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III. Análisis espacial del tercer paisaje
ОглавлениеEn el mundo difuso en el que hoy en día podemos encuadrar a la materia relacionada con la actividad planificadora en España, en general, y en esta, en particular, se puede observar una cierta conformación hacia los intereses del mercado de esta materia, que al ser tratada desde un ámbito más local, como es en el que se encuentra ubicado la localidad de Aranjuez, se puede confirmar como el planeamiento urbanístico resulta un aspecto esencial para el buen desarrollo y funcionamiento en términos de sostenibilidad de los núcleos urbanos, y como en la historia de Aranjuez, cuando no ha existido dicho planeamiento se ha producido una serie de desajustes y desórdenes urbanísticos que son de difícil solución. Al ser analizada la planificación urbanística en la historia de Aranjuez, se desprende como, durante los dos siglos y medio de existencia de la ciudad planeada, ésta ha conseguido mantener la coherencia urbanística sobre la que se originó y sustentó a lo largo de los años, y en los momentos actuales puede afirmarse que la ciudad de Aranjuez, es un modelo tanto para los estudios arquitectónicos como para los urbanísticos (aunque con algunas matizaciones, esencialmente cuando se hace referencia a las cuestiones relacionadas con las plusvalías, pues entonces desde esta perspectiva, se puede comprender como el modelo urbano conformado durante estas últimas décadas en Aranjuez, es entendible como insostenible y a su vez contrario a los principios del bien común) (Figura 2).
Fuente: Elaboración propia.
Y es que, dichos espacios se sintetizan en una amplia amalgama de conceptos –convergentes, en ocasiones, divergentes en otras– orientados a la concreción de un Tercer Paisaje que define, o pude llegar a hacerlo, los territorios estudiados. De hecho, en el tratamiento del paisaje, la concreción de los espacios residuales, degradados, cuya obsolescencia llega incluso a estar programada por parte de los poderes públicos, de manera directa o indirecta, podemos remarcan el carácter reiterativo de una realidad que se “construye”, “deconstruye” o se “destruye”, en todos y cada uno de los niveles escalares; reproduciéndose, casi a la manera de producción en masa, en territorios diversos, e, incluso, distantes. De hecho, en Aranjuez se pone de manifiesto el proceso anterior; nos encontramos con la capacidad de producir “lugares” homogéneos, donde las carencias se transmutan de forma idéntica y, hasta simultánea en todo el territorio estudiado, lo que lleva aparejado, la aparición de lugares no clasificados, no definidos, e, incluso, carentes de denominación. Y es que, el factor perceptivo y, sobre todo, de abstracción y, posteriormente, concreción de los mismos –en su carácter reiterativo–, llenan al espacio geográfico de un vacío complejo de precisar y, sobre todo, de evaluar (verdadera paradoja territorial) (figura 3).
Fuente: Elaboración propia.
En esta localidad encontramos no pocas áreas industriales en declive o en desaparición. Y es que, el proceso de valoración del capital inmobiliario circulante requiere el control de una condición externa al mismo: el suelo edificable, que se va a generar en la recalificación de suelo abandonado. No debemos olvidar que en cada ciclo de valoración hay que empezar por “liberar” suelo (en el caso de Aranjuez recalificando el susodicho suelo industrial). La propiedad del mismo en las áreas externas, e incluso en algunas internas, de la ciudad, destinadas a ser ocupada por el crecimiento urbano, presenta al comenzar el proceso, de forma intensa, un carácter patrimonial (quiere esto decir que las transmisiones de propiedad, posiblemente, hasta ese momento se basaban en herencias o en operaciones de compra-venta de suelo rústico; es decir, el tráfico del bien no estaba condicionado, todavía, por las expectativas creadas por la futura utilización urbana). Esto es lo que se conoce como naturalezas intermedias; es decir, los paisajes inacabados, en proceso de construcción. Las susodichas “naturalezas intermedias” sirven para explicar el uso de antiguos espacios industriales obsoletos, tal y como sucede en Aranjuez, cuya transformación debe contemplarse como resultado de procesos diversos, con consecuencias difíciles de calcular (Figura 4).
Fuente: Elaboración propia.
La adaptación de los espacios residuales a la realidad de Aranjuez, su eliminación cuando se cree conveniente, es un proceso en marcha en los momentos actuales, unido, en no pocas ocasiones, a la ya citada propiedad especulativa, y al no siempre alcanzado equilibrio entre la intervención en el territorio de los poderes públicos no corrompidos, y el mercado. De hecho, la susodicha eliminación de los mencionados espacios residuales se está planteando a través del reciclaje de los mismos, si bien parafraseando al profesor Pizzetti, “son un tipo de basura cuyo reciclaje es más difícil, dada su inamovilidad y la imposibilidad de transformarlos en algo que no sea espacio” (Spazi-rifiuto, spazi-scoria, spazi-scarto. En: Casabella, n°. 597-598: 96-97) (Figura 5).
Fuente: Elaboración propia.
Y, por otra parte, dentro del Plan General de Ordenación Urbana de Aranjuez de 1996, se recoge los usos del suelo, concretando cómo se regularizarán, de forma pormenorizada, los usos que afectan a los terrenos clasificados como Suelo Urbano a través de las condiciones de uso establecidas para cada zona de ordenanza, salvo en el ámbito delimitado como P.E.R.I. de la “Estación”. En éste, el Suelo Urbanizable y el Urbano, no se regulan de forma detallada, pues, únicamente, se vinculan los suelos a usos globales, que se desarrollarán en el planeamiento parcial, de forma pormenorizada. Por otra parte, respecto al Suelo No Urbanizable se determinan para la categoría definida, los usos admisibles a nivel global y los específicos condicionados a la calificación urbanística, en virtud de lo establecido en el Art. 53 de la Ley del Suelo, de la Comunidad de Madrid (Figura 6).
Fuente: Elaboración propia.