Читать книгу El despertar de un asesino - Jorge Eguiazu - Страница 11

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Juan Cruz fue el nombre elegido por su madre. Se lo había puesto en honor a su abuelo, quien había fallecido un par de días antes de su nacimiento. La alegría que tuvo al sostener por primera vez a su bebé casi sustituyó el sentimiento de amargura que tenía por su abuelo.

A medida que el chico iba creciendo mostraba rasgos que no eran comunes en esa edad. A los cuatro años ya sabía leer y escribir, cuando lo normal es que aprendan alrededor de los seis. Lo mismo sucedía con las matemáticas, podía recitar resultados de operaciones rápidamente y con exactitud, como si tuviera una computadora dentro de su cabeza.

El despertar de un asesino

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