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Febrero 17
Escúchalo a Él

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“si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones como en la provocación” (Hebreos 3:15)

¿Has escuchado hoy la voz de Dios? ¿Te ha dicho algo tu Creador al empezar este día?

Con seguridad Él te ha hablado, pero quizás no has reconocido su voz en medio de las tareas que estás realizando.

¿Qué clase de palabras crees que Dios le dirigiría hoy a un hijo suyo?

Sin duda serían palabras de aliento para que reconozcas la fuente de tu fortaleza; de motivación para hacer todo con alegría y esfuerzo; de seguridad para que sepas que no estás solo; de ternura para que puedas entender que eres importante para Él; de esperanza para que no te desanimes en el camino; de respaldo para que puedas reconocer que siempre tienes a alguien que mira todo lo que haces; de serenidad para que aprendas a mirarlo todo con asombro y agradecimiento; de regocijo para que sepas que Él comparte tus logros, tus alegrías y éxitos; de consuelo para que experimentes Su presencia en momentos de soledad; y especialmente, Él te diría palabras de amor como solo un Padre puede darle a su más preciado tesoro, por quien está dispuesto a dar la vida.

Sí. Sin duda Dios te ha hablado hoy y te ha dicho todas esas palabras.

Él ha hablado y todo el universo se dispone a obedecerlo, pero ¿qué de ti?

¿Estás listo/a para obedecer la voz del Señor que se levanta esta mañana sobre todo lo creado y pronuncia una bendición eterna sobre sus hijos?

¿Estás listo/a para compartir todas tus cosas con Aquel que te invita a escuchar su voz esta mañana?

Si oyes su voz, no la ignores, no tapes tus oídos, porque no es cualquier voz.

Es la de Aquel que todo lo creó, que tiene el poder para darte el mejor de los días, para cambiar tu lamento en baile, para llenar de nuevo tu cántaro de alegría y de nuevas fuerzas.

Sí, Él es el Dios Altísimo y Soberano de este mundo y toda la creación le obedece cada día.

¿Lo harás tú hoy?

Oración:

Dios amado, mi más grande deseo de este día es ser obediente a tu voz. Es maravilloso poder escucharte desde el momento mismo en que abro mis ojos cada mañana. Descubrir que tengo un día por delante que es un regalo de tu gracia, me llena de regocijo y me alienta para empezar con la mejor disposición de obediencia, reconocimiento y humildad. Este es el día que tú hiciste para que yo me regocije en él. Así quiero vivirlo con el gozo que se tiene al saber que tú estarás conmigo en todo momento de este hermoso regalo de bendición divina. Amén.

Una semilla para cada día

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