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Febrero 24
La motivación de mi vida

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“nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo” (Filipenses 2:3)

¿Cuál es el motor que impulsa tu vida todos los días?

Piensa por un momento. ¿Serán solo tus ambiciones personales? ¿Serán solo deseos de sobresalir o ansias de fama o de dinero? ¿Será únicamente un deseo de demostrarle a alguien que tú puedes lograr grandes cosas?

O tal vez tienes grandes sueños que forjaste desde mucho tiempo atrás y hoy en día te sirven como motivación diaria.

Lo que sea que motive tu vida, determinará en gran manera la forma como vives cada día.

Este mundo necesita personas determinadas a hacer lo mejor por los demás. Personas que no centran su vida en sí mismas, sino que tienen la capacidad de ofrecer una mano amiga, quitarse el abrigo para favorecer a alguien que tiene frío, compartir su propia cena con el hambriento, o entregar parte de su tiempo para ayudar al necesitado, socorrer a las viudas, visitar a los enfermos, orar por los desvalidos y escuchar al que necesita desesperadamente desahogarse de sus temores o tristezas.

De acuerdo con los estudios realizados acerca de lo que camina normalmente una persona cada día, se estima que son diez mil pasos los que da, y que en total puede llegar a caminar unos ciento ochenta y cinco mil kilómetros durante una vida entera, lo que equivale a dar más de cuatro vueltas alrededor de este gran planeta que habitamos.

Pero la pregunta para cada uno es: ¿Estás usando tus pasos con sabiduría? ¿Estás yendo por caminos adecuados en el cumplimiento de los propósitos divinos para tu vida?

Hoy El Señor nos invita a encontrar las verdaderas motivaciones para tener una vida realizada, llena de gozo y de paz. Él quiere que sigamos sus caminos y que el estímulo que tengamos sea el de servicio, entrega, ayuda, solidaridad, paciencia, fe y especialmente el mayor de ellos que es el amor.

No hagas nada guiado por deseos de venganza, por disputas o peleas.

Más bien usa tus pasos adecuadamente en este día. Camina decididamente guiado por la mano de Dios. Piensa en seguir el ejemplo de Jesús, quien no se aferró a su gloria, más se humilló y pensó en nosotros y por lo tanto, hoy podemos disfrutar del gozo de los redimidos, la paz que sobrepasa todo entendimiento y la seguridad de quien mora bajo la sombra del Omnipotente.

Fíjate bien hoy en cada paso que das. Dios está en cada uno de ellos.

Oración:

Te pido Señor, que en este día guíes mis pasos hacia lugares adecuados. Dame oportunidades para servir de la mejor manera, para dar sin reparos, para amar sin desconfianza, para entregar lo mejor de mi vida en tu obra. Permite que el trabajo de mis manos te glorifique y que muchos puedan recibir bendiciones a través de mí, como un instrumento de tu amor y de tu paz. Amén.

Una semilla para cada día

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