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5 Organización del entrenamiento y evaluación del rendimiento

Dado que los procedimientos específicos de evaluación del rendimiento y los detalles de la organización del entrenamiento se comentan en los diferentes capítulos (entrenamiento de la resistencia, la fuerza, la velocidad, la movilidad y la coordinación), en este punto nos limitaremos a exponer las nociones, relaciones y fundamentos generales necesarios para su comprensión.

Organización del entrenamiento

La evaluación y control del rendimiento y la planificación del entrenamiento (v. pág. 39 s.) son componentes de la organización compleja del entrenamiento, estrechamente vinculados entre sí y apenas analizables por separado (cf. Schiffer, 1993, 66).

La planificación del entrenamiento debe ser el inicio de todas las acciones de entrenamiento organizadas (cf. Brack, 1993, 62).

Para garantizar una optimización del rendimiento en el proceso de entrenamiento a corto, medio y largo plazo, debemos examinar el estado de rendimiento conseguido en cada momento con la ayuda de procedimientos de evaluación. Los datos registrados se tienen en cuenta para la planificación de los días y semanas siguientes, en el sentido de la modificación o mantenimiento del trabajo que se viene efectuando.

El control de la regularidad del proceso de entrenamiento es indispensable para reconocer a su debido tiempo, a través de la comparación valor ideal-valor real, las desviaciones respecto de los objetivos marcados para el período, y para adoptar, dado el caso, las correspondientes medidas correctoras (cf. Bartonietz, 1992, 12).

Para estos procesos se utiliza el concepto de organización del entrenamiento, o del rendimiento (sinónimos). En este sentido, la regulación del entrenamiento se puede definir, de acuerdo con Carl/Grosser (cit. en Röthig, 1992, 527/528), de la siguiente forma:

“Regulación del entrenamiento significa, resumiendo, el ajuste selectivo (a corto y largo plazo) de todas las medidas de planificación del entrenamiento, de su puesta en práctica (realización) y de los controles de la competición y del entrenamiento con el fin de modificar el estado de rendimiento deportivo (estado de entrenamiento) y de conseguir rendimientos y éxitos en el deporte.”

Así pues, la regulación del entrenamiento incluye la modificación selectiva del valor real momentáneo bajo la perspectiva del estado ideal planteado.

La planificación del entrenamiento debe ser el inicio de todas las acciones de entrenamiento organizadas (cf. Brack, 1993, 62).

Según Adams y cols. (1972, 9), la carga es una magnitud organizativa decisiva para el entrenamiento. Su dosificación correcta constituye el estímulo adecuado para la mejora del rendimiento.

Dependiendo de los diferentes objetivos planteados (rendimiento deportivo máximo, salud o rehabilitación, entre otros), la organización del entrenamiento permite, a través de una gestión minuciosa de los componentes regulables (métodos y contenidos de entrenamiento, etc.), un desarrollo óptimo del rendimiento, teniendo en cuenta también las regularidades de la adaptación y las posibles magnitudes de distorsión.

Dado que la noción de organización del entrenamiento se adoptó como préstamo del lenguaje informático, la expresión “organización del entrenamiento” debería sustituirse, desde un punto de vista científico, por el concepto “organización y regulación” del entrenamiento deportivo (del rendimiento deportivo) (cf. Grosser/Brüggemann/ Zintl, 1986, 12). Aquí entendemos organización como un proceso en un sistema dinámico, en el cual, partiendo de un objetivo planteado, una o varias magnitudes de entrada (input) influyen, basándose en las regularidades propias del sistema, sobre una o varias magnitudes de salida (output) (cf. Carl/Grosser, 1992, 528).


Figura 15. Modelo simplificado de la organización del entrenamiento (de Carl/Grosser, 1992, 528).

El proceso de la regulación se puede representar, de forma esquemática y fuertemente simplificada, con la cadena que se muestra en la figura 15.

No obstante, dado que este modelo no incluye información retroactiva sobre la magnitud de salida ni comparaciones entre valor ideal y valor real, se amplió en la dirección del modelo de circuito regulador (v. fig. 16). En contraposición con el esquema rígido esbozado anteriormente, el modelo del circuito regulador ofrece como ventaja la posibilidad de variar la planificación del entrenamiento sobre la base de controles constantes del entrenamiento y de la competición.

Grosser (cit. en Röthig, 1992, 529; cf. también Grosser y cols., 1986, 17) adaptó este modelo para el ámbito de la metodología del entrenamiento, en función de las necesidades prácticas (v. fig. 17).

En este modelo se distinguen componentes intrínsecos, variables y limitadores (cf. Grosser y cols., 1986, 16, y Grosser/Carl, 1992, 529).

Como componentes intrínsecos –que forman parte de la organización del entrenamiento– se consideran:

•evaluación del estado de rendimiento momentáneo;

•planteamiento de objetivos y normas, planificación del entrenamiento (periodización/distribución en ciclos y sesiones de entrenamiento);

•realización del entrenamiento;

•controles del entrenamiento y de la competición;

•evaluación y comparación de normas;

•informaciones sincrónicas, rápidas y tardías.

Como componentes organizables y conducibles (son intercambiables, modificables, y actúan parcialmente como limitadores) se mencionan los siguientes:

•contenidos de entrenamiento: capacidades físicas, coordinativas y táctico-físicas;

•regularidades de la adaptación y principios generales del entrenamiento;

•métodos de entrenamiento, medidas de regeneración, principios pedagógicos y psicológicos generales;

•momentos situacionales/magnitudes de distorsión, condiciones externas.

La organización y regulación del entrenamiento recorre cinco pasos parciales, estrechamente vinculados entre sí (v. fig. 18).

Como muestra la figura 18, el análisis de los factores que determinan el rendimiento en una modalidad deportiva es requisito indispensable para cualquier proceso de organización y regulación.

En un primer paso se registra, con los procedimientos de evaluación del rendimiento (v. explicaciones posteriores), el estado de rendimiento momentáneo, de forma directa, a través del rendimiento deportivo complejo, o indirecta, a través de componentes aislados. De aquí se deduce, en niños y jóvenes, la clasificación en las llamadas etapas de entrenamiento (v. pág. 53).

En un segundo paso se determinan los objetivos planteados en la planificación del entrenamiento a corto, medio o largo plazo, que se pueden orientar en función de las normas correspondientes a cada período del desarrollo. Al mismo tiempo se busca un ajuste óptimo entre las fases de entrenamiento y las competiciones.

En el tercer paso se ponen en práctica los planes de entrenamiento y competición.


Figura 16. Circuito regulador del entrenamiento deportivo (de Carl, cit. en Röthig, 1992, 529, y 1989, 219).


Figura 17. Modelo de la regulación del entrenamiento (de Grosser, cit. en Röthig, 1992, 529).


Figura 18. Pasos de la organización y regulación del entrenamiento y la competición (modificado de Grosser y cols., 1986, 48/49).

El cuarto paso incluye el control del entrenamiento y la competición mediante las correspondientes observaciones, mediciones y pruebas.

Finalmente, en el quinto paso se evalúan las mediciones, observaciones o pruebas registradas; en caso de ser necesarias, sirven para corregir de forma inmediata el transcurso del entrenamiento y de la competición, o para modificar o mantener el régimen de entrenamiento o competición aplicado hasta el momento (cf. Grosser/Brüggemann/Zintl, 1986, 48/49).

El tema central de la organización del entrenamiento es, por una parte, la organización y regulación de los factores que determinan el rendimiento, y, por otra, las medidas acompañantes del entrenamiento.

En el primer plano de la organización y regulación de los factores determinantes del rendimiento se sitúan las capacidades físicas (resistencia, fuerza, velocidad y movilidad), coordinativo-técnicas, psíquicas y cognitivo-tácticas.

Los aspectos básicos de organización y regulación de las medidas acompañantes del entrenamiento son los factores de optimización, como, por ejemplo, el calentamiento, la carrera final de relajación, la fisioterapia y la nutrición (v. el capítulo correspondiente).

Además la organización del entrenamiento se ocupa de rendimientos de juego complejos y también de la organización a largo plazo del rendimiento de niños y jóvenes.

Evaluación del rendimiento

La evaluación del rendimiento es un requisito previo de la organización del entrenamiento.

Una organización eficaz del entrenamiento presupone fiabilidad en los valores de las pruebas (cf. Bartonietz, 1992, 12).

La planificación del rendimiento máximo individual del deportista a corto, medio y largo plazo sólo se puede efectuar, según Nowacki (1987, 505), sobre la base de un análisis deportivo-médico, detallado y específico de la modalidad, del estado de rendimiento real.

Definición

La evaluación del rendimiento consiste en el reconocimiento y la calificación del nivel individual de los componentes de un rendimiento deportivo o de un estado de rendimiento deportivo.

La evaluación del rendimiento es, junto con la planificación del entrenamiento, el requisito previo básico para la organización del entrenamiento.

Entre los procedimientos de evaluación del rendimiento (Grosser/Neumaier [1988, 19] hablan también de procedimientos de control), se pueden distinguir:

•encuesta, entrevista;

•observación (a cargo del entrenador/preparador; con documentación, cuadrículas, vídeo/película, ordenador y similares);

•tests deportivo-motores;

•evaluaciones de la psicología deportiva;

•evaluaciones de la medicina del deporte (cardiológicas, fisiológicas y bioquímicas);

•evaluaciones anatomo-funcionales;

•evaluaciones biomecánicas.

En medicina del deporte la frecuencia cardíaca (v. pág. 175) y el lactato en sangre (v. pág. 182) desempeñan un papel especialmente importante como parámetros de organización.

Para la organización del entrenamiento se utilizan además los análisis de amoníaco (v. pág. 410) y de catecolaminas (v. pág. 70).

En cuanto al control del rendimiento, distinguimos entre controles directos e indirectos.

Por control de rendimiento directo se entiende el registro del rendimiento deportivo complejo, esto es, de sus características significativas asociadas a una competición. Por el contrario, denominamos control de rendimiento indirecto al registro de componentes aislados del rendimiento practicado durante el tiempo de entrenamiento o en situaciones especiales (asociadas a tareas específicas) (cf. Grosser/Neumaier, 1988, 20).

La tabla 3 muestra las posibilidades del control de rendimiento directo e indirecto en el ejemplo del fútbol.

DirectoIndirecto
Componentes técnicosRegistro de acciones eficaces e ineficaces con los siguientes elementos técnicos: recepción y control del balón, regate, pase, disputa uno contra uno, tiro a puertaRealización: estadio, grabación televisiva o de vídeoBatería de tests técnicos: recepción y control del balón, pase, regate, tiro a puerta, acrobacias, tests complejosRealización: campo de fútbol/pista poli- deportiva y gimnasios
Componentes tácticosRegistro numérico de acciones (p. ej., incorporaciones al ataque), evaluación de formas de comportamiento táctico individual en ataque y en defensa, según un sistema de valoración en dos o más nivelesRealización: grabación en vídeo con un campo de visión adecuado al propósito de la evaluaciónBatería de tests tácticos: examen de la comprensión táctica con la ayuda de escenas de juego, según el procedimiento de “correcto/falso” o de elección múltiple (multiple choice) con una respuesta mejor o variasRealización: no asociada a un lugar determinado
Componentes de condición físicaRegistro del rendimiento de carrera (distancia recorrida con y sin balón); detallado según el número, distancia y velocidad de las carreras; detallado también según los períodos de juego Exámenes telemétricos y análisis de sangre durante el partido o nada más terminado ésteRealización: estadioBatería de tests físicos: para medir la capacidad de rendimiento general en relación con la fuerza, resistencia, resistencia de velocidad, flexibilidad; medición de los parámetros cardiovasculares en condiciones de carga propias del fútbol, p. ej., test de rendimiento en la cinta rodante, simulando el movimiento de parada y arranque del futbolista (con variación de la velocidad del movimiento)Realización: campo de fútbol/pista po- lideportiva, gimnasio, laboratorio médico

Tabla 3. Esquema de las posibilidades de controles de rendimiento directos e indirectos en el fútbol (Grosser/Neumaier, 1988, 22)

Requisitos para los procedimientos de control y de tests (cf. Weineck, 1992, 110 s.)

Criterios de los tests

A la hora de efectuar los tests de evaluación del rendimiento se debe tener en cuenta, por una parte, los correspondientes criterios de calidad, y por otra, su factibilidad (practicabilidad, esfuerzo organizativo, posibles costes económicos). Desde el punto de vista científico distinguimos entre criterios de calidad principales (criterios de exactitud) –validez, fiabilidad y objetividad– y criterios de calidad secundarios (interesan sobre todo en relación con la puesta en práctica), como economía, posibilidades de establecer normas, utilidad y posibilidades de comparación (cf. Grosser/Starischka, 1986, 12). Para los criterios de calidad principales interesan las siguientes indicaciones:

•La validez de una prueba indica el grado en que verdaderamente se registra lo que se debe registrar de acuerdo con la cuestión planteada.

•La fiabilidad de una prueba indica el grado de exactitud con el que se mide la característica en cuestión (exactitud de medición).

•La objetividad de una prueba expresa el grado de independencia entre el resultado de una prueba y la persona que estudia, evalúa y dictamina.

Los coeficientes de correlación para los criterios de calidad en los tests de condición física sirven, según Grosser/Starischka (1986, 14), de ayuda orientativa para entrenador y deportista. De ser posible, se deberían escoger unos tests de condición física con coeficientes de calidad al menos aceptables (tabla 4).

Acerca de los criterios secundarios, Grosser/Starischka (1986, 14) nos proporcionan las siguientes indicaciones.

Se consideran económicos los procedimientos de evaluación del rendimiento:

•realizables en un tiempo breve,

•que no exigen mucho material ni muchos aparatos para el test,

•sencillos de manejar,

•aplicables como test en grupo,

•con posibilidad de evaluación rápida y sin muchas exigencias de cálculo.

Se consideran normalizados aquellos tests que permiten clasificar los resultados individuales como magnitudes de referencia. Los valores normalizados establecidos de modo exacto y específicos de la edad, del sexo, del nivel de rendimiento, del grupo de entrenamiento, etc., racionalizan el trabajo inmediato de evaluación.

Existe posibilidad de comparar cuando disponemos de uno (o varios) test(s) paralelo(s) de un valor informativo similar con lo(s) cual(es) podemos relacionar el test elegido.

Consideramos test útil aquel que registra una capacidad psicofísica de cuyo conocimiento existe una necesidad práctica.

Ventajas, inconvenientes y límites de los tests de evaluación del rendimiento

Ventajas

El registro mediante tests de componentes parciales de la capacidad de rendimiento deportivo presenta, según Sass (1985, 738), las siguientes ventajas:


Tabla 4. Coeficientes de calidad de pruebas deportivo-motoras (de Barrow/McGee 1971)

•Se puede calcular de forma reproducible, con un grado de autenticidad relativamente elevado, determinados factores del rendimiento, como las capacidades físicas y coordinativas o las habilidades técnicas.

•Se puede examinar el estado de rendimiento individual en dichos factores sin influjo del marco global de condicionantes.

•Se puede seguir los progresos del rendimiento en su desarrollo.

•En comparación con la observación, se descarta en gran medida el influjo subjetivo.

Para completar podríamos añadir:

•Los tests de componentes parciales son requisito indispensable para una organización eficaz dentro del proceso de entrenamiento a largo y medio plazo (planteamiento de objetivos parciales en el proceso de entrenamiento plurianual, objetivos en la periodización anual, etc.).

•Los tests permiten compensar déficit parciales, contribuyendo así a evitar causas latentes de estancamiento.

Inconvenientes

Se consideran inconvenientes específicos de los tests de juegos deportivos (cf. también Sass, 1985, 738):

•La complejidad del rendimiento de juego es imposible de registrar.

•La actitud y la motivación frente al test presentan grados muy diferentes en cada jugador, lo cual influye considerablemente en los resultados de aquél (un jugador peor desde el punto de vista del juego puede efectuar un test de Cooper con una motivación sustancialmente mayor que la de un jugador mejor, pues el primero ve aquí una posibilidad “objetiva” de rehabilitar su diagnóstico de capacidad de rendimiento global).

Límites

El valor informativo de los tests de evaluación del rendimiento no se debería sobreestimar. Los resultados aislados de tests físicos, sobre todo en modalidades complejas como, por ejemplo, los grandes juegos deportivos, informan sólo sobre componentes parciales de la capacidad de juego compleja. Tomando como ejemplo los tests de condición física, Grosser/Starischka (1986, 15/16) resumen de la siguiente forma las limitaciones de los tests de evaluación del rendimiento:

•“Los tests de condición física son válidos para la evaluación gruesa de componentes aislados, en parte también complejos, de la condición física. La evaluación fina de las capacidades físicas se reserva para los estudios bioquímicos, biomecánicos y deportivo-médicos, costosos y complejos desde el punto de vista organizativo.

•Los rendimientos deportivo-motores (acciones deportivas motoras) no están determinados ni se explican sólo por las capacidades físicas, sino que en ellos influyen muchos otros componentes del rendimiento, asociados a la personalidad del deportista (y capaces de compensar en gran medida las carencias en dichas capacidades). Así pues, los tests de condición física registran sólo aspectos parciales de los rendimientos de fuerza, de resistencia, de velocidad, etc.; además, aunque unas secuencias motoras relativamente elementales (con escaso componente coordinativo) permitan sacar conclusiones sobre el grado de desarrollo de las capacidades físicas, no se puede conocer con suficiente exactitud su participación real en el origen de los rendimientos deportivos.

•Los rendimientos físicos expresan sólo funciones parciales de la personalidad del deportista, de las cuales no se puede sacar conclusiones adicionales sobre la personalidad global de éste.

•El valor informativo de los diferentes tests de condición física mantiene una estrecha relación con los conocimientos seguros disponibles acerca del objeto de estudio. Los tests físicos sólo producen resultados útiles si tienen en cuenta y se simulan las condiciones de exigencia (estructura) del rendimiento deportivo-motor en cuestión, esto es, si reflejan componentes esenciales de éste.

•Aun teniendo rigurosamente en cuenta las condiciones de realización (v. infra), el resultado del test –y cada medición– puede estar condicionado en grado variable por factores de distorsión como los acontecimientos del momento, el efecto del test –esto es, la incidencia de una realización del test sobre los valores de la segunda realización, la tercera ...– y también por errores casuales.”

Los procedimientos de test asociados a las formas principales (características) de trabajo motor, es decir, a la resistencia, fuerza, velocidad y flexibilidad, suelen carecer, en el ámbito de los juegos deportivos, de la validez y de las posibilidades de comparación necesarias. En la literatura especializada de los juegos deportivos no se encuentran (o apenas) tests normalizados, especificados por grupos de edad, de sexo o de rendimiento. En la mayor parte de los casos se deja a los entrenadores la tarea de comparar los valores registrados dentro de un grupo, de compararlos con valores de años pretéritos o futuros y de extraer de ello consecuencias metodológicas.

En la realización de los tests se da por hecho que el entrenador profesional dispone de posibilidades (financieras, personales y de tiempo) diferentes a las del entrenador no retribuido de un equipo de categoría regional. Por ello, intentamos presentar diferentes posibilidades de tests, aplicables en todos los niveles para el control y la regulación del rendimiento.

Tipos de tests. Modalidades de realización. Tablas de evaluación

En el ámbito de los tests de evaluación del rendimiento distinguimos entre tests deportivo-motores sencillos, que cualquier entrenador puede utilizar en la cancha sin un dispositivo especial de aparatos, y tests deportivo-médicos, factibles sólo en colaboración con una institución deportivo-médica (normalmente con un coste financiero considerable).

La evaluación deportivo-médica del rendimiento aporta conclusiones muy precisas y detalladas sobre el estado y el desarrollo de la capacidad de rendimiento corporal, general y específica, de un jugador; también proporciona información, específica de la modalidad, sobre la configuración óptima del entrenamiento y facilita, en determinadas circunstancias, el pronóstico del rendimiento (cf. Schwaberger y cols., 1984, 25). Estas informaciones se obtienen combinando de forma adecuada los tests de laboratorio y de campo, efectuados varias veces al año en los diferentes períodos de entrenamiento. Los exámenes deportivo-médicos como apoyo del proceso de entrenamiento sólo nos depararán éxitos, según Schwaberger y cols. (1984, 25), si los entrenadores y deportistas desean efectuar dichos exámenes y si comprenden plenamente su sentido.

La ventaja de los estudios de laboratorio radica en sus mejores posibilidades de estandarización y reproducción; sus desventajas tienen que ver con la carencia, manifiesta hasta la fecha, de especificidad por modalidad deportiva, y con un diagnóstico que sólo registra componentes parciales de la capacidad de rendimiento.

Por su parte, la ventaja de las investigaciones de campo radica en su mayor especificidad por modalidad deportiva, y en un registro mejor y más preciso de los cambios de la capacidad de rendimiento deportivo en el transcurso del entrenamiento; su desventaja radica en la dificultad de estandarización, reproducción y ejecución (cf. Keul y cols., 1981, 382). Los estudios de campo resultan especialmente adecuados para observar y, dado el caso, corregir la intensidad de trabajo en las formas de entrenamiento aeróbicas y anaeróbicas; aquí interesa sobre todo comprobar la concentración de lactato en sangre durante una carga de entrenamiento (cf. Kindermann/Keul, 1977, v. pág. 199).

Como resumen podemos afirmar que la planificación del entrenamiento, la evaluación del rendimiento y la organización del entrenamiento presentan interrelaciones muy estrechas.

Sobre la base de la planificación del entrenamiento, y con la ayuda ofrecida por los procedimientos de evaluación del rendimiento, la organización del entrenamiento intenta dirigir de forma selectiva un valor real dado hacia un valor ideal planteado; de forma paralela se planifican las cargas de entrenamiento en función de la situación, se controlan y se evalúan de forma individual.

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