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Febrero 22
En las alas del ángel

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“El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen y los defiende” (Salmo 34:7)

¿Tienes la necesidad en este día de sentirte protegido/a, custodiado/a, de que los peligros sean alejados, de que puedas moverte con seguridad a donde quiera que vayas?

Por supuesto que sí.

Cuando se hizo una encuesta para determinar las necesidades que un ser humano debe satisfacer, se halló que sin duda una de las importantes aparte de la comida, el vestido y el resguardo, es la de sentirse seguros.

Hay personas que se sienten atrapadas en cárceles de incapacidad.

Hay quienes creen que no son importantes para nadie.

Hay quienes no se atreven a salir a la esquina de su casa porque los temores los tienen apabullados. ¿Cuántas veces hemos escuchado quienes nos dicen: nadie se preocupa por mí, estoy luchando solo mis batallas, me siento abandonado/a?

A lo mejor tú mismo/a lo has repetido alguna vez.

Pero hoy El Señor tiene un mensaje para ti: nunca estás solo/a. El ángel del Señor está contigo.

Los guerreros del pueblo de Israel cuando salían a la batalla tenían conciencia de algo muy importante. No les importaba tanto si el ejército enemigo era muy grande, si estaba mejor equipado, o si tenía más armas de ataque. No, en realidad lo más importante para ellos era saber que Dios estaba con su pueblo.

Cuando salgas a tu batalla diaria, antes de cruzar la puerta de tu casa para salir a enfrentar todo lo que viene, ponte en las manos del Señor, no pienses que afuera hay enemigos que te quieren dañar, piensa que tienes contigo a un Dios poderoso que cuida cada uno de tus pasos.

Encomienda hoy tus caminos en sus manos poderosas y ten presente a lo largo del día que no estás solo/a, que Dios está contigo.

Eres propiedad divina, has sido comprado/a por precio. Tu tranquilidad parte de saber que estás todo el tiempo en la mente de Dios. Que ya es Cristo quien vive en ti, y que Él mismo ha enviado hoy a sus ángeles para que te cuiden.

Envuelto/a en el amor divino, eres mantenido/a a salvo y estás seguro/a. Dios siempre está contigo como una presencia protectora y amorosa.

Escucha lo que El Señor te está repitiendo en este nuevo amanecer: Yo soy tu escudo, soy tu amparo y tu fortaleza.

Oración:

Hoy te agradezco porque a través de tus palabras me reafirmas que tienes cuidado de mí. Ya no puedo sentirme solo/a o abandonado/a. Aunque el mundo entero se aparte de mí. Aunque no sienta la compañía de alguna otra persona. Incluso, aunque me desprecien o me ignoren, tengo una certeza en mi corazón: ¡tú estás conmigo! y eso me da la seguridad para vivir este día bajo tu amparo y cuidado. Gracias Señor por mantenerme bajo tu protección constante. Amén.

Una semilla para cada día

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