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El momento más traumático

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El paciente tiene que ir a la experiencia responsable de sus síntomas y revivirla como si estuviese allí. Todo lo que hago durante la regresión es conducir al paciente para que reviva el hecho mareante responsable de su problema actual. Es allí donde se llega al momento cumbre de la regresión, el momento trascendental de la terapia donde está el secreto y la alquimia de la sanación. Una vez que el paciente está en la escena traumática tiene que revivirla en forma completa desde el principio hasta el final de ésta. Si piloteaba un avión y lo derribaron, tiene que reproducir toda la situación desde el instante mismo del impacto pasando por la caída hasta el momento en que el avión se desintegra o se estrella contra el suelo. Si lo enterraron vivo, tiene que reproducir toda la experiencia desde el momento en que lo entierran hasta que se produce la muerte y abandona el cuerpo. Si lo castigaron o lo torturaron o lo encerraron en un sótano, tiene que revivir toda la escena hasta salir de allí. Una vez que el paciente revivió en forma completa la experiencia responsable de sus síntomas tiene que identificar el momento más terrible o más traumático de esta experiencia. Para esto sólo es necesario una pregunta bien precisa:

—¿Cuál fue el momento más traumático o más terrible de esta experiencia?

Aquí, en este momento, está el centro del centro, el núcleo del núcleo. Una vez que el paciente llegó a este punto sólo resta identificar tres cosas:

—¿Cuáles son las reacciones físicas, las reacciones emocionales y las reacciones mentales en ese momento?

Ahora sí, llegué a la raíz del problema actual. Porque son estas reacciones físicas y emocionales las que experimenta la persona en su vida presente y son los pensamientos surgidos en esas circunstancias los que originan los patrones de comportamiento. Éste es el origen de los samskáras y de los vasanás, de las impresiones pasadas y de las tendencias latentes. Aquí se originan los miedos, las fobias, los bloqueos, las incapacidades, las culpas, los conflictos sexuales y también el rencor, la violencia o el deseo de venganza. Y es aquí también donde suele estar el atrapamiento de la conciencia. Éste es el momento durante el cual, al liberarse estas emociones y sensaciones, se produce el drenaje, la limpieza y la liberación del fragmento del alma que estaba atrapado. Es el momento donde la salida impetuosa de energía reprimida provoca la ruptura de la estructura del trauma. Inmediatamente sobreviene el alivio y la desaparición del síntoma.

Para facilitar y completar el insight, la toma de conciencia de cómo estas emociones están afectando a la persona en su vida actual, formulo dos preguntas más,2 siempre dentro de la regresión:

—Ahora vea, ¿de qué manera, todas estas sensaciones están afectando su vida como... (nombre actual del paciente)? Todas estas sensaciones (nombro las sensaciones), ¿qué le hacen hacer?

—Y todo esto, ¿qué le impide hacer?

Con estas dos sencillas preguntas el paciente completa el trabajo terapéutico de la experiencia responsable de sus síntomas y efectúa su proceso de elaboración y de darse cuenta en el instante mismo de la experiencia. A propósito, no hay necesidad de formular preguntas inteligentes durante la regresión. No hay premios por hacer preguntas sofisticadas. Todo lo que necesita el paciente es revivir la experiencia traumática y salir definitivamente de allí. A través de los años, lo sencillo ha probado ser lo más efectivo.

Veremos ahora en un ejemplo práctico cómo se trabaja la experiencia traumática. Marcos tiene dificultades para comunicarse y transmitir lo que siente, sobre todo con aquéllos con los que está involucrado afectivamente. Pero además, experimenta una gran traba para expresarse en público y en su ámbito de trabajo. En la regresión, se encuentra en una vida pasada en la cual él estaba a cargo de la custodia de un rey. Alguien lo traiciona, le tienden una trampa y lo juzgan por algo que él no hizo. Finalmente es condenado y muere decapitado. Veamos la secuencia traumática.

Terapeuta: ¿Cuál es el momento más terrible de toda esta experiencia?

Marcos: Cuando me van a cortar la cabeza.

T: Muy bien, ahora fíjate. En ese momento, cuando te van a cortar la cabeza, ¿cuáles son tus reacciones físicas?

M: Tengo miedo, me pongo duro, tiemblo. Veo los ojos de mi mujer que me mira con duda. Ella no me cree.

T: Muy bien, y en ese momento, cuando te van a cortar la cabeza y ves los ojos de tu mujer que no te cree, ¿cuáles son tus reacciones emocionales?

M: Miedo, impotencia, tristeza. Todos están mirando y nadie me cree.

T: Y en ese momento, cuando te van a cortar la cabeza y sientes la impotencia y nadie te cree, ¿cuáles son tus reacciones mentales?

M: Nadie me escucha. No sé cómo hacer para que esto no pase.

T: Muy bien, ahora fíjate. ¿De qué manera, todas estas sensaciones, están afectando tu vida como Marcos? Todo esto, “tengo miedo”, “todos están mirando y nadie me cree”, “la impotencia”, “nadie me escucha”, “no sé cómo hacer para que esto no pase”; todo esto, ¿qué te hace hacer en tu vida como Marcos?

M: Me quedo en silencio. Me encierro en mi mundo y no quiero escuchar lo que me dicen. Me pongo del otro lado y soy yo el que juzga a los demás y no digo lo que siento.

T: Y todo esto, ¿qué te impide hacer en tu vida como Marcos?

M: No puedo hablar, no puedo decir lo que siento. No puedo decir las cosas que no me gustan. Tengo miedo de que me juzguen.

T: Ahora fíjate una cosa más; ¿qué es lo último que recuerdas antes de dejar ese cuerpo?

M: La impotencia en la garganta. Nadie me escuchó.

Observen de qué manera precisa y sencilla aparece en la secuencia traumática el problema básico por el que consultaba Marcos y cómo él mismo se da cuenta de la forma en que las sensaciones en los instantes previos a la muerte estaban condicionando su vida de relación. Vean también la relación entre la presencia de su mujer y el público en el momento de la muerte y su dificultad para comunicarse con aquéllos a quienes amaba y la traba para expresarse en público. El último recuerdo antes de dejar el cuerpo también es muy importante porque allí quedó la impronta de la impotencia en la garganta que es justamente el órgano de la expresión. Si la experiencia traumática lleva a la muerte como en este caso, hay que acompañar al paciente hasta que su conciencia deje ese cuerpo para terminar así definitivamente con esas sensaciones. Puede suceder que la escena traumática no sea la causa de la muerte en vida pasada. En ese caso hay que conducir al paciente hasta llegar al momento de la muerte en esa existencia. La experiencia de la muerte es fundamental en el proceso terapéutico. Es lo que permite darle un corte definitivo a esa historia y liberar a la conciencia si hay un atrapamiento. La sola visión del cuerpo muerto en una vida pasada puede ser todo lo que necesite una persona para desprenderse de esa historia al tomar conciencia de que ya nada de eso le pertenece. Al vivenciar la muerte profundamente le damos la oportunidad al cuerpo para que experimente todo lo que necesita hacer para agotar las sensaciones del pasado. Y aun cuando se crea que todo esto es producto de la imaginación si el paciente termina su historia con la experiencia de la muerte también habrá terminado con el personaje de la fantasía.

Otro aspecto positivo de la experiencia de la muerte es que al dejar atrás el dolor y desprenderse del cuerpo físico es posible comprender el sentido total de esa vida y de esa experiencia. En ocasiones podremos ver que nos fue necesario vivir determinadas situaciones para aprender algún aspecto en particular. Un paciente que se vio en una vida pasada como discapacitado dijo que necesitó esa experiencia para aprender que todos somos iguales. En una vida más lejana, había sido muy soberbio y despreciaba a todo el mundo, y se dio cuenta de que, todavía hoy, le quedaban restos de esa soberbia para seguir trabajando.

Volviendo al principio, si estoy conduciendo la sesión con un objetivo terapéutico, mi trabajo consiste en ayudar al paciente a revivir el hecho responsable de su problema actual. La historia en sí es anecdótica. Lo que yo debo encontrar son las vivencias traumáticas, significativas o mareantes, sea en una vida pasada, sea en la vida actual. Estas vivencias traumáticas pueden ocurrir durante el transcurso de una existencia anterior, en el momento de la muerte en dicha existencia o bien en la vida actual, durante la etapa intrauterina, en el momento del nacimiento o en la primera infancia. Como regla general, las situaciones traumáticas de esta vida actúan como disparador reactivando las emociones del pasado. Por ejemplo, la asfixia que se experimenta al nacer con una circular de cordón puede reactivar las sensaciones y el recuerdo de una muerte en la horca. Así, se instalan en la vida presente todas las emociones y pensamientos experimentados en el momento de la muerte precedente. Netherton afirma que ningún incidente de vida pasada está totalmente apagado si no se investiga el trauma que lo reactivó. Sea en la misma sesión, sea en una sesión posterior, debo buscar en la vida presente la situación que reactivó la experiencia traumática de vida pasada y trabajarla de igual manera como ya lo hemos puntualizado.

Terapia de vidas pasadas

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