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6. JORGE, I “A fecha de hoy, todavía no sé”

A fecha de hoy, todavía no sé el motivo por el que me destinaron a este colegio. Lo hicieron sin darme muchos detalles: “impartirás clase como profesor, pero informa de aquello que te resulte extraño”. Creo que, intencionadamente, se expresaron de forma ambigua para que yo me viera forzado a dedicar mi atención, únicamente, a cuestiones poco habituales o sorprendentes; pensarían que, de este modo, no se me ocurriría iniciar juegos malabares basados en corazonadas y, así, no coartaría, yo mismo, la posibilidad de dar con “algo”. Pero, esto es solo lo que yo pienso y, de ello, hace ya dos años… Llegué a final de curso. Hacía pocas semanas del accidente y Juanito se estaba recuperando, aunque vivía recluido en su casa.

En todo este tiempo no puedo decir que el resultado de mis observaciones haya sido relevante —de hecho no he necesitado informar, ni una sola vez, a mi contacto— pero, creo entender que sí han ocurrido dos cosas buenas: mis clases han venido a llenar un espacio que estaba vacío —nada, ni nadie, se ocupaba de impartir las materias que he procurado enseñar— y, en segundo lugar, ningún alumno ha sufrido un posible percance o se ha visto envuelto en alguna circunstancia insólita o que le dañara de alguna manera. Y, aunque nunca lo sabré, a ello podría haber contribuido mi estancia en este sitio.

Conforme voy atando cabos, cada vez estoy más convencido de que fue el Páter quien movió los hilos para que me enviaran aquí. Y lo pienso por la estrecha relación que mantiene con el Hospital Comarcal de Ciutat. Allí fue donde una persona, que no conozco, me citó y me dio los pormenores de mi labor en esta escuela. Seguramente, era un médico como yo. No llegó a identificarse y sé que si me lo encuentro por la calle he de evitar, incluso, el saludo. Así están las cosas… Su relación con el cura es un hecho evidente, ya que acude, regularmente, para “salvar almas”, según le gusta decir, y conoce a todo el mundo. Hace las funciones de sacerdote en la planta de los niños. Debió de ocurrir algo que desconozco, y alguien marcó mi destino: ¿Sanidad Médica? ¿Sanidad Médica de acuerdo con el Páter? Yo creo que aquel médico debe pertenecer a esta organización. Tiene sentido que, entre los dos, organizaran la “misión”: mi misión, para más señas…

Al final, hay una cosa que hace cuadrar, de manera lógica, estas suposiciones: mi contrato en el colegio, como profesor de apoyo cultural, es algo en lo que él no ha podido ser ajeno. Esa asignatura no había existido nunca y se le dio forma, para el nuevo curso, en aquellos pocos días del mes Junio en que yo llegué y, ¿quién fue el que puso todo el empeño en el asunto?: el Páter.

—Jorge, ¿estás ahí? Para esto no hacía falta que me hubieras acompañado.

Cala Ombriu, 2085

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