Читать книгу El despertar de un asesino - Jorge Eguiazu - Страница 17

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A los tres días del suceso del baño de la escuela, tanto Juan Cruz como Pedrito fueron convocados para participar en las olimpíadas matemáticas celebradas durante tres días en un pueblo vecino.

Quería creer que, durante ese lapso, Andrés se calmaría y se olvidaría de lo ocurrido. Sabía que era muy difícil pero no imposible. La valentía demostrada ese día era la mejor forma de comprobación.

Por otro lado, ya más tranquilo, J.C. pensó en frío lo que había hecho. Había vuelto a sumergirse en un miedo profundo y temible. Creía que había cometido uno de los más grandes errores de su vida.

Por suerte para ambos, las jornadas de competición estuvieron fabulosas. Como era de esperarse, ambos pasaron los exámenes con las notas más altas y obtuvieron un pase a las competencias regionales. Si las superaban irían a las nacionales.

Pero como todo lo que empieza tiene un fin, a los tres días, tuvieron que emprender el regreso a sus casas.

El despertar de un asesino

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