicosis de Schreber es el momento en que esa idea se convierte en el fantasma de ser la mujer de Dios.
De este modo, me parece que al inicio se mantiene la conformación habitual del grafo de Lacan: la aparición de un fantasma en el campo de la conciencia del sujeto. Es un fantasma que, de entrada, es significado por el sujeto; el sujeto sabe que tiene ese fantasma, es decir, que se puede describir de la misma manera que en el neurótico o el normal.
Es el primer momento. Pero Schreber describe posteriormente la aparición del sentimiento extraño de algo que empieza. En el curso de la psicosis, vemos lo que puede llamarse una inflación progresiva de la significación, la invasión del fantasma sobre la significación completa: el fantasma invadiendo todo el campo de la significación para el sujeto, convirtiendo toda la vida del sujeto en una significación única. Así, aparece una perspectiva de realización del fantasma, éste deviene real y, progresivamente, Schreber cree que su propio cuerpo puede sufrir una transformación real en mujer.
En la concepción lacaniana sobre la comunicación humana, el mensaje donde el sujeto se constituye lo recibe del Otro. Es lo que escribimos con una A entre paréntesis, (A) –es el primer nivel de la concepción lacaniana de la comunicación en general–. Pero eso el neurótico no lo sabe. Así, podemos decir que aquí los paréntesis significan precisamente eso, que en todo efecto de significación el sujeto neurótico –el sujeto supuesto normal– ignora la presencia del Otro en su significación.
En el orden normal de las cosas, la intención de significación del sujeto solamente llega a producir una significación de forma retroactiva. Si hay discurso es porque se tiene una idea de lo que se desea decir. Si la cadena significante se para es porque se produce, retroactivamente, un efecto de significación.
De modo que, si queremos escribir lo que sucede en el psicótico, creo que tendremos que invertir esta cuestión porque el psicótico conoce esa significación y conoce, también, el síntoma como síntoma del Otro. Podemos escribir entonces que, cuando se trata de la psicosis, la presencia del Otro en la significación o en el síntoma no es ignorada, es conocida.
Porque, ¿qué demuestra Lacan sobre el psicótico? No es solamente que el Otro sea el lugar del significante y que de manera habitual ese sea un lugar mudo –el código no habla–; el caso Schreber es mucho más que eso porque el lugar del Otro, del código, del significante, está alterado. Para el psicótico, el código «habla» y el sujeto tiene que escucharlo. Por eso, lo que primero encuentra el sujeto no es el Otro como lugar del significante sino una significación. Eso puede observarse de una manera muy precisa en la clínica de Schreber, cuando él se encuentra con la significación y no con el Otro como lugar de los significantes; el sujeto encuentra antes que nada los mensajes del Otro, al Otro de los mensajes. Es algo que también se demuestra en las presentaciones de enfermos. Lacan señala en estos casos la paradoja de un código constituido por un mensaje; es el aprendizaje de la Grundsprache o el fenómeno de los mensajes interrumpidos.
Ésta es una tentativa de transformar el esquema del grafo del deseo –un deseo de Lacan que figura en los Escritos–, transformar el grafo normal para dar cuenta de los fenómenos psicóticos.
Para dar cuenta, por ejemplo, de los fenómenos intuitivos. ¿Qué son esos fenómenos intuitivos? Por una parte, se trata de la función de la certeza, de que el sujeto está seguro de que cualquier cosa deviene significativa. Es el puro sentimiento de que hay un cambio de significación en el mundo –la función de la certeza es verdaderamente importante en la psicosis–. El sujeto puede recordar que, al empezar su psicosis, primero ha encontrado ese cambio de significación, sin poder decir de qué. Lacan lo señala diciendo que en esos momentos el efecto de la significación se anticipa sobre el desarrollo de la significación, y eso permite –desde mi punto de vista– situar ese primer encuentro con el lugar de una significación enigmática como el encuentro con una significación eventualmente vacía, rechazada por el sujeto.
Y, por otra parte, se trata del lugar de las voces en la psicosis. La posición normal de la voz en el grafo también está invertida. Por eso el sujeto encuentra la voz, en un fenómeno bien conocido en la psicosis.