Читать книгу La sostenibilidad y el nuevo marco institucional y regulatorio de las finanzas sostenibles - José María López Jiménez - Страница 92

Lo cierto es que desde hace un tiempo, nuestra nueva realidad es la de un mundo globalizado y altamente interconectado gracias al desarrollo de las telecomunicaciones, generando una interminable cadena de interdependencias que multiplican las posibilidades de aparición del denominado “efecto mariposa” y de los “cisnes negros”. Como se ha podido comprobar en sendas ocasiones lo que ocurre en partes dispares del mundo, afecta cada vez de forma más directa en la evolución nuestra propia economía nacional y, en consecuencia, se amplifica en gran medida las fuentes potencialmente susceptibles de ocasionar un riesgo sistémico.

Los cisnes negros, son sucesos que aparecen de forma inesperada para el observador, ocasionando un enorme impacto socioeconómico y que, una vez materializados, se analizan y explican de manera retrospectiva (a menudo dando la falsa impresión a posteriori de que eran predecibles e incluso esperables). Los ejemplos de cisnes negros propuestos por el propio Taleb incluyen eventos de muy diversa índole; desde el estallido de conflictos bélicos como la Segunda Guerra Mundial o (más recientemente) los atentados del 11-S; hasta la disrupción de nuevas tecnologías con alto impacto en nuestro día, como la aparición de internet. Fruto de lo anterior, parece desprenderse de la experiencia histórica el papel trascendental de los cisnes negros a la hora de producir cambios radicales de tendencia. La mayor parte de estos, se corresponden con acontecimientos clave a menudo catalizadores del cambio socioeconómico que han supuesto fuertes giros en los distintos modelos económicos y políticos, siendo una enorme fuente de error e incertidumbre a la hora de generar estimaciones y proyecciones.

Siguiendo con dicha analogía, el Banco de Pagos Internacional de Basilea publicó en enero de 2020 “The green swan: Central banking and financial stability in the age of change”, proponiendo el concepto del “cisne verde”, para referirse a aquella subespecie más relacionada con el cambio climático. De esta forma, el factor común que comparten ambos tipos de cisnes, verdes y negros, es la magnitud del daño causado a las distintas sociedades y economías. Por el contrario, la diferencia fundamental entre unos y otros obedecen a que, a la vista de las evidencias científicas, tenemos la suficiente certeza como para pensar que los riesgos relacionados con el cambio climático se pueden materializar con carácter inminente. Desde el punto de vista técnico, en la medida en que los riesgos climáticos presentan distribuciones estadísticas de cola gruesa, tanto para los riesgos físicos como para los riesgos de transición, los cisnes verdes guardarán grandes similitudes con sus homólogos negros, presentando características típicas de dichos eventos: (i) Son inesperados para la mayoría de los agentes, siendo ineficaces los métodos tradicionales de estimación de las probabilidades. Su mayor o menor probabilidad de ocurrencia no se puede extrapolar de los datos históricos, (ii) Son de una magnitud e intensidad extrema, (iii) ambos presentan una propensión no lineal, originada y activada por la conjunción de múltiples agentes disruptivos que se retroalimentan entre sí (iv) provocan un efecto cascada, con rápido contagio simultáneo tanto a los distintos sectores como países. Sin embargo, los cisnes verdes son diferentes de los cisnes negros, al menos, en tres aspectos:

i. Aunque el alcance del impacto climático tiene un alto componente de incertidumbre, existe un grado de certeza en que la combinación de los riesgos físicos con los riesgos de transición se manifestará próximamente. A la vista de las pruebas aportadas por la comunidad científica hasta la fecha, somos conscientes de que necesitamos un mayor esfuerzo para reducir los efectos del cambio climático. No obstante, la aparición de estos en un tiempo y lugar determinados siguen siendo una incógnita.

ii. Las catástrofes climáticas suelen ser aún más graves que la mayoría de las crisis financieras sistémicas. La razón es sencilla, pues se amenaza a la propia vida en el Planeta.

iii. La complejidad relacionada con el cambio climático parece de un nivel superior a la existente para los cisnes negros: las intrincadas reacciones en cadena y efectos cascada asociados tanto con los riesgos físicos como con los riesgos de transición característicos de los riesgos climáticos podrían generar un impacto impredecible alterando las dinámicas de sistemas tales como el natural, geopolítico, social y económico.

Más allá de que un fenómeno determinado se presente bajo una taxonomía u otra, la propia existencia de los cines, tanto negros como los verdes, vienen a poner en cuestión uno alguno de los dogmas o principios básicos de la sociedad globalizada. Por ejemplo, la conclusión de que un mercado más integrado lo hace inmediatamente más fuerte y menos propenso a las crisis sistémicas. El exceso de interconectividad característico de la sociedad moderna desarrollada incrementa de manera exponencial el riesgo de catástrofe y la amplitud de sus proporciones.